Crónica de una lista (no tan) anunciada: las horas en las que la coalición Podemos-IU-Más País en Andalucía estuvo a punto de romperse

  • El pacto para concurrir conjuntamente a las elecciones de junio se firmó a última hora del último día del plazo.
  • No había diferencias ideológicas entre los partidos: la discrepancia era sobre el candidato, las listas y los recursos.
  • Los aparatos de Podemos e IU pugnaron hasta el último segundo y Yolanda Díaz no tomó partido expresamente.
  • Podemos no ha llegado a tiempo para registrarse en la coalición por lo ajustadísimo del acuerdo.
La vicepresidenta Yolanda Díaz junto al líder de IU, Alberto Garzón.
La vicepresidenta Yolanda Díaz junto al líder de IU, Alberto Garzón.
EUROPA PRESS
La vicepresidenta Yolanda Díaz junto al líder de IU, Alberto Garzón.

La historia de la conformación de la lista única de la izquierda a la izquierda del PSOE en Andalucía ha tenido, finalmente, un final feliz, pero perfectamente podría haber sucedido lo contrario y haberse convertido en una tragedia en la que solo hubiera habido perdedores. La recta final de las negociaciones entre Podemos, IU y Más País ha sido enormemente tensa y la ruptura no quedó descartada del todo hasta el mismo momento en el que las formaciones estamparon su firma en el registro de la coalición. La alianza es fundamental para la izquierda andaluza, pero también supone el primer paso para el frente amplio que podría encabezar para las generales Yolanda Díaz, que de fracasar la negociación hubiera quedado muy tocado.

El acuerdo ha llegado tan in extremis que Podemos no ha podido registrarse y se produce una situación surrealista en la que la coalición acordada por las tres fuerzas no incluye a la formación morada, un problema que necesitará un arreglo de carácter técnico o jurídico cuanto antes.

No es que fuera precisamente una sorpresa, pero las conversaciones no se cerraron hasta la última hora del viernes, cuando acababa el plazo para registrar las coaliciones. Se trata de una práctica habitual cuando se negocian este tipo de alianzas preelectorales, en las que todos los partidos buscan maximizar el número de candidatos a incluir en los primeros puestos de las listas y también pugnan para hacerse con un trozo mayor del pastel de recursos económicos derivados de la representación parlamentaria. Pero eso no hizo menos agónicas las últimas horas de las conversaciones, en las que la tónica habitual fueron las acusaciones cruzadas de estar a punto de hacer descarrilar la alianza.

La negociación, no obstante, ya venía viciada desde días atrás y el motivo principal de desencuentro ha sido el candidato a presentar. La intención inicial de Podemos, IU y Más País, así como de los partidos más pequeños que formarán parte de la coalición -Equo, Alianza Verde e Iniciativa del Pueblo Andaluz-, era la de encontrar un cabeza de lista independiente a todas las formaciones, con arraigo en la sociedad civil y cierto grado de conocimiento público. Una figura así habría permitido sortear los recelos entre las tres organizaciones, así como potenciar la imagen de independencia de una marca, Por Andalucía, que debe servir como lavado de cara de las desgastadas denominaciones de Podemos o IU.

Por ello, para ocupar este número uno, los partidos se pusieron hace meses manos a la obra y empezaron a tantear candidatos potenciales. Para el puesto sonaron los nombres del antropólogo y tertuliano andalucista Javier Aroca, así como los del secretario general de Facua, Rubén Sánchez, o la secretaria general de CC OO en Andalucía, Nuria López. No obstante, pese a que eran vistos con buenos ojos por Podemos, IU y Más País, ninguno de ellos quiso aceptar el encargo y hace unas semanas ya estaba claro que, salvo sorpresa de última hora, iba a ser muy complicado tener un número uno que no procediera de los partidos.

Ahí comenzaron los problemas más serios y comienzan a diferir las versiones. Fuentes de Podemos aseguran que propusieron celebrar unas primarias conjuntas entre los tres partidos y que estos se negaron, sabedores de que los morados tienen una mayor cantidad de inscritos en Andalucía que IU, cuya condición de afiliado implica un mayor compromiso porque no requiere solo estar registrado en la web del partido. Por ello y porque sus estatutos los obligan, sostienen los morados, Podemos celebró sus propias primarias en las que la dirección autonómica y nacional promovió la elección del guardia civil y diputado nacional Juan Antonio Delgado.

La pugna de los aparatos

Podemos asegura que la elección de Delgado no prefijaba nada en relación al candidato de la confluencia, sino que solo determinaba que él sería el primero en ocupar los puestos que le correspondieran al partido morado en la coalición. Pero fuentes de otros partidos consideran que, lejos de únicamente tratar de cumplir un trámite, Podemos trató con sus primarias de situar a Delgado en una mejor posición para que terminara siendo el candidato de toda la coalición, en lugar de presionar hasta el final para conseguir el apoyo de una figura externa y de prestigio.

IU, por su parte, tampoco se quedó atrás y comenzó a hacer movimientos para que el candidato fuera suyo, sabedora además de que cuenta con mayor implantación territorial en Andalucía que Podemos. El primero con el que tanteó al resto de partidos y a Yolanda Díaz, según fuentes conocedoras del contenido de la negociación, fue el coordinador de IU en Andalucía, Toni Valero. Pero el escaso entusiasmo que generó su nombre llevó a la formación a pasar a defender la opción de Inmaculada Nieto, también dirigente de IU en la comunidad, un nombre con el que obtuvo el apoyo de Más País. 

Y así se llegó a la última semana de negociaciones, en las que el punto principal de discusión ha sido ese: si el candidato sería Delgado o Nieto. Esa era la clave de la que dependían el resto de piezas del puzzle, fundamentalmente el número de puestos de salida que corresponderían a cada partido y el reparto de los recursos económicos -subvenciones electorales y trabajadores parlamentarios- que corresponderán a la coalición tras las elecciones. Podemos exigía tener el candidato o, en su defecto, la mayoría del grupo parlamentario y los recursos. IU, por su parte, tampoco quería renunciar a liderar la lista, y fuentes de la negociación afirman que además querían repartir los recursos y el grupo parlamentario al 50% entre Podemos y la propia IU.

Y es que las diferencias, como ocurre siempre en este tipo de negociaciones, no tenían nada que ver con la ideología, y tanto es así que en la recta final de las conversaciones se ha dado la paradoja de que IU y Más País han hecho piña pese a que, a priori, son estratégicamente las fuerzas más alejadas entre sí de todas las que negociaban. Los de Garzón representan a la izquierda más clásica y el partido de Errejón apuesta por un discurso transversal y verde y en no pocas ocasiones ha rehuido pactar con IU por considerarlo una apuesta perdedora. Pero, en estos días, el choque de ambas ha sido con Podemos.

El papel de Yolanda Díaz

Los protagonistas de las conversaciones han sido los partidos, por lo que Yolanda Díaz no ha tenido mando directo ni ha intervenido de manera expresa en la mayor parte de los asuntos. No obstante, Díaz ha sido puntualmente informada de cada paso que se daba, habida cuenta de que es la líder del espacio de Unidas Podemos y, sobre todo, de que toda la izquierda a la izquierda del PSOE confía en que lidere una lista conjunta a las próximas elecciones generales que subsuma a Podemos, IU y Más País bajo un nuevo paraguas.

Algunas de las fuentes consultadas se muestran críticas con el hecho de que Díaz no haya agarrado el toro por los cuernos y haya ejercido su autoridad -no reglamentaria, pero sí política- para zanjar la disputa que ha convertido a las negociaciones en un proceso agónico. Pero la dirigente no ha querido tomar partido expresamente por ninguna de las dos opciones en liza, aunque lo cierto es que el jueves pasado acudió a Sevilla para tratar de desbloquear la situación y, en la Feria de Abril, mostró mucha más cercanía con la candidata Nieto, de IU, la finalmente elegida, que con Delgado, de Podemos.

De cara al futuro, no obstante, las enormes dificultades que han sufrido los diferentes actores de la izquierda para llegar a un acuerdo en Andalucía no son buen augurio para la negociación que tendría que darse si Díaz decidiera, finalmente, ser candidata a las generales. De hecho, buena parte de su insistencia en dejar en un segundo plano a los partidos políticos tendría como objetivo situarse en un plano de superioridad frente a ellos que le permita tener las manos más libres para hacer y deshacer en lo relativo a las listas, los candidatos o los recursos. Y viceversa, ya que la importante pelea que Podemos ha dado en Andalucía por no perder su condición de partido preponderante a la izquierda del PSOE también tiene que ver con la necesidad de salvaguardar su posición de cara a ese futuro.

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