La empresa española encargada de salvarnos del impacto de un asteroide: "Ya ocurrió con los dinosaurios, así que podría volver a pasar"

En 1996, el astrónomo estadounidense Joe Montani descubrió un asteroide durante sus observaciones con el telescopio Spacewatch, en la Universidad de Arizona. El cuerpo celeste fue posteriormente nombrado Didymos y también se descubrió que, en realidad, se trataba de un sistema formado por dos asteroides. ​ ​Montani, que también fue el que bautizó a su descubrimiento, no podía imaginar entonces que pasaría a la historia como la persona que avistó al primer asteroide que cambiará su trayectoria por obra de la humanidad. ​ ​La nave espacial encargada de esta misión partió el pasado mes de noviembre y se estima que impactará con el asteroide más pequeño del sistema -bautizado como Dimorphos- este mismo otoño, intentando desviar su ruta, que, en cualquier caso, no tiene como dirección nuestro planeta. ​ ​De vuelta a la Tierra, concretamente a la localidad madrileña de Tres Cantos, un edificio gris en medio de un polígono industrial alberga la sede de GMV, la empresa española que forma parte de la misión conjunta entre las agencias espaciales estadounidense -NASA- y europea -ESA- para desviar el asteroide Dimorphos.
La empresa española GMV forma parte de la misión Hera, que aterrizará en el asteroide Dimorphos en 2026.
BIEITO ÁLVAREZ
En 1996, el astrónomo estadounidense Joe Montani descubrió un asteroide durante sus observaciones con el telescopio Spacewatch, en la Universidad de Arizona. El cuerpo celeste fue posteriormente nombrado Didymos y también se descubrió que, en realidad, se trataba de un sistema formado por dos asteroides. ​ ​Montani, que también fue el que bautizó a su descubrimiento, no podía imaginar entonces que pasaría a la historia como la persona que avistó al primer asteroide que cambiará su trayectoria por obra de la humanidad. ​ ​La nave espacial encargada de esta misión partió el pasado mes de noviembre y se estima que impactará con el asteroide más pequeño del sistema -bautizado como Dimorphos- este mismo otoño, intentando desviar su ruta, que, en cualquier caso, no tiene como dirección nuestro planeta. ​ ​De vuelta a la Tierra, concretamente a la localidad madrileña de Tres Cantos, un edificio gris en medio de un polígono industrial alberga la sede de GMV, la empresa española que forma parte de la misión conjunta entre las agencias espaciales estadounidense -NASA- y europea -ESA- para desviar el asteroide Dimorphos.
La empresa española GMV forma parte de la misión Hera, que aterrizará en el asteroide Dimorphos en 2026.
BIEITO ÁLVAREZ

En 1996, el astrónomo estadounidense Joe Montani descubrió un asteroide durante sus observaciones con el telescopio Spacewatch, en la Universidad de Arizona. El cuerpo celeste fue posteriormente nombrado Didymos y también se descubrió que, en realidad, se trataba de un sistema formado por dos asteroides.

Montani, que también fue el que bautizó a su descubrimiento, no podía imaginar entonces que pasaría a la historia como la persona que avistó al primer asteroide que cambiará su trayectoria por obra de la humanidad.

La nave espacial encargada de esta misión partió el pasado mes de noviembre y se estima que impactará con el asteroide más pequeño del sistema -bautizado como Dimorphos- este mismo otoño, intentando desviar su ruta, que, en cualquier caso, no tiene como dirección nuestro planeta.

De vuelta a la Tierra, concretamente a la localidad madrileña de Tres Cantos, un edificio gris en medio de un polígono industrial alberga la sede de GMV, la empresa española que forma parte de la misión conjunta entre las agencias espaciales estadounidense -NASA- y europea -ESA- para desviar el asteroide Dimorphos.

"Aunque este asteroide no está catalogado como potencialmente peligroso, todo esto servirá para obtener datos científicos que serán muy importantes para calibrar los modelos que tenemos para que podamos hacer algo en el caso de que realmente haya un objeto que se está acercando peligrosamente a la Tierra", explica Mariella Graziano, directora ejecutiva de sistemas de vuelo y robótica de GMV.

Esta empresa tecnológica española desarrolla el sistema de guiado, navegación y control de Hera, la misión de la agencia espacial europea.

Los integrantes del equipo de GMV trabajando en el desarrollo del sistema de guiado, navegación y control de la misión Hera.
Los integrantes del equipo de GMV trabajando en el desarrollo del sistema de guiado, navegación y control de la misión Hera.
GMV

Sistema de defensa planetaria

Veinte años después de que Montani avistara por primera vez Didymos, la NASA estableció la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria (PDCO) con el objetivo de detectar y advertir sobre asteroides y cometas potencialmente peligrosos y para estudiar medios para mitigar el peligro cuando sea posible.

Todas las posibles acciones frente a un asteroide con capacidad de acabar con la vida en la Tierra habían sido teóricas hasta que los científicos de la NASA descubrieron que Dimorphos, debido a que estará relativamente cerca de la Tierra a finales de este año, era un objetivo perfecto para probar sus cálculos. Con un diámetro de 160 metros, sería lo bastante grande como para destruir una ciudad entera si llegara a chocar con la Tierra, según la ESA.

La misión DART de la Nasa impactará contra el asteroide Dimorphos este otoño
La misión DART de la Nasa impactará contra el asteroide Dimorphos este otoño
GNV

El complemento de la misión de la NASA, que fue bautizada como DART (Prueba de redireccionamiento doble de asteroides), es Hera, gestionada por la ESA. La fecha de lanzamiento de esta última es octubre de 2024 y, tras un trayecto por el espacio de más de dos años, culminará con un aterrizaje sobre el asteroide en diciembre de 2026.

"La parte ESA es muy compleja, porque por primera vez tendremos que ir al lado de este esteroide ponernos cerca, realizar mediciones, hacer fotos del cráter, hacer fotos de de todo, hasta de los gases sobre todo lo que está pasando y adquirir datos científicos que son indispensables para una acción de defensa planetaria", declara Graziano.

Esquema de la misión Hera de la ESA que despegará en octubre de 2024 y aterrizará en Dimorphos en 2026.
Esquema de la misión Hera de la ESA que despegará en octubre de 2024 y aterrizará en Dimorphos en 2026.
ESA

La respuesta frente a una potencial catástrofe

La pesadilla de que un meteorito se dirija irremisiblemente a la Tierra con consecuencias catastróficas ha sido un tema recurrente en Hollywood, con películas como Armageddon, Deep Impact o la más reciente Don’t Look Up.

Muy acorde con la espectacularidad que suele caracterizar a las superproducciones estadounidenses, la respuesta suele ser que la gran potencia mundial envíe un dispositivo nuclear para tratar de acabar con la amenaza, salvando al resto del planeta.

La realidad, según Graziano, es que esa sería la última opción y conllevaría riesgos adicionales. "Cuando explotas algo pierdes el control de las piezas, entonces, esto es una técnica que se puede usar si realmente no te queda más remedio, si es un objeto que es muy grande que está llegando con poco tiempo", explica la ingeniera aeroespacial.

¿Cuál sería entonces la opción más viable para evitar el apocalipsis si un asteroide se dirigiera directo a nuestro planeta? Según Graziano, todo es cuestión del tiempo que se tenga para responder y del tamaño del cuerpo celeste. Si hay tiempo, el impacto cinético, el método que se va a poner a prueba con Dimorphos, es lo más apropiado.

"Hay una relación muy importante entre el tiempo y las dimensiones, tienes que pensar que el espacio muy grande, entonces, si sabes con mucho tiempo, estoy hablando de años, 10 años, si sabes que un objeto puede ser peligroso, una pequeña desviación puede hacer que se mueva porque se va a desplazar por un pequeño golpe", explica Graziano.

Existen otras alternativas, algo menos estudiadas. La ablación láser, consistente en golpear con tecnología láser al asteroide para modificar su trayectoria mediante la vaporización de parte de la roca. La columna de partículas y gases resultantes actuarían en sentido contrario a la trayectoria del asteroide, desviándolo.

Finalmente, también, en teoría, se podría lograr desviar la amenaza sin tener que golpearla de ninguna forma, mediante el conocido como tractor gravitatorio. En este caso, una sonda espacial volaría junto al asteroide, impulsándose para no colisionar y usando la fuerza de la gravedad para atraer a la roca fuera de su órbita.

¿Una amenaza real?

Fracase o no la misión conjunta de la NASA y la ESA en el sistema Didymos, estos dos asteroides pasarán de largo, y no supondrán en ningún caso una amenaza para nuestro planeta. Pero el universo está plagado de cuerpos en desplazamiento, de hecho unas 17.000 meteoritos acaban desintegrados anualmente al entrar en contacto con la atmósfera terrestre.

Rodeada de pantallas con vídeos que simulan el impacto de la nave DART o el aterrizaje de la misión Hera en Dimorfos, Graziano señala una maqueta a escala de los dos cuerpos celestes objetivo de sendas misiones.

- ¿Qué posibilidad hay de que un meteorito potencialmente peligroso se acerque a la Tierra?

- "Que haya una alarma de algo que está llegando a la tierra, no, no lo hay. Ahora mismo no, pero es una posibilidad porque ha sucedido en el pasado por lo cual es una posibilidad. Los dinosaurios se extinguieron por esto", responde Graziano.

- ¿Estaríamos preparados para responder a algo así?

- "Si llegara una asteroide del tamaño del que extinguió a los dinosaurios… habría que verlo". 

REPORTAJES QUE TE PUEDEN INTERESAR:

Si quieres contactar con 20minutos o realizar alguna denuncia o alguna corrección sobre algún tema, puedes enviarnos un mail a zona20@20minutos.es. También puedes suscribirte a las newsletters de 20minutos para recibir cada día las noticias más destacadas o la edición impresa.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento