Las empresas que venden mascarillas mantienen el pulso: "Se llevará menos, pero no desaparecerán porque la covid sigue ahí"

fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Reportaje Adiós a las mascarillas
Personas con mascarilla en un andén de Metro de Madrid, el pasado 20 de abril de 2022.
JORGE PARÍS
fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Reportaje Adiós a las mascarillas

El cambio de la ley estatal que regula el uso de la mascarilla como modo de protección frente al coronavirus, que ya solo obliga a llevarla en los medios de transporte públicos, en los centros sanitarios y residencias de mayores para proteger a las personas vulnerables que allí habitan, se ha notado en el volumen de ventas de las empresas españolas que se lanzaron al inicio de pandemia a fabricar este producto ante la explosión de la demanda y la escasez de oferta. Sin embargo, lejos de tener que reinventarse ante un previsible cambio de tendencia en el mercado pautado por el giro en la estrategia de prevención frente a la covid-19, estas firmas auguran cierta estabilidad en su facturación, pues "el virus sigue ahí, la gente se da cuenta y, de hecho, estamos viendo una subida escalonada" de las ventas.

A principios de la pandemia se formó la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y Epis (OESP), que agrupa a 17 empresas (40% del mercado nacional) que en los momentos de mayor transmisión del virus SARS-CoV-2 -causante de la covid-19- han llegado a emplear a 700 trabajadores que se organizaban en hasta cuatro turnos semanales para no parar las máquinas de producción. Ahora, estas fábricas cuentan con "uno o dos" turnos y ocupan a unas 300 personas, según los datos facilitados a 20minutos por el presidente de la organización, Francisco Sánchez.

Son varios los escenarios a los que se enfrentan las empresas españolas fabricantes de mascarillas en la actualidad, dos semanas después de que el uso de la mascarilla dejara de ser obligatorio en la mayoría de los espacios interiores. Según explica Sánchez, mientras unas compañías han tenido que "reducir su estructura para intentar aguantar" en estos momentos de incertidumbre en los que la incidencia de covid entre los mayores de 60 años ha subido 121 puntos en una semana -"no se sabe cómo será la situación epidemiológica dentro de tres o cuatro semanas"-, otras firmas han optado por "diversificar" su producción hacia otros artículos sanitarios o similares, como por ejemplo vitaminas o toallitas higienizantes.

"Lamentablemente, también se ha dado un caso de cierre en el último mes" de una empresa que no ha aguantado el pulso de la pandemia, explica el presidente de la OESP, que reconoce que en las últimas semanas han detectado una reducción del 50% de la demanda respecto al máximo registrado en el pico de la sexta ola, en enero de 2022. En las últimas semanas, la bajada ha sido "ligera", agrega.

Ha subido la venta de mascarillas FFP2 por la gente que quiere seguir protegiéndose"

La coyuntura actual también tiene, no obstante, ángulos positivos para el sector, pues el hecho de que la gente haya dejado de usar mascarilla en interiores ha conducido a quienes sí optan por seguir llevándola a pasarse a la FFP2, que es la mascarilla que -bien ajustada a la cara- protege tanto a quien la lleva como a las personas con las que se interactúa. "Ha subido la venta de mascarillas FFP2 por la gente que quiere seguir protegiéndose", comenta Sánchez.

Otro factor es la actual situación epidemiológica en China, donde muchas fábricas en Shanghái han tenido que cerrar por la expansión de ómicron y la estricta política 'covid cero' que aplica el país. Esto ha encarecido las importaciones y, por tanto, ha "ayudado" a las empresas españolas, que en condiciones normales no pueden competir con el mercado asiático por los costes de producción y el precio final de las mascarillas.

Compras nacionales

En este sentido, la vicepresidenta de la Asociación de la Industria Textil y Moda de Castilla y León, Laura Tapias, que expandió su habitual línea de negocio centrada en los vestidos de ceremonia a la producción de mascarillas en marzo de 2020, cuando la pandemia embistió España, apunta que "si solo un hospital de cada Comunidad Autónoma contratara el suministro de mascarillas con una empresa española sería suficiente para que estas fueran sostenibles".

Al igual que Sánchez, esta emprendedora solicita "más consideración" con las empresas españolas de fabricación de mascarillas por parte de las administraciones públicas. "Somos industrias creadas de cero en casi todas las Comunidades porque había mucha necesidad de producción, pero las instituciones empezaron a comprar fuera y en España no se puede competir en precios con el mercado asiático porque en España los estándares de calidad y los costes de producción son muy superiores a los de otros países", expone Tapias, que considera "ilógico" que las empresas españolas tengan que ir a vender fuera mientras las instituciones compran también fuera: "Contaminas más y dejas de crear riqueza en tu zona", lamenta.

Tapias lanzó hace ya más de dos años la marca Lauwood-Sanitario para producir mascarillas. Una nueva línea de negocio para la que aprovechó su experiencia en el sector de la moda y sus conocimientos sobre certificación de tejidos. Si al inicio de la pandemia dio empleo a 40 personas, ahora cuenta con 10 en plantilla, si bien alega que los procesos se han "optimizado". Esta empresaria, que cuenta con clientes grandes como son instituciones y empresas del sector agroalimentario, farmacéutico o sanitario, en las que el uso de las mascarillas está instaurado desde hace años, asegura que "lo que nos hace polvo no son los cambios en la normativa del uso de la mascarilla [que se ha modificado varias veces durante la pandemia], sino que las instituciones compren por precio".

Por ello, considera que "no se trata de una reinvención sino de la creación de una línea de producción que no existía en España de un artículo sanitario que ha venido para quedarse. Se use más o menos, las mascarillas se seguirán comprando porque hay que seguir llevándolas en ciertos contextos. Futuro hay siempre y cuando se valore más el producto 'made in Spain'".

Su empresa, cuya producción reconoce que "se ha ido reduciendo paulatinamente", encara el actual momento centrándose en labores de asesoramiento de otras pymes que siguen dedicándose a la producción de mascarillas o quieren lanzarse a ello. "Se trata de aprovechar todo el 'know-how' [aprendizaje y saber hacer] adquirido durante los últimos dos años relativo a los procesos de calidad, normativa, etiquetado y empaquetado que requieren las autoridades sanitarias españolas para la fabricación de mascarillas. Hemos aprendido mucho de un sector maduro pero que en España apenas fabricaba un poco de FFP2", relata.

"Ha venido para quedarse"

Otro ejemplo de empresa fundada en marzo de 2020 es Mascarillas Alcalá, regentada por Osvaldo Sánchez y su hijo Arturo, que con apenas 19 años invirtió los 12.000 euros que tenía ahorrados en la adquisición de maquinaria para fabricar mascarillas. Entre el padre, propietario de una empresa de software, y el hijo, estudiante del Grado de Derecho, abrieron una empresa que registró su máxima actividad entre noviembre de 2021 y febrero de 2022 (sexta ola). Entonces, 47 trabajadores producían 4,3 millones de mascarillas al mes en tres turnos al día. Ahora son 23 en plantilla, en un único turno de ocho horas al día, quienes producen 1,2 millones de cubrebocas al mes.

Por la cabeza de Osvaldo no pasa la idea de cerrar. Su intención es aguantar hasta, al menos, 2023. Con sus altibajos, durante la pandemia han disfrutado de una "relativa estabilidad". En marzo sí notaron "un descenso considerable" pero actualmente, mientras se enfocan en la creación de FFP2 de hasta 18 colores y con logotipos de empresas, están registrando una "subida escalonada porque la gente se da cuenta de que tiene que seguir llevándola".

En opinión de Osvaldo Sánchez, retirar las mascarillas justo después de la Semana Santa ha sido una "tremenda irresponsabilidad".

Este empresario prevé un "repunte importante" desde el punto de vista de las ventas en las próximas semanas, una bajada durante el verano y dos subidas más, una antes de la vuelta al cole y otra a finales de año. Estimaciones que realiza basándose en el previsible comportamiento del virus (si bien no hay nada asegurado). "Se puede llevar menos pero la mascarilla no desaparecerá porque la covid sigue ahí", concluye.

Coincide en este planteamiento el presidente de OESP: "El virus sigue ahí y no entiende de fechas ni decretos. Mira Shanghái o Filadelfia [que ha reintroducido la obligatoriedad de llevar mascarilla en interiores ante un aumente de la transmisión]. Además, hay gente que sigue prefiriendo llevarla, pues junto a la vacuna es la mejor forma de protegerse frente a la covid. Antes de la pandemia nos sorprendía ver a una persona con mascarilla, pero ahora ya lo hemos normalizado. Es un producto que ha venido para quedarse porque además hemos aprendido que también nos evita otros virus de transmisión aérea".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento