Los campos extremeños se han visto afectados este año por una plaga de langosta marroquí o mediterránea, lo que ha tenido graves consecuencias en los cultivos y negocios de los ganaderos, concretamente, en las localidades de la región de La Serena, en Badajoz. 

Se trata de localidades como Cabeza del Buey, Zarza Capilla y Peñalsordo, que han visto sus cosechas plagadas de este insecto que se reproduce de manera masiva y busca alimento en estos campos de cultivo. 

Consecuencias de una plaga de langosta marroquí

En primer lugar, hay que saber que Extremadura posee la mayor zona permanente de langosta marroquí en España, específicamente, la comarca de La Serena, en Badajoz, y la de Los Llanos, en Cáceres. Estas y otras zonas menores hacen que cuente con la mayor superficie de hábitat de langosta de España.

La langosta marroquí, conocida también como langosta mediterránea (Dociostaurus maroccanus), se puede desplazar miles de kilómetros y que basa su alimentación en todo tipo de plantas.

Así, la principal consecuencia de una plaga de este insecto es, precisamente, que arrasan a su paso los grandes cultivos, con el consiguiente problema económico. 

Además, al acabar con los cultivos, otra de las consecuencias directas es que arrasan con el sustento de los animales de pastoreo. 

De hecho, según un documento del Ministerio de Agricultura, las larvas en estado solitario, ninfas y adultos, se alimentan del pasto de la finca donde avivan, pudiendo invadir y devorar los cultivos vecinos.

Las larvas y ninfas gregarias avanzan juntas en cordones, comiendo a su paso todo el pasto y los cultivos próximos. Por su parte, los adultos gregarios invaden áreas y devoran cultivos distintos a los de la fase solitaria.

"Se calcula que un individuo puede comer cada día entre el simple y el doble de su peso vivo, por lo que una sola langosta mediterránea llega a consumir, a lo largo de su vida, entre 33 y 66 gramos de pasto", especifican.