Las máquinas que llevan ya un mes trabajando sobre el edificio de General Pardiñas, 35 apagarán sus motores a finales de julio. Es decir, dos meses y medio después de que el edificio sufriera una explosión por posible escape de gas en el ático. El Ayuntamiento fecha para entonces el fin de la demolición, reconfiguración y estabilización de la estructura de la que se ha encargado al tratarse de una emergencia, pero cuyos gastos corren a cargo de los vecinos.

A partir de entonces, "son los propietarios del inmueble los que decidirán qué es lo mejor para sus intereses: demolerlo, a través de una declaración de ruina urbanística, o realizar una reconstrucción del mismo", ha explicado este jueves el delegado de Urbanismo.

La lucha de los jubilados de Pardiñas: "Queremos vivir en nuestro barrio de toda la vida"

Asimismo, al tiempo que los trabajos avanzan, "se siguen manteniendo distintas reuniones coordinadas por la Junta de Distrito", que es la que gestiona las distintas áreas como Urbanismo o servicios sociales, ha subrayado Mariano Fuentes, pese a que esta es una de las mayores quejas de los vecinos de este edificio: afean que los técnicos acuden a las reuniones sin preparárselas.

La demolición comenzó el 17 de mayo, en el edificio siniestrado, más concretamente, en la cubierta de General Pardiñas 35 y su ático. Eso sí, tratando de salvar el torreón, la fachada y las plantas que puedan ser consolidadas. "Los trabajos se han iniciado de arriba hacia abajo" y también en las zonas que, en principio, se han observado más dañadas, como la zona escalera y otras zonas del inmueble, así como, otras partes de los edificios colindantes: Ayala, 78 y General Pardiñas, 33, tal y como explicó aquel martes el director general de edificación del Ayuntamiento de Madrid, Juan Carlos Álvarez.

La calle Ayala continúa cortada hasta General Pardiñas, al igual que esta última en el tramo que transcurre desde Don Ramón de la Cruz hasta la calle Hermosilla. Eso sí, los vecinos tienen permiso para salir de sus garajes y acceder a estos tramos cortados, en dirección contraria, para poder aparcar. Siempre con cuidado, tal y como explica un agente de movilidad a 20minutos. Por ejemplo, aquellos que quieran acceder a la calle Ayala desde Príncipe de Vergara pueden hacerlo hasta la altura de General Pardiñas, pese a que es sentido contrario. Igual que los que quieran acceder a la calzada abierta al tráfico de la calle Hermosilla, pese a que sea sentido opuesto.