ENTREVISTA | Pussy Riot: "Putin se ha cavado su propia tumba con la invasión de Ucrania"

  • La banda de punk-rock rusa contraria al Gobierno de Vladimir Putin habla con '20minutos' de la invasión de Ucrania.
  • El colectivo feminista y a favor de los Derechos Humanos recogerá un premio en los Alan Turing LGTBIQ+ Awards.
  • El viernes 17 de junio actuarán en el festival Culture & Business Pride, en Tenerife.
En la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, de la Iglesia ortodoxa rusa, se vivió un acontecimiento insólito el 21 de febrero de 2012: tres mujeres irrumpieron en ella y, tras hacer la señal de la cruz y una referencia ante el altar, cantaron la canción Madre de Dios, ¡Fuera Putin! Cubriendo su rostro con sus ya característicos pasamontañas de colores, protestaban contra la reelección del actual presidente de Rusia, Vladimir Putin, razón por la que, poco después, fueron detenidas. Ellas son Pussy Riot, colectivo feminista de punk-rock que actúa en favor de los Derechos Humanos y frente al Gobierno del primer ministro ruso. Su discurso aúna música y provocación política, tratando temas como los derechos LGBTIQ+, el feminismo, la libertad de expresión y la represión de los movimientos artísticos en Rusia. Una lucha que, pese a haberlas hecho pasar por prisión en varias ocasiones, dicen que no ha terminado.
En la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, de la Iglesia ortodoxa rusa, se vivió un acontecimiento insólito el 21 de febrero de 2012: tres mujeres irrumpieron en ella y, tras hacer la señal de la cruz y una referencia ante el altar, cantaron la canción Madre de Dios, ¡Fuera Putin! Cubriendo su rostro con sus ya característicos pasamontañas de colores, protestaban contra la reelección del actual presidente de Rusia, Vladimir Putin, razón por la que, poco después, fueron detenidas. Ellas son Pussy Riot, colectivo feminista de punk-rock que actúa en favor de los Derechos Humanos y frente al Gobierno del primer ministro ruso. Su discurso aúna música y provocación política, tratando temas como los derechos LGBTIQ+, el feminismo, la libertad de expresión y la represión de los movimientos artísticos en Rusia. Una lucha que, pese a haberlas hecho pasar por prisión en varias ocasiones, dicen que no ha terminado.
En la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, de la Iglesia ortodoxa rusa, se vivió un acontecimiento insólito el 21 de febrero de 2012: tres mujeres irrumpieron en ella y, tras hacer la señal de la cruz y una referencia ante el altar, cantaron la canción Madre de Dios, ¡Fuera Putin! Cubriendo su rostro con sus ya característicos pasamontañas de colores, protestaban contra la reelección del actual presidente de Rusia, Vladimir Putin, razón por la que, poco después, fueron detenidas. Ellas son Pussy Riot, colectivo feminista de punk-rock que actúa en favor de los Derechos Humanos y frente al Gobierno del primer ministro ruso. Su discurso aúna música y provocación política, tratando temas como los derechos LGBTIQ+, el feminismo, la libertad de expresión y la represión de los movimientos artísticos en Rusia. Una lucha que, pese a haberlas hecho pasar por prisión en varias ocasiones, dicen que no ha terminado.
Maria Aliójina y Olga Borisova, integrantes de la banda de punk rusa Pussy Riot, posan durante un encuentro con '20minutos'.
JORGE PARÍS

En la Catedral de Cristo Salvador de Moscú, de la Iglesia ortodoxa rusa, se vivió un acontecimiento insólito el 21 de febrero de 2012: tres mujeres irrumpieron en ella y, tras hacer la señal de la cruz y una referencia ante el altar, cantaron la canción Madre de Dios, ¡Fuera Putin! Cubriendo su rostro con sus ya característicos pasamontañas de colores, protestaban contra la reelección del actual presidente de Rusia, Vladimir Putin, razón por la que, poco después, fueron detenidas. 

Ellas son Pussy Riot, colectivo feminista de punk-rock que actúa en favor de los Derechos Humanos y frente al Gobierno del primer ministro ruso. Su discurso aúna música y provocación política, tratando temas como los derechos LGBTIQ+, el feminismo, la libertad de expresión y la represión de los movimientos artísticos en Rusia. Una lucha que, pese a haberlas hecho pasar por prisión en varias ocasiones, no dan por terminada.

En el marco de su gira por Europa, Maria Aliójina (Moscú, 1988) y Olga Borisova (Omsk, 1983), integrantes del grupo junto con Aya Nijazova, se reúnen con 20minutos en Madrid, apenas horas después de haber actuado en Munich (Alemania). Este jueves serán galardonadas con el Premio Espíritu en Tenerife, donde tendrá lugar la gala de los Alan Turing LGTBIQ+ Awards. Al día siguiente actuarán en el festival Culture & Business Pride, y allí compartirán escenario con el músico Carlinhos Brown. Este será su único concierto en España tras cancelarse las actuaciones de Madrid, Barcelona y Zaragoza.

La banda, que se hace llamar 'el azote de Putin', es conocida, entre otras cosas, por sus enfrentamientos con la Policía. El último en trascender fue la detención de Nijazova en Croacia al ser acusada de robo por las autoridades de Turkmenistán, un régimen autoritario de Asia Central. Unos meses atrás, Aliójina huía de su país vestida de repartidora cuando cumplía arresto domiciliario. Pese a todo ello, continúan apelando a la conciencia internacional mediante su particular forma de reivindicar unos derechos que, denuncian, les están siendo arrebatados. 

¿Hasta qué punto el arte puede ser una vía para el cambio?El arte tiene el poder de cambiar el mundo y es algo impredecible e incontrolable. Por eso los dictadores reprimen primero a los artistas, porque ofrecen una imagen de la realidad. Las comunidades y las culturas son más fuertes que los propios gobiernos, y el arte puede unir a gente con los mismos valores. Eso es exactamente lo que necesitamos ahora mismo, acción global y conjunta. EE UU, por ejemplo, tiene la experiencia de Donald Trump. Para superarlo, hizo falta la fuerza del arte.

¿En qué sentido?Porque todos los artistas conocidos, famosos, dejaron de desentenderse de la política y empezaron a involucrarse y a hablar. También pensamos que es una cosa que implica a una comunidad. El movimiento Black Lives Matter, por ejemplo, no es algo que digan un par de políticos, o un par de líderes fuertes que de repente aparecen, sino que procede de la ciudadanía. Creemos que con Putin es posible hacer algo parecido, pero deberíamos recordar que Rusia no es Estados Unidos, y que no hay elecciones, no hay alternativas, no hay libertad de expresión. Es un estado totalitario, y superarlo debe ser una meta global, para la que deberíamos estar unidos.

Ustedes han sido siempre una oposición dura y visible al régimen de Putin. Ahora parece que la invasión de Ucrania ha atraído la atención de la comunidad internacional. ¿Ha llegado tarde la conciencia europea para con Rusia?Sí que creemos que ha llegado tarde, aunque tampoco demasiado. Si las sanciones se hubieran llevado a cabo en 2014, no habría guerra en 2022. Pero si ahora Occidente no reacciona con contundencia, irá a peor. Porque hemos visto cómo la situación en Rusia se ha ido recrudeciendo con el paso de los años, y ahora están sucediendo cosas que habrían sido inimaginables para nosotras tiempo atrás. Si hace diez años alguien nos hubiese explicado la realidad que tenemos ahora, a todos nos habría parecido una broma. Pero es lo que afrontamos ahora, e irá a peor. Y es que está siguiendo el ejemplo de Bielorrusia en muchas cosas, y allí la situación es más grave. Tienen pena de muerte, por ejemplo. Y Rusia está ahora tratando de imponerla. Es un paso muy pequeño que puede conllevar un cambio con gravísimas consecuencias. Y además tienen bombas nucleares. Ese tipo de armas no deberían estar en manos de personas como Putin. Bueno, no deberían existir, en general.

"La situación en Rusia se ha recrudecido con el paso de los años, y ahora están sucediendo cosas que habrían sido inimaginables para nosotras tiempo atrás"

¿Cómo no han saltado antes las alarmas cuando es un país a la cola en infinidad de derechos?Por el dinero. Porque muchas personas simplemente anteponen sus intereses económicos a las vidas humanas, desgraciadamente. Y esto debería frenarse. Es necesario un bloqueo total al gas y combustible ruso. Todos deberíamos luchar contra la indiferencia, porque es el motor de todas las dictaduras del mundo. 

¿Ha habido algún cambio en la sociedad rusa a raíz de la guerra en Ucrania?Sí. Muchos amigos que antes no estaban políticamente involucrados, ahora se han convertido en activistas y han empezado a ayudar a refugiados ucranianos. Hay historias surrealistas, de gente que ha pasado una semana en sótanos, sin comer… En definitiva, viviendo situaciones muy crueles. Y, por ejemplo, estos amigos que ahora están ayudando forman parte de chats y movimientos de ayuda ciudadana que han ido surgiendo. Es una comunidad muy grande, algo que está pasando desapercibido en Occidente. En parte, porque es extremadamente peligroso hablar abiertamente de ello en Rusia. Se están dando juicios no solo contra activistas o políticos, sino contra gente normal, de a pie, que ha hecho solo una cosa.

"Es necesario un bloqueo total al gas y combustible ruso"

¿Como qué?Ahora, por ejemplo, en San Petersburgo y en Moscú se está haciendo muy común que la Policía detenga de forma aleatoria a gente, les requise el móvil y se pongan a revisar las fotos, los mensajes, etc. Y no puedes negarte, porque si lo haces, será peor. El domingo fue el Día de Rusia, una celebración oficial en el país, y conocemos a gente y a activistas que no son rusos a quienes la Policía se presentó en su casa con un papel oficial en el que se les indicaba que no estaban autorizados a ir al metro, porque son políticamente activos. Además, han cambiado la ley, así que tenemos nuevas penas. Por ejemplo, es delito llamar guerra a la guerra, es delito publicar imágenes de Bucha o Mariúpol… Esto es absurdo, pero es nuestra realidad y deberíamos luchar juntos contra Putin, aunque no sea el único dictador del mundo.

¿Ha sido la invasión el inicio del fin para Putin?Sí, por supuesto, Putin se ha cavado su propia tumba con esta guerra. Sin embargo, en 2014 también luchamos de esta forma, por lo que puede ser peligroso tener demasiada esperanza. Sí que es verdad que entonces no estaba tan claro para el resto del mundo. Ahora tenemos algo más de apoyo. Pero aun así, esperamos con todo nuestro corazón que el mundo entero tome cartas en el asunto, finalmente, y que juntos, desde dentro y desde fuera, paremos los pies a Putin y detengamos la guerra.

Han pasado más de 10 años desde que Pussy Riot nació. Si pudieran volver a 2011, ¿tomarían los mismos pasos?Sí, porque todos los pasos que hemos dado han tenido un significado y un impacto importante.

Hay quienes dicen que su forma de expresarse es agresiva...Puede haber vías más radicales. De hecho, especialmente en este momento, tendría que ser el camino que deberíamos estar tomando, porque necesitamos parar esta guerra.

En unos días presentarán en Tenerife su espectáculo 'Riot Days'. ¿De qué se trata?Es una performance política. Teatro documental con canciones y giros inesperados. Es, en definitiva, un manifiesto punk y una llamada a la acción para todo el mundo, independientemente de donde sean, y a pesar de las diferencias. Esta es la historia de Maria Aliójina, desde la primera acción en la que participó, que fue en la Plaza Roja de Moscú, hasta los dos años que estuvo presa en la colonia penitenciaria de los Montes Urales. Olga Borisova es la editora del libro, que esperamos que algún día pueda publicarse en España. En Tenerife presentaremos Riot Days y recibiremos el premio por nuestra lucha por los derechos LGTBIQ, aunque para nosotras es también una oportunidad para hablar de la situación en nuestro país.

¿Qué ha ocurrido con sus conciertos en España? Se han cancelado las actuaciones en Zaragoza, Madrid y Barcelona. Se habló de la escasa venta de entradas, aunque ahora sostienen que la culpa es de los promotores…Creemos que fue un problema de los promotores. Simplemente los cancelaron de golpe. Fue extraño, pero está bien, y son cosas que pasan… Espero que podamos volver, pero para ello queremos que todo el texto del show sea transcrito a español.

¿Qué importancia tiene la celebración de eventos como los Alan Turing LGTBIQ+ Awards?Son importantes porque en Rusia la gente no tiene derechos, y somos víctimas de homofobia y del patriarcado. Es una gran oportunidad para poner estos problemas en primer plano y que mucha gente vea que somos un colectivo que abarca a mucha gente a la que nuestro propio Gobierno odia. Creemos que es también una opción increíble para interactuar con tu comunidad y entender que somos muchos, y que podemos encontrarnos abiertamente y sin miedo a recibir ninguna violencia física, como nos ocurriría en Rusia.

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