Las muertes a manos de la gendarmería marroquí de 37 personas que trataron de saltar la valla de Melilla el pasado 24 de junio sigue generando fuertes críticas a Pedro Sánchez. El último enfrentamiento por estos hechos se ha producido este martes durante la primera jornada del Debate del estado de la Nación. El portavoz de Esquerra Republicana, Gabriel Rufián, ha querido recordarle al presidente del Gobierno sus palabras tras lo ocurrido en la ciudad autónoma: "Usted dijo que no estaba tan mal".

Rufián ha exhibido en la tribuna del hemiciclo tres "balas" rojas que, según ha dicho, fueron utilizadas por la Gendarmería marroquí para matar a 37 migrantes en el último asalto a la Valla de Melilla. El portavoz ha sacado una a una esas balas, durante su primera intervención, explicando que habían sido recogidas en la frontera por su compañera, la diputada María Carvalho Dantas.

"Son balas con las que mataron a 37 personas", ha dicho, un comentario que ha provocado el enfado del presidente del Gobierno, que seguía sus palabras visiblemente serio desde su escaño. "A mí no me llame racista" le espetó Sánchez desde su asiento.

"No ustedes", ha aclarado Rufián, dejando claro que la responsabilidad era de la Gendarmería marroquí, pero subrayando que esa actuación fue avalada por el presidente al asegurar que "no estaba mal".

Tras este enfrentamiento ha tocado el turno de réplica de Sánchez, cuyas primeras palabras han ido destinadas a reprender la actitud de Rufián: "En este hemiciclo la mera exhibición de balas es un error imperdonable", ha dicho en referencia al intento de golpe de Estado de 1981.

"El congreso no es una corte penal, es el templo de la palabra", le ha dicho el presidente del Gobierno, lo que ha provocado una fuerte ovación de su bancada. Acto seguido, ha dado las gracias de forma irónica a Rufián por darle "el carnet de izquierda" hoy: "Ojalá usted también se hubiera levantado de izquierdas y hubiera votado a favor de la reforma laboral". "Se ha equivocado", ha sentenciado Sánchez.

Al terminar la sesión ha sido el propio Rufián el que se ha acercado hasta el asiento de Sánchez y hablar sobre lo sucedido, donde han charlado durante unos segundos antes de despedirse con un apretón de manos.