El aire acondicionado es uno de los aparatos domésticos que más energía consume, aunque todo depende del modelo y de factores como la potencia. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), "el consumo del aire acondicionado varía en función de dónde se ubique tu vivienda, su aislamiento térmico y su orientación, la temperatura que haya en el exterior y la temperatura interior que tú fijes".

En este sentido, añade la organización, el coste de la electricidad es variable, "pero teniendo en cuenta los altos precios obtenidos en los últimos tiempos, podemos asumir que cada kWh cuesta 0,30 euros". Pero, ¿es posible reducir el consumo? La OCU ofrece a los consumidores una serie de recomendaciones para mantener el consumo y los costes de la energía en el hogar bajo control. 

Compra un aparato adecuado a tu hogar

El aire acondicionado debe ser del tamaño correcto para la vivienda. Por ello, la OCU recomienda solicitar la ayuda de profesionales para calcular el equipo más conveniente según las necesidades de la vivienda. "Si es demasiado grande, podrías gastar más electricidad de la que necesitas porque la unidad puede estar funcionando con ciclos cortos, pero frecuentes para alcanzar la temperatura deseada", advierte.

En cambio, si es demasiado pequeño, "tendrá que trabajar demasiado para conseguir enfriar tu vivienda". Por otro lado, conviene tener en cuenta que la mayoría de modelos del mercado cuentan con unidades inverter. "Esto significa que el equipo de aire acondicionado ajusta su salida a la temperatura que hayas fijado para la habitación". Por eso, un equipo con las dimensiones suficientes en una vivienda aislada será más eficiente.

La importancia de su colocación

Es importante asegurarnos de que las unidades, tanto exteriores como interiores, se ubican en un lugar correcto, para que no repercuta en los costes de funcionamiento. "La ubicación de la unidad interior tiene que permitir una buena circulación del aire en la habitación", mientras que "la unidad exterior es mejor que no esté expuesta a temperaturas extremas, ya que tendría que trabajar más", explican.

Ajusta la temperatura

La diferencia entre la temperatura exterior y la temperatura a la que regulas el aire tiene un importante impacto en la factura de la luz. Durante los meses de verano, para una mejor eficiencia, se recomienda regular el aparato unos 8 grados por debajo de la temperatura exterior.

"Por ejemplo, si hace 33 °C fuera, intenta conformarte con 25 °C en lugar de bajar la temperatura de tu habitación a 18 °C", asegura la organización. El confort será óptimo y ahorrarás en el consumo de energía.

Consejos para sacar el máximo partido al aparato