Una plaga de langosta marroquí, también denominada mediterránea, está afectando gravemente a los cultivos y a los negocios ganaderos en Badajoz, en un conjunto de localidades de la región de La Serena limítrofes con Ciudad Real. Actualmente, esta especie se encuentra en su fase gregaria, momento en el que es capaz de formar mangas -como se denomina a los agrupamientos de millones de ejemplares- en búsqueda de alimento que ahora encuentran en las cosechas extremeñas.

Los vecinos de las localidades afectadas -Cabeza del Buey, Zarza Capilla y Peñalsordo- están desbordados por la llegada masiva de este insecto que se puede desplazar miles de kilómetros y que basa su alimentación en todo tipo de plantas, arrasando a su paso los grandes cultivos y acabando así con el sustento de los animales de pastoreo. Ante esta situación, los agricultores y ganaderos han pedido medidas adicionales a la Junta de Extremadura, cuyo programa de prevención ha quedado totalmente desbordado en esta llegada masiva. 

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Según ha informado en diario local Hoy,  esta ola de langostas podría estar relacionada con las condiciones meteorológicas, especialmente con las sucesivas olas de calor que pueden favorecer su aparición en torno a humedales como los embalses cercanos existentes en la zona. Unas condiciones que han hecho inútiles los tratamientos fitosanitarios llevados a cabo por la Dirección General de Agricultura y Ganadería.

Tal y como recoge el diario antes mencionado, la zona se caracteriza por haber aumentado mucho su concienciación con la agricultura ecológica, algo que habría llevado a la Junta a prohibir ciertos productos contra las plagas. Esto ha aumentado el descontento de los trabajadores del campo, que ahora contemplan como su trabajo está siendo completamente arrollado por la 'nube' de langostas. 

Este problema, que ha crecido en los últimos años en la zona, aparece ahora de nuevo en una de las mejores zonas del país para la convivencia de estos animales en fase gregaria -aquellas con suelos que apenas se aran- y que podrían acabar con unas 400.000 hectáreas de cultivos, según señalan desde la comunidad vecina, la Junta de Andalucía.