Así es el refugio secreto en el que Alberto de Mónaco desconecta de las polémicas

El príncipe Alberto II de Mónaco, en un encuentro con la prensa.
El príncipe Alberto II de Mónaco.
GTRES
El príncipe Alberto II de Mónaco, en un encuentro con la prensa.

La princesa Charlène de Mónaco ha vuelto a desaparecer de los medios de comunicación. Después de su muy sonado regreso entre finales de abril y principios de mayo, la exnadadora daba positivo en coronavirus en los inicios del presente mes y desde entonces ha dejado de estar disponible, avivándose los rumores de que prefiere estar en su refugio. Uno, además, que no es el mismo que el de su marido, Alberto de Mónaco, como recientemente se ha sabido.

Mientras que los medios del Principado dan por hecho que Charlène se encuentra en el palacete Roc Agel, la residencia de verano de los Grimaldi, situada en la ciudad de Peille, en una montaña entre la frontera de Mónaco y Francia, del príncipe creen que está pasando estos días en otra propiedad que tiene un valor especial para su familia.

Se trataría, tal y como ha informado el periodista especializado Stéphane Bern, del Castillo de Marchais. Este está ubicado en la zona de Aisne, en la región de Alta Francia, entre la ciudad de Reims y la frontera con Bélgica, que se encuentra a unos 70 kilómetros. Explica el periodista que la construcción pertenece a la familia real monegasca desde el siglo XIX.

Además, habla de él como del "hogar más secreto de los Grimaldi", hasta el punto de que, añade, "ninguna cámara ha filmado jamás el interior castillo", si bien existen algunas pocas fotografías. Es por ello que el soberano de Mónaco lo utiliza para desconectar de toda polémica y aislarse algunos días de todo el ruido mediático que se origina en torno a su figura, ya que en dicho castillo reviven ciertos pasajes de su más antigua memoria, pues "guarda los mejores recuerdos de su infancia" en él.

Pero pocos con su familia, si bien es cierto que en ocasiones tanto su mujer como sus hijos, los mellizos Jacques y Gabriella, le han acompañado. "Cuando está allí, tiene tranquilidad. El soberano acude para descansar un poco, para poder relajarse y moverse con libertad", añade Bern sobre el lugar donde Alberto II de Mónaco "escapa del mundo".

Explica el periodista que fue comprado por la princesa Antonieta de Mérode-Westerloo, esposa de príncipe Carlos III de Mónaco y madre de Alberto I -es decir, tatarabuela de Alberto II-, en 1864. Entre otras cosas, porque su ubicación favorecía las relaciones estratégicas con la aristocracia belga.

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