La I de LGTBI: "Somos intersexuales, no hermafroditas ni bichos raros"

Iolanda Melero, mujer intersexual
Iolanda Melero, psicóloga sanitaria, terapeuta y mujer intersexual
Eva Máñez
Iolanda Melero, mujer intersexual

"Es importante que las nuevas generaciones tengan un referente, que sepan que hay personas ahí para ellos y poder salir de ese estigma", reclama Iolanda Melero, mujer intersexual.

Iolanda pudo encontrar un refugio tras descubrir que era intersexual a los 20 años. En una revisión médica, el doctor que le atendía no disponía de su historial médico y, tras pedir el informe a una enfermera, Iolanda escuchó unas palabras que se grabaron en su cabeza: síndrome de Morris. "Hasta el momento cada vez que preguntaba solo me decían que habían tenido que operarme de 'ahí abajo' y ya está". Al volver a su casa cogió una enciclopedia de su compañera de piso, estudiante de medicina, y descubrió el significado del termino.

Su autodescubrimiento le permitió conocerse, poder informarse y buscar personas en situaciones iguales o similares: "Lo que más me ha ayudado es conocer a gente de mi condición, sentir que no soy un bicho raro y poder vincularme".

A sus 42 años, Iolanda forma parte de la comunidad a través de la asociación, Kaleidos, y otras como GrApSIA, que ayudan, orientan e informan sobre las intersexualidades y sobre el síndrome de Insensibilidad a los Andrógenos y condiciones relacionadas. Iolanda, además de su experiencia personal como mujer interesexual, aporta sus conocimientos como psicóloga sanitaria y terapeuta.

"Todo suele comenzar en la adolescencia, ellos mismos sienten rechazo a su cuerpo por los estándares sociales. Ese rechazo a uno mismo sucede porque no se están viendo reflejados en los otros", explica Claudia Sánchez, psicóloga experta en identidad.

Durante la adolescencia muchas personas intersexuales sufren el rechazo de su entorno al no encajar en los estándares que se han inculcado a lo largo de los años. Por ello existe la necesidad de crear una comunidad que les reconozca, les informe y donde puedan sentirse protegidos y escuchados. 

"El rechazo por el desconocimiento de la sociedad es complicado de llevar. Los niños intersexuales deberían ir terapia para poder aceptarse, ya es complicado si eres normativo pues imagínate que todo no encaja como debería según los estándares sociales", señala Claudia Sánchez.

La voz del colectivo cada vez tiene más presencia. No solo piden visibilidad, sino también que haya una especialización médica y una legislación que les ampare en sus derechos y libertades para poder sentirse protegidos.

"Todavía estamos formando el colectivo, la palabra intersex en España hasta hace unos años resultaba ajena y mostrarnos en público era impensable", comenta Iolanda Melero. Un pequeño gran paso para una comunidad invisibilizada de la que no se ha hablado abiertamente.

Una constante lucha por ser escuchados y conseguir un espacio para sus reivindicaciones. Desde las asociaciones hacen hincapié en ser reconocidos correctamente, el término intersexual usualmente pasa desapercibido o se confunde con otros , incluso dentro del colectivo LGTBI

"No es fácil, no vamos por la calle diciendo soy intersexual. Mucha gente no entiende lo que significa. Cuando escuchan comunidad LGTBI, la gente se queda en esa última letra: 'La I de LGTBI, ¿esto que es?' A lo largo de los años les han llamado todo tipo de cosas, sobre todo van al cliché clasificándoles como hermafroditas. Este colectivo es más complicado, no eliges serlo", explica la psicóloga.

Iolanda Melero, mujer intersexual.
Iolanda Melero, mujer intersexual.
Eva Máñez

"Somos intersexuales, no hermafroditas. La sociedad da por hecho que el hombre es XY y la mujer es XX, pero la realidad es que no en todos los casos es así", declara Iolanda Melero.

La intersexualidad ha girado en torno al término hermafrodita durante años y sigue siendo así, pero, ¿realmente son hermafroditas?

La respuesta es clara: no lo son. El concepto hermafrodita nos transporta a la antigua Grecia, concretamente al mito de Hermafrodito, hijo de Hermes y Afrodita. Su historia relata como una ninfa que custodiaba un pozo, Salmancis, se enamora de este. Tras ser rechazada muchas veces, aprovechó una oportunidad de acercamiento cuando el protagonista se bañó en el pozo, ahí Salmancis pidió a los dioses que quedasen unidos eternamente. Su deseo se hizo realidad y se fusionaron en una única criatura, hermafrodita, con órganos sexuales masculinos y femeninos. 

"Sí, las plantas pueden ser hermafroditas pero no es algo que ocurra en los seres humanos, son caracteres sexuales que no llegan a desarrollarse. En muchos libros de medicina antiguos viene por esa etimología que no existe y es algo que debe cambiar", comenta Claudia Sánchez.

El antecedente mitológico abre la puerta a que exista esa posibilidad pero no va más allá de lo que realmente es: un mito. La ciencia ha demostrado que no es posible que un mismo cuerpo albergue ambos órganos sexuales femeninos y masculinos funcionales. El desconocimiento de la sociedad hace que el verdadero significado de intersexualidad se pierda y quede opacado por antiguos conceptos, poco fieles a la realidad.

"Hay más de 80 tipos de intersexualidad. Cada persona es un mundo, son muchísimos tipos y condiciones. Hay tres niveles: nivel de genitales externos, nivel genitales internos y órganos reproductores y nivel cromosómico", explica Iolanda Melero. 

Cada persona intersexual tienen su propia historia. En el caso de Iolanda, cuando era un bebé de año y medio, una cuidadora de la guardería a la que asistía comunicó a sus padres que "algo no iba bien" con la pequeña. Tenía su zona genital aparentemente hinchada. Sus padres fueron de médico en médico esperando un diagnóstico. Tras muchas pruebas, consultas y secretismo les comunicaron que su hija en lugar de tener ovarios tenía testículos y decidieron realizar una cirugía para retirarlos.

"A los dos años me intervinieron por vez primera para quitarme las gónadas (glándula genital, masculina o femenina, que se encarga de elaborar las células reproductoras). Más tarde a los cuatro años volvieron a operarme para hacerme una neovagina ya que no estaba del todo desarrollada, ¿qué necesidad siendo tan pequeña?", comenta Iolanda Melero. 

En cuanto a las cirugías, los relatos de personas intersexuales sí coinciden: gran parte de las operaciones médicas en infantes intersexuales son innecesarias desde el punto de vista médico. Una de las decisiones más comunes es operar las gónadas, los órganos sexuales internos y genitales de los infantes. Los niños son demasiado pequeños para participar en la decisión y las familias están poco informadas sobre si esas cirugías podrían aplazarse de manera segura.

"Es muy importante informar a las familias, no hay necesidad de exponer a los menores a intervenciones o a tratamientos de hormonas si no está en riesgo su salud", explica Claudia Sánchez. El colectivo ha conseguido influir en el sistema médico haciendo que sus demandas sean escuchadas y poder evitar así las "cirugías correctivas" a tempranas edades.

"Hemos avanzado poco, pero lo importante es que hemos avanzado. Lo bueno es que ya estamos dispuestos a hablar y salir de ese secretismo que tanto nos ocultaba", concluye Iolanda Melero.

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