Puig, ante la erosión de mantener a Oltra imputada o la ruptura del Botànic si la cesa de forma unilateral

Archivo - Ximo Puig i Mónica Oltra, en una imatge d'arxiu en Les Corts
Puig y Oltra, en una imagen de archivo en Les Corts.
Rober Solsona / EP
Archivo - Ximo Puig i Mónica Oltra, en una imatge d'arxiu en Les Corts

La decisión de la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra, de resistir al frente de sus cargos (que también incluyen la Conselleria de Igualdad y la portavocía del Ejecutivo autonómico) pese a su imputación por parte del TSJCV por ocultar presuntamente el caso de abusos de su exmarido a una menor tutelada, pone al Gobierno del Botànic que comparten PSPV, Compromís y UP ante la mayor crisis en sus siete años de vida bajo distintas fórmulas. De este modo, cualquier decisión pasa ahora a depender del president, el socialista Ximo Puig: si la destituye de forma unilateral, abre la puerta a una ruptura del pacto de izquierdas, pues Compromís ya le ha advertido ante esta posibilidad; por el contrario, si decide no hacer nada y avalar la continuidad de Oltra, el Consell afronta previsiblemente semanas e incluso meses de desgaste político en paralelo al procedimiento judicial.

Este escenario deja, en cualquier caso, un horizonte complicado para el Ejecutivo de izquierdas que lidera Puig desde el punto de vista político. El principal temor del partido mayoritario, el PSPV, es que este asunto pueda lastrar la imagen de todo el Consell durante el año que, teóricamente, queda hasta las elecciones autonómicas. De hecho, ya lo verbalizó hace un mes la consellera de Justicia (y pareja sentimental de Puig), Gabriela Bravo, cuando afirmó el pasado 10 de mayo, antes incluso de conocerse la postura de la Fiscalía y la posterior imputación de Oltra: "Si se compromete la credibilidad de la institución, me plantearía irme". 

Aunque el propio Puig rebajó esa postura a una opinión personal, las palabras de Bravo, jurista de profesión y nombrada por la cuota del PSPV en 2015, dejan entrever la inquietud socialista de que la situación judicial de la vicepresidenta afecte ya no solo al actual Gobierno valenciano, sino las posibilidades de un tercer Botànic tras la cita con las urnas.

Este viernes, tras las manifestaciones de Oltra en las que se ha negado a renunciar a sus cargos en el Consell, el president ha ido un paso más allá al admitir que se abre una situación "compleja" que necesita un "tiempo de reflexión" y ha apostado por abordarlo "desde la serenidad". "Hay que reflexionar y tomar decisiones", ha expresado.

A un año (en teoría) de las elecciones

El empate técnico que auguran la mayoría de las encuestas entre los dos bloques podría decantarse hacia el lado de la derecha si la erosión política del Botànic se mantiene en el tiempo, con un escenario nada descartable de que el periplo judicial de la vicepresidenta, portavoz y consellera de Igualdad llegue hasta la misma campaña electoral.

Que la estrategia política trazada por Puig hasta los comicios ha saltado por los aires parece evidente tras los últimos acontecimientos. El jefe del Consell relevó a mediados de mayo a cinco miembros de su Gobierno para dar "un impulso" al último año de legislatura: a los cuatro a propuesta del PSPV se unió la salida de Vicent Marzà, de Compromís, de la Conselleria de Educación. Tras este último movimiento, de hecho, se especuló con un posible 'plan B' en Compromís en caso de que Oltra acabe dimitiendo, aunque el propio exconseller dijo que renunciaba para "fortalecer" Compromís desde la faceta orgánica antes de las elecciones.

¿Cree que Ximo Puig debe cesar a su vicepresidenta Mónica Oltra tras su imputación, si ella no dimite?

La crisis de Gobierno, unida a la llegada de los fondos europeos, hacía prever un agotamiento de la legislatura hasta mayo de 2023, para volver a hacer coincidir las autonómicas con las municipales (cuyo calendario se separó en 2019 fruto del anticipo electoral) y aprovechar el tirón de los alcaldes de izquierdas. No obstante, el caso que afecta a Oltra y el deterioro de la situación económica por el aumento de los precios derivado de la invasión rusa de Ucrania han añadido incertidumbre e inquietud en el Botànic y ya hay quien, desde dentro del Ejecutivo, aboga en privado por valorar un posible adelanto electoral como escenario más deseable para contener daños. Más aún teniendo en cuenta otros frentes judiciales: el que afecta al hermano del propio Ximo Puig, imputado por la justificación de ayudas públicas al fomento del valenciano, y el relacionado con el caso Azud y la posible financiación irregular de la campaña del PSPV en 2007.

La firmeza de Oltra ha encontrado, más allá del "respeto a la Justicia" del PSPV, el respaldo sin fisuras en Compromís y la comprensión de Unides Podem. Los distintos cargos de la coalición que lidera la vicepresidenta han mostrado su apoyo a la dirigente, desde figuras representativas como el alcalde de València, Joan Ribó, muy cercano a Oltra durante toda su trayectoria política, el president de Les Corts, Enric Morera, o la coportavoz y líder de Més Compromís, Àgueda Micó, que ha lanzado un serio aviso a Puig este viernes, antes incluso de que compareciera Oltra, sobre la posibilidad de destituirla unilateralmente: "Si eso pasa en contra de a coalición, evidentemente supondría una ruptura" del proyecto del Botànic y de la confianza entre los socios del Gobierno valenciano. 

Ribó, sin embargo, ha añadido un matiz propio este viernes al exponer que, en su opinión, Compromís tiene que celebrar la próxima semana una reunión para "madurar" a partir de ahí una "decisión" sobre Oltra. Esa decisión tiene, en su opinión, "dos vertientes", una "personal" y otra "colectiva" que se debe adoptar "colectivamente". Así, ha apuntado que "hasta que no tengamos" en la coalición "una reunión sobre ese tema" no se podrá "avanzar en esta dirección".

¿Qué hará Puig?

La pelota está, pues, a la espera de movimientos en Compromís, en el tejado del presidente de la Generalitat, que tiene ante sí dos escenarios inmediatos: destituir a Oltra y romper el Botànic, o no hacerlo y blindar el Consell con el consiguiente desgaste e incertidumbre sobre su reedición, y otro quizá a medio plazo, el adelanto electoral. Puig pidió el jueves, nada más trascender la imputación de la vicepresidenta, tiempo para estudiar el auto del TSJCV, y por la noche deslizó una enigmática frase: "Vamos a seguir los tiempos de la Justicia y vamos a abordar en los términos políticos lo que corresponda con tranquilidad y serenidad". 

La duda radica ahora en la concreción de esos "términos políticos" que, vista la reacción de la dirigente de Compromís, no está dispuesta a asumir la vicepresidenta en forma de dimisión, y en qué medida los tiempos de la Justicia afectan a la estabilidad del Botànic.

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