Finlandia ha roto su neutralidad y ha anunciado este jueves su apoyo a la posible adhesión del país a la OTAN. Se trata de una decisión histórica que rompe con la política de no alineamiento. Han sido el presidente y la primera ministra de Finlandia quienes han hecho el anuncio, recalcando que la entrada de Helsinki en la Alianza Atlántica "fortalecería la seguridad de Finlandia".

Finlandia no es un país neutral por elección, sino por obligación. La política de neutralidad de Finlandia se remonta al periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial. Su interés por permanecer neutral en los conflictos entre grandes potencias fue reconocido por primera vez en un tratado entre Finlandia y la URSS en 1948 (el Tratado de Amistad, Cooperación y Asistencia Mutua). El Tratado prohíbe a los firmantes unirse a una alianza militar contra el otro, y Finlandia no podía permitir que su territorio fuera utilizado para un ataque contra la URSS. Ese equilibrio con los soviéticos fue forzado para evitar precisamente un choque con el régimen.

Helsinki considera que la Rusia de Putin es una amenaza para su seguridad, al mismo tiempo que Moscú considera lo mismo sobre la adhesión finlandesa a la OTAN. El esquema de la seguridad europea ha cambiado, y Suecia seguirá los pasos finlandeses la próxima semana para que accedan a la vez.