«Saber no es acumular. Saber es sólo Curiosidad»

Isabel Romo nació en Valladolid hace 67 años, pero podría tener 40 menos: escucha a Manu Chao, pinta y va al cine siempre que puede.
Ha cambiado Chamberí («un barrio pijo») por Las Letras («el amor de mi vida»).

Lleva en la mano un cigarro de plástico para dejar de fumar y una chaqueta vaquera por encima de los hombros. Mientras la entrevisto, escuchamos jazz: una música clásica, pero distinta, que con los años sigue pareciendo nueva. El azar ha escogido banda sonora. Isabel es como el jazz: una añeja modernidad.

Se sintió distinta muchas veces. De clase alta, fue madre soltera en 1964. Muchos cortaron con ella. «Mi íntima amiga me dijo: “No subas a mi casa, se te nota el embarazo”».

Más tarde se casó y su matrimonio duró «seis siglos». En cuanto entró en vigor la Ley del Divorcio, se separó de un hombre del que era diferente y al que no conoció del todo hasta casarse («buen padre, pero un desastre como compañero»). Su divorcio fue de los primeros en España.

La última decisión rompedora de Isabel ha sido mudarse. Después de más de veinte años en el barrio de Chamberí, decidió irse al de Las Letras, su gran descubrimiento. Por fin ha encontrado su sitio: «Es el amor de mi vida. Me sacan de aquí y me matan. Mi otro barrio era un aburrimiento total, un cementerio de elefantes. Estaba acotado como un búnker y no había humanidad».

Ahora está a gusto. Sigue aprendiendo más. Sus pasiones: música, cine, literatura... «Saber no es acumular. Tampoco es la culturitis ni el intelectualismo: eso es pedantería. Saber es sólo curiosidad».

Frecuenta la Filmoteca y  las tertulias políticas del Ateneo. Escucha a Beethoven y a Manu Chao. Se dedica a lo que más le gusta desde niña: la pintura. Hace dibujos expresionistas para dejar que la mente «se vaya de vacaciones».

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