Declara la primera víctima del presunto asesino de Marta Calvo: "Es un monstruo, denuncié para que no siguiera matando"

Jorge Ignacio Palma, el presunto asesino de Marta Calvo, durante el juicio.
Jorge Ignacio Palma, el presunto asesino de Marta Calvo, durante el juicio.
EFE / Biel Aliño
Jorge Ignacio Palma, el presunto asesino de Marta Calvo, durante el juicio.

Marisol Burón, la madre de Marta Calvo, responde agradecida con el emoticono de un corazón cuando se le envían fuerzas para afrontar las semanas que están por venir. Cuando 20minutos la localizó este martes con la intención de conocer su opinión sobre las dos primeras sesiones del juicio celebrado contra Jorge Ignacio Palma, esta madre coraje declinó necesariamente la oferta. "Yo no veo nada, hasta el día 28 no declaro. No puedo entrar dentro, por lo que me quedo en la calle", explica la progenitora de la joven desaparecida en Manuel hace ya más de dos años y medio y cuyo cuerpo no ha sido localizado.

La madre de Marta Calvo testificará contra el hombre que, según la Fiscalía, acabó con la vida de su hija de 25 años. Por eso no puede seguir las sesiones en primera persona ni estar en sala, para no intoxicarse y evitar que su declaración pueda invalidarse. "Mi marido está dentro y también mi amiga, me mantienen informada de lo que ocurre". 

Gracias a ellos, Marisol Burón conoció este martes el testimonio de la primera mujer que a punto estuvo de fallecer a manos del autor confeso del descuartizamiento de Marta. La joven, que llegó muy nerviosa a la sala de justicia, reconoció haber sido durante años "trabajadora sexual" y estar preparada para lidiar con los clientes: "A nosotras nos enseñan a fingir que consumimos. Solemos tratar con hombres ebrios, drogados o fumados", contó. Pero a través de su relato quedó claro que no estaba preparada para reaccionar a lo ocurrido la noche que pasó con Jorge Palma. 

Entre sollozos se refirió a él como un "monstruo, un asesino" al que tuvo que "denunciar para que no siguiera matando", explicó. Pero ese "monstruo" actuó como una "persona tranquila que sabía lo que hacía" al tratar de drogarla, de forma insistente, con grandes cantidades de cocaína que llevó a la vivienda donde mantuvieron el encuentro sexual. 

"Me propuso hacerme un masaje con aceite, le vi que llevaba la mano cerrada... A medida que iban pasando los minutos me sentía el corazón rápido, sudores fríos...". Lo que relató este martes es el momento exacto en el que la droga comenzaba a hacerle efecto. Pero ella no había esnifado ninguna sustancia, fue su compañero el que a través de diferentes prácticas sexuales acabó depositando grandes cantidades de droga en diferentes partes de su cuerpo, principalmente en los genitales, desde donde la cocaína pasa rápidamente al torrente sanguíneo. 

Consciente de su estado, esta joven se excusó para ir al baño en medio de la "fiesta blanca" organizada por su cliente. Una vez allí, se metió en la ducha y comprobó que el acusado le había metido pequeñas rocas de cocaína en la vagina. Un modus operandi que ratificaron los peritos que también declararon este martes. Ellos fueron, incluso, más allá. No descartan que esa cocaína estuviera "intoxicada y adulterada", mezclada con otras sustancias aún más letales.

Esta víctima recordó cómo le dijo a la "mami" –la mujer que regentaba el piso de esos encuentros sexuales– que la dejase salir, que la había drogado. "Se vistió, me dio un beso en la frente y dijo ‘pobre chica, cómo le gusta la droga’", recordó sobre las últimas palabras del acusado antes de irse. Luego todo transcurrió muy rápido. Ella logró vestirse y llegar a un hospital. "Allí me desmayé, luego me dijeron que cinco minutos más y hubiese muerto", explicó esta víctima. Por su su caso y 10 más –tres de ellos de homicidio–, Palma se enfrenta a una petición de 130 años de cárcel por parte de la Fiscalía y a la prisión permanente revisable que pide la madre.

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