OPINIÓN

El misterioso acento de los 'reguetoneros': descubrimos su procedencia y significado

Omar Montes, en un concierto.
Omar Montes, con la postura que ponía mi abuelo para mirar obras. Y los mismos pantalones.
GTRES
Omar Montes, en un concierto.

¿Se ha fijado amable lector o lectora que algunos (muchos) de los que 'cantan' reguetón o electrolatino o pumpumpumculopumpumbebelpumpum tienen el mismo acento? Sí, es una forma de 'cantar' así como de no tener muchas ganas de vivir. Si la existencia te pesa, canta, princesa.

Siempre me he preguntado por qué se daría este fenómeno. Algunos dicen que es un acento como colombiano, pero no. Cualquiera que conozca Colombia se negaría a dar por buena esa relación. Es algo diferente, un acento como de estorbarte la lengua, como si pesara tanto que no pudieras despegarla de la parte de abajo de la boca. 

Incansable curioso, me lancé a investigar este fenómeno: ¿Por qué todos los reguetoneros 'cantan' igual? ¿De dónde proviene ese acento? Tengo las respuestas. ¿Científicas? No, son de un estudio de la Meloinventing University. 

Los reguetoneros o electrolatineros nacen donde quieren. ¿Sabía usted que las hadas nacen cuando un bebé ríe por primera vez? Con la primera risa de un gato afónico, nace un reguetonero. 

El caso es que la antiquísima tribu (como cinco años tiene) Reguetunga Latinga tiene enviados en todos los continentes y llevan a esos niños tocados por la gracia a su aldea, en lo más profundo de las selvas de un remoto país. Lo mismo es un parque de Pan Bendito, vete tú a saber. 

El caso es que allí les enseñan a hablar. Y así como en algunas tribus de zonas salvajes a los niños se les entrena para ser cazadores, en la Reguetunga Latinga se les entrena el frenillo de la lengua, hasta que éste parece la pata de un perro envenenado y es tan poderoso como brazo de Stalone y no les deja mover bien la lengua. 

Si llegado a los 15 aún puedes tocarte el paladar con la lengua, te abandonan en una gasolinera. 

Luego les instruyen en valores. Son tres: Beber alcohol, las mujeres y sus culos y el desamor. Todo eso bajo la premisa de que los valores del siglo XV eran los valores buenos. 

- Quiero decir que mi pareja es una mujer excepcional, empoderada, y que sus actos lo demuestran día a día de sobrada manera. 

- Ay, bro, pues pon: "Tú no ere' bebecita / tú ere' bebesota / Frikitona, ma', / se te nota.

- ¿Y si quiero decir que estoy a favor del bodypositive, el weloversize y de aceptar los cuerpos no normativos? 

- Ah, entonces: "Tremendo culón / Llama la atención / Parece un maquinón / En acción"

- Y ¿si mi abuela me ha preguntado en Nochevieja que si me echo novia? 

- Fácil, mi pana: "Tití me preguntó-tó-tó-tó-tó-tó-tó / Tití me preguntó-tó-tó-tó-tó-tó-tó (qué pámpara) / Tití me preguntó-tó-tó-tó-tó-tó-tó / Tití me preguntó-tó-tó-tó / (Pero ven acá, muchacho / ¿Y para qué tú quiere' tanta' novia'?"

Demasié. 

Si no han entendido nada, amables lectores, es porque no saben ustedes lenguas muertas, que es como hay que tener la lengua para hablar esta lengua. 

El reguetonés es un idioma de gramática compleja. Más que nada porque se la inventan tal y como les sale de las gónadas. El vocabulario no se declina, se reclina. ¿Que no te rima esa palabra que quieres decir con la otra? La desfiguras en forma y acentuación hasta que suene parecida. Cada vez que un regueronero hace una rima, un académico de la RAE sufre un infarto en su casa. 

Vale, ahí tenemos una explicación, pero ¿qué hace que uno abra la boca y no sepas quién es? ¿Qué provoca esa entonación monocorde como de agonía de un jabalí atrapado en un cepo? 

El Autotune. Si los Mayas hubieran conocido el Autotune, ni dioses de la guerra ni leches, habrían sacrificado gente a ese programa informático. 

Todos lo usan. Todos pasan sus voces por el ordenador. Pero no un poquito. Cuando la NASA quiere probar la potencia de un ordenador, le mete la canción de un reguetonero y la afina. Si no explota, es que es un buen ordenador. 

Pero claro, como todos usan Autotune, todos suenan igual. ¿Por qué no usan otros programas como TeAfino, iQueVoz o el novedoso CristoQuéHagoConEsosGraznidosTune. 

En definitiva, son tan repetitivos que en lugar de artistas son hartistas. Es como el día de la marmota si la marmota hubiera nacido con las cuerdas vocales desfiguradas. Las modas van y vienen... que ésta se vaya. 

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