Aunque aún es una hipótesis pendiente de confirmación, "el aumento generalizado de las temperaturas, como consecuencia del cambio climático, podría explicar la cada vez más frecuente nidificación de tortugas marinas en las costas españolas", según la oceanógrafa Elena Abella.

Hasta ahora se alimentaban en las aguas del litoral español y luego migraban a sus playas de origen en el Mediterráneo oriental o bien en puntos de la costa atlántica americana como Florida para reproducirse pero, a día de hoy, "parecen haber encontrado en nuestras costas las condiciones térmicas idóneas para realizar sus puestas", ha precisado esta especialista en este tipo de reptiles.

Se trata de una situación que se ha detectado también en otros países europeos, en los que el incremento en la temperatura de la arena ha facilitado que comiencen a nidificar en lugares que antes consideraban demasiado fríos para ellas.

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Los nidos los construyen "cuando el agua del mar llega a los 23 ó a los 24 grados de temperatura superficial", algo más habitual ahora que en el pasado, cuando "la ventana temporal que permitía buenas temperaturas para las puestas en España era muy corta".

El sexo de las tortugas marinas está determinado por la temperatura de incubación de los huevos, de forma que, cuanto más alta sea, mayor número de hembras nacen y eso está obligando a estos animales a "trasladarse cada vez más al norte ya que en sus playas de origen la cifra de machos empieza a ser muy baja, y esto podría llegar a provocar incluso su extinción".

Compartir las playas con las tortugas

En el caso de España, hasta el momento se ha avistado seis de las siete especies de tortuga marina conocidas: la tortuga verde, la carey, la laúd, la olivácea, la lora y la boba, aunque es de esta última de la única de la que ha sido posible localizar puestas.

Las nidificaciones acaecen precisamente a partir del mes de junio y hasta principios de octubre, justo cuando las playas se encuentran en su máximo nivel de ocupación por el turismo, algo que, en opinión de Abella, representa "un gran riesgo para la conservación de las tortugas".

Por ello, ha advertido de que "la sociedad debe entender que las playas no son simplemente lugares de recreo, sino ecosistemas poblados por diversas especies" a las que es preciso proteger.

"Aún nos queda por desarrollar una cultura de respeto hacia estos reptiles, que poco a poco irán haciéndose habituales entre nuestra fauna", teniendo en cuenta que "el turismo puede convivir a la perfección con su protección", si bien es preciso que se produzcan "cambios concretos para que ambas actividades sean compatibles".

Así, por ejemplo, la iluminación de los paseos marítimos es útil para el ser humano pero un factor de riesgo para las tortugas que "son muy sensibles a la luz, por lo que, al nacer, pueden desorientarse atraídas por la iluminación artificial, y caminar en dirección contraria al mar, y eso significa su muerte".

El día de las tortugas se celebra formalmente el 23 de mayo, pero el de las tortugas marinas es el 16 de junio para hacer coincidir esta conmemoración con el nacimiento del biólogo norteamericano Archie Carr, que dedicó su vida a la protección y mantenimiento de las poblaciones de este animal y llegó a clasificar casi 80 especies y subespecies.#