Como reza el dicho, a perro flaco todo se le vuelven pulgas. Y Meghan Markle está ahora mismo en una etapa en la que, por unas razones o por otras, no le salen las cosas, con todo lo que tiene de frustrante verte incapaz de que tus deseos salgan adelante por minúsculos detalles o por el efecto dominó de terceros.

Lo último que le ha ocurrido a la duquesa de Sussex ha sido algo que le podría ocurrir a cualquiera, pero que si llevas una mala racha parece que Dios te ha cogido ojeriza. La esposa del príncipe Harry no ha podido registrar el nombre de su antiguo blog de estilo de vida, The Tig, tal y como ha revelado Daily Mail.

En su momento, desde la familia real inglesa la obligaron a dejarlo de lado y no exponer su vida ni sus pensamientos en un blog, aunque desde hace unos meses ya se rumoreaba que quería retomar para rebautizar algún proyecto futuro. Sobre todo porque en septiembre comenzó el proceso por la solicitud de copyright de dicha marca.

Sin embargo, una aparente nimiedad -pero trascendental- va a dar al traste con la idea de Meghan: se olvidó de firmar la solicitud. No solo eso, sino que tal y como lo dicta la Oficina de Patentes y Marcas Registradas de Estados Unidos, ahora debe esperar seis meses para volver a intentar registrarlo, dándole tiempo a cualquiera a adelantarla. Asimismo, le han hecho saber que la descripción de su sitio web era "demasiado amplia".

Esto se suma a la noticia que se sabía esta misma semana de que Netflix ha cancelado la primera serie de Meghan con ellos. Se trataba de Pearl, un proyecto muy querido por la duquesa que no ha superado los recortes del gigante del streaming, quienes se han puesto nerviosos por la crisis de suscriptores, ya que han perdido 200.000 y han caído las acciones.

La serie, que seguía las aventuras de una niña de 12 años que se va encontrando e interactuando con grandes mujeres de la historia, buscando ser tanto divertida como pedagógica, estaba creada por Meghan a través de su compañía, Archewell Productions, junto con David Furnish, marido de Elton John.

A todo ello hay que sumarle que, en el último mes, Meghan Markle ha sido acusada de plagio (por el nombre de su futuro podcast, Archetypes); se ha tenido que despedir de uno de sus últimos patronazgos reales, un refugio de acogida para perros abandonados; y ha tenido que escuchar a su padre en redes, ya que tiene su propio canal de Youtube, llamar "idiota" a su marido, el príncipe Harry.

Sin lugar a dudas, la duquesa de Sussex empieza a necesitar que salga bien sí o sí alguno de sus próximos planes.