Mélenchon y una unión de izquierdas resucitada amenazan la mayoría parlamentaria de Macron

Jean Luc Mélenchon, tras votar en la primera vuelta de las legislativas.
Jean Luc Mélenchon, tras votar en la primera vuelta de las legislativas.
SEBASTIEN NOGIER
Jean Luc Mélenchon, tras votar en la primera vuelta de las legislativas.

Los años 1936 y 1972 son para la izquierda francesa referencias de lo que quieren que sea 2022. En el primer caso, el Frente Popular alcanzó el poder; en el segundo, los partidos progresistas unificaron su programa electoral. Ahora, varias décadas después, la Unión Popular (NUPES) comandada por Jean Luc Mélenchon con sus insumisos abrazados al Partido Socialista y a los Verdes pone en riesgo la mayoría absoluta de Emmanuel Macron (Ensemble) en la Asamblea Nacional . La primera vuelta ya evidenció el cara a cara entre el presidente y quien aspira a ser primer ministro, con una pequeñísima ventaja para la opción liberal.

La Asamblea Nacional reparte 577 asientos y Macron aspira a repetir la mayoría absoluta que consiguió en 2017. Entonces alcanzó la cifra de 351 escaños, aunque con el avance de la legislatura ha ido perdiendo apoyos hasta quedarse por debajo de los 289 que marcan las 'manos libres' para gobernar en solitario. Ahora las encuestas para la segunda vuelta ponen en entredicho que Ensemble pueda reeditar ese apoyo.

En el otro lado, Mélenchon no decae. "El partido presidencial, en esta primera vuelta, ha sido superado y derrotado. Es la primera vez que un presidente recién elegido no logra una mayoría en la Asamblea", se apresuró a decir tras el primer round, celebrando que una mayoría de los suyos sea "posible". Para NUPES, la aspiración es condicionar a Macron desde la Asamblea para que, en palabras del líder insumiso, "no pueda aplicar su proyecto funesto". Solo han pasado dos meses desde las presidenciales y aquella victoria a Emmanuel Macron puede no servirle de nada si acaba con las manos atadas en el parlamento.

Eso sí, pese a lo ajustado de la primera vuelta y las dudas en los sondeos, el presidente tiene posibilidades de repetir mayoría absoluta. ¿Por qué? Por atracción de votos que puedan ser prestados. En aquellas circunscripciones en las que el cara a cara sea entre Ensemble y NUPES, los votantes de los Republicanos e incluso de RN o de Zemmour (aunque estos dudan mucho más) podrían decantarse por Macron. En cambio, la izquierda podría haber llegado ya a su máximo con los respaldos de la primera vuelta, aunque no es descartable que Mélenchon atraiga voto enfadado que optase por la ultraderecha el pasado domingo.

Esto también es parte de la polémica, pues en las zonas en las que la elección es entre Macron o Mélenchon en un lado y las candidaturas de Le Pen en el otro ni el presidente ni el aspirante se han posicionado abiertamente contra la opción de derecha radical, llegando en algunos casos a llamar al voto en blanco en el caso de los candidatos de Ensemble al equiparar "a los dos extremos". Tampoco queda demasiado claro, eso sí, a quién podría beneficiar una baja participación, pues la abstención ya abarcó a casi la mitad de los electores en la primera vuelta.

Una (posible) cohabitación muy compleja

Otro escenario menos probable es el de la cohabitación. Esto es, que el presidente y el primer ministro tengan distinto color político. Emmanuel Macron ya ha amagado con un guiño a la izquierda nombrando primera ministra recientemente a Elisabeth Borne, antigua socialista pero que, en cambio, ha capitaneado su polémica reforma de las pensiones. Llegado el caso, la convivencia entre el presidente y Mélenchon podría ser bastante tortuosa, sobre todo en lo que se refiere a política exterior, pues el insumiso es un euroescéptico reconocido.

Hasta la actualidad ha habido tres ejemplos de cohabitación. El socialista François Mitterrand y el conservador Jaques Chirac en 1986 fueron los primeros, mientras que el propio Mitterrand también convivió con Balladur en 1993. Después, de nuevo Chirac aunque ya como presidente tuvo como primera ministro a Jospin, del PS. No obstante, si llega una nueva cohabitación, sería la primera desde que en 2001 se hizo oficial el cambio de fecha de las elecciones legislativas para que se celebren justo después de las presidenciales. Esto, en teoría, da más opciones al ganador de estas últimas de conseguir una mayoría amplia en la Asamblea.

Javier Carbonell, profesor asociado en SciencePo, explica a 20minutos que lo más realista parece "una mayoría pero no absoluta de Macron, que pueda apoyarse en Los Republicanos" pero el presidente "tiende a superar lo que dicen las encuestas o quedarse en la horquilla más alta". Macron, además, "se suele beneficiar de un voto por defecto". Carbonell hace un matiz: "En la izquierda, eso sí, hay un voto de cambio pero también muchos electores a los que no les gusta Mélenchon. Aquí lo que se mira es quién sabe movilizar a su electorado".

¿Dónde está entonces el éxito, al menos relativo, de la unión de la izquierda? "Mélenchon lo que ha conseguido es establecer la hegemonía de la Francia Insumisa, que parecía que ya se daba por hecha pero no estaba del todo clara. Francia Insumisa es una máquina electoral, pero entre elección y elección desaparece", pero ahora, sostiene el profesor, ha logrado "situarse como estructura y con un programa claro".

En un escenario muy forzado en el que Macron tuviera que elegir primer ministro a Mélenchon, Francia entraría en parálisis. La gran división vendría por la política internacional

Otro logro, en palabras de Carbonell, "es que estas elecciones legislativas hayan ido mucho más sobre políticas sociales concretas y no sobre la extrema derecha, algo que no sucedió en las presidenciales". Pero Mélenchon se encuentra con un problema bastante recurrente. "De momento no conocemos ningún ejemplo de que la extrema izquierda haya conseguido convencer al centro. Mélenchon creo que tiene una estrategia para llevarse al voto obrero que elige a RN, y le veo más en eso que en buscar digamos al elector de centro izquierda", aclara Carbonell, que da una perspectiva más amplia comentando que "en un contexto en el que cada vez menos gente de clase baja vota, menos jóvenes votan y hay más hastío, la política depende de la gente que está en mejor posición, que es la que vota más, que es el voto de Macron y de gente que suele ser más de centro y de derechas". 

"Los partidos de izquierda radical identifican bien los problemas pero de momento no han conseguido movilizar al desmovilizado y Mélenchon es el último ejemplo de esto", sentencia Carbonell. El profesor, con todo, ve prácticamente imposible una cohabitación del insumiso con Macron como presidente. "Asumiendo que ganase más la izquierda no tengo claro que Macron no intentara tentar a los socialistas para que rompieran un poco el pacto de izquierda, con lo que tendríamos una cohabitación de tres", argumenta. Y da otra vuelta de tuerca: "En un escenario muy forzado en el que Macron tuviera que elegir primer ministro a Mélenchon, Francia entraría en parálisis. La gran división vendría por la política internacional".

Por otro lado, Marcos Bartolomé, analista de El Orden Mundial, añade que los resultados "dependerán por una parte de la abstención, sobre todo de los jóvenes, y también de los electores que en primera vuelta votaron por los Republicanos. Es un partido que tiende a ganar en sus feudos tradicionales pero fuera de ellos la elección no está tan clara". Para Bartolomé, el logro de NUPES puede ser "volver a convertir el parlamento francés en un órgano que cuenta, que es relevante, tras cinco años en los que ha sido un órgano con muy poco peso, en una cámara de eco de Macron". 

Esto da otra clave. "Ahora, incluso con otra mayoría absoluta de Macron, habrá una oposición muy potente en la izquierda. Ya se habla de un 'reparlamentarización' de Francia", prosigue el analista, que considera que otro paso que ha dado NUPES es "desenmascarar al macronismo" porque, dice, "el frente republicano contra la extrema derecha que se dio en favor de Macron en las presidenciales no recibe ese respaldo de Ensemble, como se está viendo con los candidatos que no pasaron a segunda vuelta".

Francia, de momento, no da respiro. Tras unas presidenciales que parecían más ajustadas de lo que realmente fueron llegan unas legislativas que, a la larga, serán las que marquen el rumbo del país en los próximos cinco años. Ganar no es gobernar, y eso lo sabe Macron. Mélenchon quiere ser el verdadero vigilante de las políticas del presidente y su modelo es casi opuesto al que plantea el liberal. La de este domingo es, en pocas palabras, la tercera vuelta de la carrera que empezó el pasado mes de abril y que puede decidirse en la foto finish.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento