Finlandia y Suecia entregarán este miércoles en Bruselas su solicitud de entrada en la OTAN

  • Ambos países cumplen con su objetivo de pedir su adhesión a la Alianza al mismo tiempo.
  • Dejan atrás una neutralidad realmente ficticia, pues ya colaboraban con la organización defensiva desde fuera.
Sanna Marin y Magdalena Andersson caminan juntas antes de una rueda de prensa.
Sanna Marin y Magdalena Andersson caminan juntas antes de una rueda de prensa.
PAUL WENNERHOLM
Sanna Marin y Magdalena Andersson caminan juntas antes de una rueda de prensa.

Hace no mucho tiempo era inimaginable que esto se pudiera dar, pero la invasión rusa de Ucrania lo ha cambiado todo. Finlandia y Suecia entregarán este miércoles en Bruselas su solicitud de entrada en la OTAN, tal como han confirmado la primera ministra sueca, Magdalena Andersson, y el presidente finlandés, Sauli Niinisto, en una rueda de prensa conjunta en Estocolmo. Después de las aprobaciones a nivel nacional, ambos países arrancan el camino para convertirse en los miembros 31 y 32 de la Alianza Atlántica.

De esta manera, los países cumplen con su intención de pedir la entrada al mismo tiempo en la que sería, si llega a buen puerto, una nueva ampliación de la OTAN en un momento en el que ha salido reforzada por la invasión rusa de Ucrania. El último Estado en entrar a formar parte de la OTAN fue Macedonia del Norte en 2020. La decisión de Helsinki y Estocolmo llega después de que en el primer caso el Parlamento respaldara este martes la solicitud con 188 votos a favor y en el segundo fuera el propio Gobierno de Andersson el que oficializara la intención. En Suecia el trámite parlamentario no es necesario.

Son dos casos muy especiales puesto que se trata de dos países tradicionalmente neutrales, aunque de manera ficticia, pues ya venían colaborando con la Alianza Atlántica. La política de neutralidad de Finlandia se remonta al periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Su interés por permanecer neutral en los conflictos entre grandes potencias fue reconocido por primera vez en un tratado entre Finlandia y la URSS en 1948 (el Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua). El Tratado prohíbe a los firmantes unirse a una alianza militar contra el otro, y Finlandia no podía permitir que su territorio fuera utilizado para un ataque contra la URSS. Ese equilibrio con los soviéticos fue forzado para evitar precisamente un choque con el régimen.

En lo que respecta a Suecia el asunto es diferente, pues su neutralidad es más práctica que teórica.  Durante los conflictos militares de la primera mitad del siglo XIX, Suecia mantuvo este estatus, declarado directamente por el rey Gustavo XIV en 1834. Suecia fue durante mucho tiempo una fuerte potencia militar, pero adaptó la política de neutralidad a sus propios intereses políticos. En 1941 permitió el tránsito de fuerzas alemanas a través del territorio sueco hacia el frente finlandés, y al mismo tiempo protegió a los refugiados del nazismo. La deriva militar de Suecia, con todo, ha estado siempre ligada a los pasos que ha ido dando Finlandia, que comparte 1.300 km de frontera con Rusia.

En la OTAN hay un consenso muy amplio para dar la bienvenida con los brazos abiertos a los dos países, que se van a encontrar con un solo escollo: Turquía. Recep Tayyip Erdogan ha dejado claro ya que prevé bloquear sus entradas porque considera que son "refugio" para individuos que Ankara califica como "terroristas", en referencia a los sirio-kurdos. Frente a eso, el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, ha ofrecido a Suecia y Finlandia "un acceso rápido". ¿Por qué? Porque salvo sorpresa ya cumplen con los mínimos que exige la OTAN. Además, países 'fuertes' como Estados Unidos o Francia, así como España o Portugal, ven con buenos ojos sumar dos nuevos miembros a la organización defensiva. Además, la Casa Blanca ha anunciado en un comunicado que este jueves el presidente estadounidense, Joe Biden, recibirá a Andersson y Niinisto en Washington. 

En esa misma línea, la UE (que no tiene margen de maniobra en este caso) respalda también la incorporación de los dos países a la Alianza. Una vez que accedan quedarán solo cuatro Estados miembros de la Unión fuera de ella: Austria, Irlanda, Chipre y Malta, caracterizados por una neutralidad que ahora Finlandia y Suecia han dejado atrás.

Los gobiernos liderados por Sanna Marin y Magdalena Andersson tienen claro que la guerra en Ucrania "ha cambiado el panorama de seguridad europeo" y no se fían de Rusia. El mundo ha cambiado y las decisiones de estos países vienen respaldados por una opinión pública que ha respaldado la entrada en la OTAN desde que Vladimir Putin lanzó su ofensiva sobre territorio ucraniano. El apoyo ciudadano atlantista ha superado incluso el 70% en los nórdicos.

En el otro lado del tablero la reacción de Rusia alterna dos reacciones. Por una parte Moscú asegura que no es un problema para ellos la entrada en la OTAN de ambos países, pero al mismo tiempo el Kremlin ha amenazado con "represalias de tipo militar" si fineses y suecos albergan infraestructuras de la Alianza. "Ya no se podrá hablar de un Báltico sin armas nucleares. El equilibrio debe ser restablecido", alertó sobre esto el portavoz del Ejecutivo ruso, Dimitri Medvedev. 

Ante un futuro lleno de incertidumbre el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, ha subrayado este martes que los tratados obligan a auxiliar a un Estado miembro de la UE si este solicita asistencia frente a una agresión armada, después de que la cuestión haya saltado a la palestra. "La noticia del día es que los ministros sueco y finlandés nos explicaron y actualizaron sus deliberaciones políticas sobre la membresía en la OTAN. Pueden contar con el pleno apoyo de la Unión Europea", ha asegurado Borrell.

¿Y ahora cuáles son los plazos? No hay unos establecidos de antemano. Una fecha clave será la cumbre de Madrid que se celebra el próximo mes de junio, en la que se hará la foto de bienvenida para Finlandia y Suecia, aunque no entren en ese momento. Teniendo en cuenta las trabas turcas la previsión de Estocolmo y de Helsinki es estar sentados en la mesa atlántica para finales de 2022. Eso sí, en el periodo de transición Stoltenberg planteó la posibilidad de desplegar material y tropas sobre el terreno para prevenirse de Rusia. Putin quería menos OTAN y, de momento, ha conseguido lo contrario.

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