Transcurridos tres meses desde que el Congreso de los Diputados le confiase la investigación de los casos de abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia católica, el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha solicitado comparecer en sede parlamentaria a petición propia para dar cuenta de los avances de su trabajo. La Mesa y Portavoces de la Comisión Mixta de Relaciones con el Defensor del Pueblo fijará, próximamente, el día y la hora de la comparecencia.

Hace apenas un mes, Gabilondo anunció la creación de un buzón electrónico y una oficina para atender a las víctimas de abusos en la Iglesia a través de un equipo de especialistas en distintas áreas, si bien de momento no ha ofrecido más detalles de su labor. 

A principios de marzo, todos los grupos parlamentarios, a excepción de Vox, apoyaron la propuesta de PSOE y PNV de encargar a esta institución pública la creación de una comisión de expertos que investigara la pederastia perpetrada durante décadas en el clero. Gabilondo asumió el encargo con "responsabilidad" y aseveró que pondría a las víctimas en el "centro". 

El Defensor del Pueblo también puntualizó que su equipo no se dedicaría a "hacer un juicio" ni especificarían "el alcance penal" que tienen las acciones en su futuro informe. "No somos un tribunal ni nos vamos dedicar hacer un juicio", incidió.

Investigación paralela 

La iniciativa parlamentaria no gustó a la Conferencia Episcopal Española (CEE), que ya había encomendado semanas antes al despacho de abogados Cremades & Calvo-Sotelo a realizar la misma tarea. De momento, en sus tres meses de auditoria, unas 60 víctimas han contactado con la firma legal para denunciar su historia.

El despacho que investiga los abusos en la Iglesia recibe unas 60 denuncias en tres meses

Así, el Defensor del Pueblo ha trabajado sin contar con el apoyo pleno de los obispos. Aunque el presidente del bufete, Javier Cremades, haya afirmado siempre que ha tenido oportunidad que ambas investigaciones son "compatibles" e incluso puede "compartir información".

Desde el primer momento en el que asumió el encargo, Gabilondo se mostró abierto a colaborar con el despacho, pese a dejar claro que dicha auditoría no había sido encargada por la víctimas, por lo que debía ser la firma la que pensase cómo iba a cooperar con la comisión del Defensor y no al revés.