Que la puesta de sol en Formentera es espectacular es de sobra conocido. Pero que, bien maridada y desde el lugar perfecto, puede mejorar es algo que hemos descubierto en nuestra última visita a la isla.
Concretamente en Can Carlitos, uno de los restaurantes icónicos de La Savina y donde la cocina de Nandu Junbany anima cada día uno de las mejores atardeceres de Formentera.
Tapas -incluyendo sus famosas croquetas, por cierto-, platos para compartir, pescado y arroces articulan la carta de Can Carlitos, que ofrece también un menú cerrado a 60 euros por persona. Lo que con esta calidad, vistas y en Formentera es muy competitivo.
En temporada reservar es casi imprescindible si se quiere comer o cenar en su comedor abierto o tomar algo en alguna de las mesas que, al borde de la arena, permiten una vistas privilegiadas.
De hecho, picar algo en esta zona y probar la carta de cócteles de Can Carlitos es un excelente plan de vuelta de las siempre animadas playas de Ses Illetes y rematar así la jornada.
Aigua y Aire
Justo frente a Can Carlitos y a pie de puerto, Aigua y Aire se sumaron el pasado verano a la oferta de Nandu Jubany en Formentera. Y este verano lo afrontan ya a pleno rendimiento.
Un local estratégicamente situado para quienes llegan o se van. Y también para que surtir de buenas provisiones a los barcos de la zona, con una tienda dedicada expresamente a la venta de platos hechos y productos para comer bien a bordo.
El joven Eudald Jubany se maneja con soltura por aquí -también en Can Carlitos-, gestionando una carta bastante amplia, más desenfadada, pero que se despacha con una calidad notable y unos precios, de nuevo, ajustados para los estándares de la isla.
Aquí es posible comer tapas clásicas, un pollo asado (16 euros, buena pista de los precios que hablamos), fish & chips, huevos estrellados, ensaladas, ceviches, arroces... Confesamos que en muchos sitios semejante variedad sería para echarse a temblar, pero lo cierto es que el sello Jubany se nota para bien.
Los postres merecen una mención especial, porque tienen un protagonismo inusual en un local de este tipo y, según pudimos ver en cocina, incluso con una partida dedicada. Desde unas divertidas y muy ricas manzanas bravas, hasta un helado de pantera rosa hecho en casa o una especie de galleta fina, crujiente, gigantesca y rellena de helado que, al centro de la mesa y para compartir será un éxito seguro.
En la parte superior, la terraza Aire ofrece por las noches una oferta que gira alrededor de la robata -barbacoa japonesa- y se completa con carpaccios, tiraditos, tartares y cócteles.
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