¡El regreso de ABBA! Después de 40 años sin dejarse ver juntos, tras miles de tributos mediocres, un musical de éxito internacional y unas brillantes películas, la banda sueca más famosa de todos los tiempos se reúne para… ¿defraudar? 

ABBA, además de buena música, son un sinónimo de hacer dinero, pero ¿vale todo? Anni-Frid, Benny, Björn y Agnetha se reunieron la pasada semana en Londres. Los célebres ganadores de Eurovisión lucían impolutos en el ABBA Arena, el estadio que se ha construido para albergar su nuevo espectáculo. ABBA Voyage, que así se llama su pretencioso show, es un auténtico viaje: una experiencia extrasensorial muy mejorable que revive a los ABBA de antaño convertidos en ABBAtars.

ABBA estrena el musical 'Voyage' en Londres tras 40 años sin dar conciertos

Fui a ver el espectáculo dos días después de su estreno, pagué unos 90 € por mi entrada y, aunque es cierto que flipé en colores, no volvería. Gracias a la tecnología y a los trajes de captura de movimiento como los que se usan en el cine, tuve la sensación de haber viajado en el tiempo y de estar en un concierto de los suecos, pero las malas decisiones artísticas arruinaron mi experiencia.

Canciones aburridas, la imperdonable ausencia de Super Trouper, vestuarios robóticos que no pintaban nada y proyecciones de los ABBAtars estilo videoclip que rompían la magia de la ilusión de pensar que les estaba viendo en directo… Coreografías imposibles más típicas de la Spice Girl deportista que de Frida, cortos de animación terribles y nada de confeti al final.

ABBA Voyage es una experiencia interesante que podría marcar el futuro del show business. Nos da la oportunidad de revivir a las grandes estrellas de la música haciéndolas accesibles para las nuevas generaciones, pero también es un espectáculo tremendamente caro (a juzgar por su dudosa dirección artística) y la demostración de que no hay nada como un directo.