Cómo hacer que la visita al peluquero canino sea más agradable para nuestros perros

Un perro en una peluquería canina.
Un perro en una peluquería canina.
Aleksandr Tarlõkov / PIXABAY
Un perro en una peluquería canina.

Con el paso de los años y la evolución de la sociedad, cada vez estamos más concienciados de las necesidades que tienen nuestras mascotas y van surgiendo formas de satisfacerlas. Este es el caso, por ejemplo, de lo que ha ocurrido con la peluquería canina, una profesión surgida de la necesidad de cuidar y mantener el pelo de los perros, que antiguamente se hacía de forma natural y que con la domesticación de estos animales ahora tenemos que encargarnos de hacer nosotros.

Sin embargo, a pesar de ser una necesidad para ellos, la visita a la peluquería canina no es siempre agradable para ellos. Pero, ¿cómo conseguir que no se estresen cuando visitan al peluquero? Raquel Lanuza, peluquera y dueña de la peluquería canina Dejar huella, afirma que "el perro no disfruta de una sesión de peluquería" y que "lo puede llevar mejor o peor, pero que nunca les va a apetecer ir a las sesiones".

Trucos para estresar lo menos posible a nuestros peludos

"Se pueden hacer cosas para hacerle la visita al peluquero lo más amena posible. Por ejemplo, es importante dedicar a cada perro el tiempo que necesite, ya que en muchos negocios trabajan con el famoso 'perro por hora', lo cual es un error, ya que cada animal tiene sus necesidades y, aunque hay que tener un buen ritmo y no puedes estar tres horas con un cliente, tienes también que ser un poco más flexible", relata Lanuza.

La peluquera canina insiste en que esto es un punto primordial para no estresar al animal, ya que éste puede estar estresado o asustado, además de tener unas condiciones especiales como estar ciego, sordo o sufrir alguna patología. "También hay que dedicarle más tiempo a cachorros, ya que sus primeras sesiones no pueden ser un estrés", apunta.

También dentro de la propia sesión, los peluqueros pueden utilizar utensilios específicos para cada tipo de animal. "Existen herramientas específicas pensadas para que el perro no lo pase tan mal. Por ejemplo, al noventa por ciento de los perros les asusta el secador, no les gusta el aire en la cara, por lo que se pueden utilizar una especie de bufandas pegadas a las orejas para tapar el sonido un poco y que tampoco les entre aire en los oídos", explica la peluquera canina.

"Otra opción para paliar este problema es utilizar una cabina de secado, ya que normalmente el miedo es al propio secador y, aunque hay perros que tampoco les gusta la cabina, suele funcionar mejor al ser diversos chorros de aire menos intenso", añade.

Los perros pueden tenerle miedo al desenredo, al cortaúñas, a que les toques las patas, al agua... Por eso es importante ir buscando formas de distraerlos y trabajar lo más rápido posible con ellos. "La alcachofa que utilizamos siempre sale con menos presión que el agua de la manguera, por ejemplo; también se pueden usar alfombras olfativas con premios para que se entretengan mientras trabajamos con ellos; aparatos que se pegan en la bañera y en los que puedes untar algún tipo de chuchería... Hay mil trucos", cuenta Lanuza.

Qué podemos hacer los dueños para ayudar al peluquero

Raquel Lanuza considera "vital" el trabajo de los dueños desde el hogar a la hora de acostumbrar a un animal a acudir a la peluquería. "Todo lo que pasa en casa va a repercutir en la sesión de peluquería", asegura. "Es recomendable que tan pronto el perro tenga las vacunas y pueda salir a la calle acuda a la peluquería, ya sea por un pequeño retoque o simplemente para darse un paseo, que la huela y la reconozca, especialmente si se trata de perros a los que le esperan quince años de sesiones mensuales", recomienda.

"En segundo lugar, en esas primeras sesiones es importante no reclamar al peluquero un resultado super profesional, ya que el perro está conociendo la peluquería y tardará un poco en entender que allí no pasa nada y que no es un espacio negativo para él", explica.

Otro punto importante para Lanuza es la forma en la que realizamos las sesiones de cepillado o los baños a nuestros peludos en casa. "Si no se hacen bien, es mejor no hacerlos, ya que muchas veces les proporcionamos una experiencia negativa que luego repercute en las sesiones de peluquería", comenta.

Por último, Lanuza también recomienda cuidar la forma en la que llevamos a nuestros perros a la peluquería. "La forma de entrar, entregar el peludo a la peluquera y recogerlo es vital, es como cuando dejamos a un niño en la guardería, si estamos nerviosos o tristes, el perro lo percibe. Es mejor dejarle con buena energía, rápido y recogerle con positividad", expresa.

Perros recién adoptados o con necesidades especiales

Además de seguir todos estos consejos, Lanuza hace una petición a aquellas personas que adoptan un perro. "Hay que darles un tiempo para adaptarse antes de ir a la peluquería. Ya es bastante trauma cambiar de casa, comida, familia, los nuevos olores... No es bueno llevarle a la peluquería al día siguiente de que llegue a casa", explica.

"Si adquirimos un perro, debe de ser de la forma más responsable posible, a los tres meses, porque he llegado a ver perros muy pequeños con auténticos problemas de gestión de emociones, que no se les puede ni acariciar o tocar si quiera porque no han estado el tiempo mínimo que necesitan para aprender los valores necesarios con sus madres", denuncia la peluquera canina.

Por otra parte, Lanuza explica que lo normal es que los dueños no se queden en las sesiones de peluquería, sin embargo, considera que puede ser de mucha ayuda para el bienestar del animal en algunos casos específicos. "Cuando un perro está muy mayor, es sordo o ciego o incluso si es un cachorro, al animal le puede venir bien que el propietario esté con él, acariciándole, ya que es su guía", concluye.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento