La última edición de Supervivientes dejó un momento que fue ejemplo de superación cuando Anabel Pantoja logró superar el vértigo que sufre para conseguir una recompensa en forma de comida, que fue doble dado su esfuerzo. 

La prueba consistía en nadar hasta unos postes a unos metros de la orilla, para después, usando dos palos y los agujeros practicados en el poste, trepar por el tronco y conseguir una llave que estaba en lo alto. Con esa llave se abría un contendor con piezas de un puzzle que había que montar en un tiempo determinado. 

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El caso es que Anabel Pantoja se enfrentó entonces al dilema de tener que trepar por el poste, de unos 5 metros de altura, para poder conseguir una ración de torreznos con papatas revolconas, que era el premio. 

El caso es que Anabel, aunque dudando, despacio y temblando de miedo, acabó por conseguir subir y coger la llave. Eso sí, bajó usando los peldaños y no saltando como suelen hacer los concursantes para ganar tiempo. 

Pantoja consiguió en su ronda empatar a número de piezas puestas en el puzzle con Nacho Palau, por lo que se llevó el premio de los torreznos y las patatas, pero además la organización, para premiar su esfuerzo extra, la recompensó con un vaso de leche con cacao, uno de sus alimentos preferidos.