Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

El timador del "brainestorbing"

La tormenta de ideas tiene también truenos.
La tormenta de ideas tiene también truenos.
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La tormenta de ideas tiene también truenos.

-Tenemos que hacer una tormenta de ideas un día de estos a ver qué sale- te dice. Estás muerto. Se acerca el gran timo, el gran robo, la sustracción codificada de ideas sin que se note. Sí, nos podrán quitar la vida y también nos podrán quitar las ideas, la libertad y todo, aunque les pese a los fans de Braveheart, si nos dejamos embaucar en este supuesto proceso creativo llamado brainstorming o tormenta de ideas.

El jefe está seco porque siempre lo estuvo. Ha tenido momentos de lucidez, ha tenido aciertos, pero nunca ha tenido ideas diferentes, creativas, ni divertidas porque se ha limitado a hacer lo que todo el mundo esperaba de él y lo que el mundo espera de un tipo así es que tenga un currículum importante, que haya estudiado fuera, que haya cursado un máster caro, que esté bien relacionado y sepa bajarse los pantalones cuando haga falta sin que se note demasiado.

Escuchó lo de la tormenta de ideas alguna vez. No sabe que el tipo que inventó el concepto nació en 1888. Se cree moderno, cercano y actual. Nos va a escuchar. Nos va a hacer el favor. Busca soluciones a un problema y ahora quiere que se las demos. Ahora somos un equipo. Va bueno. Él se lleva un sueldo enorme y nosotros nos llevaremos con dignidad las ideas a la tumba.

"La gente creativa necesita que la dejen en paz, que confíen en ella y que no le vengan con rituales mágicos"

Algunos definen estos procesos como “tormentas de mierda” y no les falta razón porque acaban siendo una suerte de terapia colectiva en la que los cuchillos vuelan con una facilidad pasmosa. No debería haber filtros, dicen, pero las caras de la gente que nunca aporta nada, son ya el peor filtro posible. Si alguien creativo se lo toma en serio, el robo no tardará en perpetrarse. Su idea pasará al colectivo, será desvirtuada, modificada y el jefe se la acabará apropiando. Nadie se acordará del origen y, por supuesto, no habrá agradecimiento.

La gente creativa necesita que la dejen en paz, que confíen en ella y que no le vengan con rituales mágicos. Hay pozos secos y pozos llenos. Eso es todo. El dueño del pozo lleno sabe sacar agua y debe hacerlo a su modo. Necesita tiempo, respeto, comprensión y, seguramente, algo de reconocimiento. El brainestorbing suele ser como sacar al bufón al estrado y decirle: ¡baila para mí!

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