Rusia se ensaña con Lisichansk e implica a Bielorrusia en la guerra en Ucrania

El soldado ucraniano 'Den' sale de una trinchera en un bosque de Ucrania.
Un soldado ucraniano en una imagen de archivo.
EFE / ESTEBAN BIBA / Archivo
El soldado ucraniano 'Den' sale de una trinchera en un bosque de Ucrania.

El Ejército ruso centra ahora todos sus esfuerzos en el asedio de Lisichansk, el último bastión ucraniano en la región de Lugansk, mientras que implica cada vez más en la guerra a Bielorrusia, según denunció el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.

"Quiero dirigirme hoy a los ciudadanos de Bielorrusia, a la gente, civiles y militares. Estáis siendo arrastrados a la guerra (...). El Kremlin lo ha decidido todo por vosotros. Vuestras vidas no valen nada para ellos", dijo Zelenski en su videomensaje diario.

Las acciones militares se concentran en el Donbás y el sur de Ucrania, pero Moscú no deja de lanzar ataques de castigo contra otras zonas del país, incluida la capital, Kiev. De hecho, un misil ruso alcanzó este lunes de lleno un centro comercial en la región central de Poltava con un saldo preliminar de once muertos y varias decenas de heridos, algunos de ellos graves.

Objetivo, bloqueo de Lisichansk

Tras la retirada ucraniana de Severodonetsk, el centro administrativo en Lugansk, las tropas rusas avanzan a marchas forzadas hacia Lisichansk, considerada la puerta de entrada en la vecina Donetsk. "Están intentando bloquear la ciudad desde el sur, destruyendo todo lo que pueden con su artillería y sistemas de fuego de volea", explicó el gobernador de Lugansk, Serhiy Gaidai.

Denunció que el martilleo enemigo ha destruido ya un gran número de viviendas, edificios administrativos, infraestructura industrial y civil y dos iglesias. Lo mismo ocurre en las localidades adyacentes, que son atacadas desde Popasna, unos 40 kilómetros al sur.

El Estado Mayor General informó de que "cerca de Verkhnokamyanka" las tropas ucranianas "infligieron grandes pérdidas al enemigo y le obligaron a retirarse". Mientras, el jefe de la Inteligencia Militar de Ucrania (GUR), Kirylo Budánov, explicó que el repliegue de Severodonetsk fue una maniobra "táctica" para que los soldados ucranianos no repitieran la misma suerte que en Mariúpol y dificultar el avance ruso hacia Lisichansk.

Una semana para la toma de Lugansk

"Según nuestros militares, el asedio de Lisichansk tiene lugar por cinco direcciones", comentó a la televisión rusa Rodión Miroshnik, embajador de los separatistas de Lugansk en Rusia. El objetivo es tomar la ciudad a finales de esta semana, aunque las milicias separatistas reconocen que los soldados ucranianos "responden y resisten".

"Nuestras tropas han rodeado Lisichansk. Eso sí, no completamente. Hemos entrado en los barrios residenciales y la zona industrial. La ciudad es grande y tendremos que luchar hasta el final de la semana", precisó Vitali Kiseliov, asesor del ministerio del Interior de la república popular de Lugansk.

Según el Estado Mayor, los rusos han consolidado sus posiciones al sur de la refinería local, pero los ucranianos han repelido sus avances en otras direcciones.

Por eso, Gaidai ha recomendado a los habitantes de la ciudad a que la abandonen con urgencia. "¡La situación en la ciudad es extremadamente difícil! ¡Sálvense ustedes y a sus seres queridos! ¡Cuiden de los niños!", dijo.

Bielorrusia, cómplice de los ataque

Después del ataque del sábado contra el norte de Ucrania perpetrado desde territorio bielorruso, los temidos bombarderos estratégicos rusos Tu-22M3 reanudaron en la noche del domingo los ataques con misiles de crucero Iskander desde el mismo país contra Kiev y las regiones septentrionales de Sumy y Chernígov.

Precisamente, el presidente ruso, Vladímir Putin, prometió el sábado a su colega bielorruso, Alexandr Lukashenko, el suministro de Iskander, que pueden portar armas nucleares. "Estamos en guerra con Rusia en nuestra tierra. Aunque hemos visto que ha habido ataques con misiles más de una vez desde Bielorrusia", advirtió Zelenski al recibir a la presidenta moldava, Maia Sandu.

El presidente ucraniano instó a los bielorrusos a ignorar los llamamiento de sus dirigentes, que quieren "sembrar el odio" entre ambos pueblos. "Pero no sois esclavos ni carne de cañón. No tenéis que morir. Y podéis evitar que alguien decida por vosotros (...). Mucho depende ahora de la gente común de Bielorrusia. Y sé que podéis negaros a participar en esta guerra. Vuestras vidas solo os pertenecen a vosotros, no a alguien en el Kremlin", añadió.

En su parte vespertino, el Estado Mayor advirtió que "se espera que continúen" los ataques con misiles desde el territorio y espacio aéreo bielorruso. Con todo, la Inteligencia militar ucraniana cree que Minsk se limitará a ser cómplice de la intervención militar rusa, pero es "muy improbable" que el Ejército bielorruso se involucre en las hostilidades.

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