"Ella es el CNI. Lleva 40 años trabajando y se lo sabe todo, o casi todo". Con una descripción tan escueta como categórica, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha anunciado este martes su propuesta "personal" para sustituir a Paz Esteban al frente de la dirección del Centro Nacional de Inteligencia (CNI): Esperanza Casteleiro (1956, Madrid). 'Ella' también fue la 'número dos ' de la Inteligencia española, era hasta ahora la mano derecha de Robles como secretaria de Estado del Ministerio de Defensa y será, de aquí en adelante, la elegida para llevar las riendas de la seguridad del Estado.

Su nombramiento consagra una tendencia por los perfiles técnicos que estrenó Esteban, cuando en 2019 se convirtió en la primera mujer y primera funcionaria en dirigir los servicios secretos del país, en detrimento de otras opciones con cargos militares de alto rango o cargos de confianza. Como ella, Casteleiro conoce cada esquina de 'La Casa' de los espías y, al igual que su predecesora, aterriza en la dirección del Centro para amueblar la agencia en un momento muy delicado. En palabras de Robles, "una sustitución de mujer del Centro a otra mujer del Centro", ahora sometido a un 'control interno' abierto por el Gobierno. 

Siguiendo con los paralelismos con Esteban, Casteleiro también estudió Filosofía, aunque se especializó en Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Su trabajo, en cambio, ha discurrido siempre lejos de los derroteros de la enseñanza.

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En 1983 ingresó en los servicios secretos del Estado. A la sazón custodiados por el Centro Superior de Información de la Defensa o CESID, convertido en el CNI en 2002. Allí, ostentó diversos puestos en unidades centrales y del despliegue exterior, pero siempre en el ámbito de la Inteligencia. 

Ahora quizás pesan en los motivos de su designación el hecho de que encabezara la división de Contrainteligencia, trabajando desde los despachos o sobre el terreno en Cuba y Portugal como responsable de neutralizar espías extranjeros en España. O que comandara la Jefatura del Área de Gestión de Recursos Humanos del CNI, prueba de su control sobre la nutrida plantilla de más de 3.000 espías.

Sus formaciones en Inteligencia en Grado Superior o Alta Gestión de Recursos Humanos tampoco pasaron desapercibos en 2004, cuando, durante la primera legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, fue nombrada secretaria general del CNI, cargo que desempeñó -hasta junio de 2008- bajo el ala del controvertido director Alberto Saiz, quien se vio obligado a dimitir tras revelarse que usaba recursos públicos para sufragar aficiones personales.

Desde 2008 hasta 2014, Casteleiro ocupó nuevos destinos en unidades de Inteligencia en el Exterior y, de 2014 a 2018, capitaneó la jefatura de la Unidad de Inteligencia del CNI en el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco).

En 2018, su nombre sonaba en muchas quinielas para tomar el relevo de Félix Sanz Roldán como jefa de los espías, pero, finalmente, Robles apostó por Paz Esteban para ese puesto y fichó Casteleiro como directora del Gabinete del Ministerio de Defensa. Así dio su salto a la arena política. En cierta manera, siguiendo vinculada con el servicio secreto, dado que, tras unos años adscrito al Ministerio de la Presidencia de la popular Soraya Sáenz de Santamaría, el CNI volvió a formar parte del organigrama del departamento de Defensa.

Ya el 30 de junio de 2020, alcanzó la cúspide de su carrera política, convirtiéndose en secretaria de Estado de Defensa. "Dirigiendo, impulsando y gestionando las políticas de armamento y material", tal y como define este cargo el BOE. Por el camino, ha sorteado piedras como el rescate a la compañía aérea Plus Ultra, donde Casteleiro ocupaba una silla en el consejo de administración de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) que tramitó la ayuda pública o el todavía conflicto abierto entre Rusia y Ucrania. 

Pero nada a lo que se ha enfrentado hasta la fecha es comparable a la misión para la que ha sido encomendada este 10 de mayo de 2022: tomar las riendas del Centro Nacional de Inteligencia.