Borja Terán Periodista
OPINIÓN

100 años después de la primera alfombra roja de Hollywood: la crisis del photocall

Jasmine Tookes poses forHhotogrHhers upon arrival at the premiere of the film 'Top Gun: Maverick' at the 75th international film festival, Cannes, southern France, Wednesday, May 18, 2022. (Photo by Joel C Ryan/Invision/AP) *** Local Caption *** .
Jasmine Tookes posa en la premiere de 'Top Gun: Maverick' este miércoles en Cannes
GTRES
Jasmine Tookes poses forHhotogrHhers upon arrival at the premiere of the film 'Top Gun: Maverick' at the 75th international film festival, Cannes, southern France, Wednesday, May 18, 2022. (Photo by Joel C Ryan/Invision/AP) *** Local Caption *** .

Cien años han pasado desde que Hollywood utilizó por primera vez una alfombra roja. Fue un 18 de octubre de 1922 cuando el magnate Sid Grauman, dueño del Egyptian Theatre, organizó el estreno de Robin Hood. Había que crear una postal de glamour, así que Douglas Fairbanks y Wallace Beery se pasearon por una moqueta que distinguía su estatus social. No pisaban el mismo pavimento que el resto de los mortales.

Con el paso del tiempo, el invento se fue sofisticando. Y llegó a los Oscars. Y a la alfombra, se añadió el photocall. Se trata de la pared donde destacar el nombre de lo que pretenden vender aquellos patrocinadores que hacían posible el acontecimiento en cuestión.

Las estrellas acudían a las premieres, los fans las esperaban en la puerta y, a la vez, allí, la prensa intentaba la foto icónica y el titular de la actriz o el actor. La alfombra, con sus focos, las ovaciones y su aparente lujo, era el bodegón perfecto para plasmar la ensoñación del cine. No había muchos más entornos para toparse con la exquisita vida de los famosos. Hollywood aprovechaba esta circunstancia: los fans podían ver a sus ídolos y los periodistas entrevistarlos en un ambiente adrenalínico. Entre vítores, además, se contagiaba la percepción de éxito en el ojo de la prensa y la sociedad, mientras que los sponsors estaban felices al colar su publicidad en la ensoñación que provocaban tales fotos.

Pero, un siglo después, ya no hace falta acercarse a una alfombra roja para soñar con la fascinación de la fama. Las estrellas están a sólo un clic de sus seguidores a través de las redes sociales. Se puede hasta interactuar con los actores y creadores, comentando sus stories en Instagram y dando likes a sus fotos. Son más cercanas que nunca. O eso parece, pues comparten sus fotografías como nosotros: en su existencia cotidiana, sin necesidad de ponerse vestidos rimbombantes. A veces, hasta las vemos despertarse con la legaña puesta.

Ahora para transmitir tu talento ya no es tan importante parecer más que el resto en pasarelas vip".

Los actores novatos, para quizá imitar la farándula con la que crecieron, ansían con fotografiarse en photocalls con muchos logotipos para sentirse en aquel Hollywood romantizado, en parte, gracias a esas mismas alfombras rojas. Pero ni los fans ni los artistas de hoy necesitan photocalls como lugar para encontrarse. Una foto improvisada de un momento especial acerca mucho más al famoso que el artificio de posar en una pared vestido de gala porque lo mandan los cánones de un estreno. El posado en el photocall se olvida, es pronosticable. Ni siquiera los anunciantes sacan el mismo rédito de antaño. Pocos se fijan en lo que ponen en la pared, estamos inmunes a los logotipos. En cambio, la foto auténtica que es compartida en las redes habla más de la persona y hace sentir al seguidor partícipe de circunstancias vitales de la estrella. Aunque sólo sea dando 'me gusta' en Instagram.

La alfombra roja continúa en el imaginario colectivo y su uso mantiene la impronta de generar esa percepción de evento único allá donde se planta. Por eso sigue y se seguirá utilizando para marcar la diferencia entre lo habitual y lo estelar. Pero el photocall clásico se enrollaría y pocos lo echarían de menos. Sólo aquellos nostálgicos de una impostada fama que diferenciaba clases. Tú sí posas aquí, tú no posas aquí. Tú tienes la popularidad suficiente, tú ya estás pasado de moda. Como si fuera un premio fotografiarse con un logotipo impreso en cartón-piedra. Eso era un escaparate antes, cuando no había más maneras controlables de mostrarte al mundo. Ahora para transmitir tu talento ya no es tan importante parecer más que el resto en pasarelas vip. En lo relevante, ayuda más reflejar lo que te hace único en tus perfiles de las democráticas redes sociales. A estas alturas, hasta el glamour de Hollywood debe reinventarse en sus modos operandis. Al final, posar en una misma pared uniformiza: sólo te servirá si ya eres Meryl Streep.

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