Borja Terán Periodista
OPINIÓN

La 1 de TVE y lo que debería aprender de la edad de oro de Movistar Plus

Mercedes Milá realiza un programa en Movistar Plus que tiene ADN de TVE
Mercedes Milá realiza un programa en Movistar Plus que tiene ADN de TVE
Movistar Plus
Mercedes Milá realiza un programa en Movistar Plus que tiene ADN de TVE

La programación de La 1 de TVE lleva prácticamente un año parada. Sin ideas nuevas. Como si la nueva cúpula de la cadena no entendiera de radio y televisión, deshaciendo productos que estaban en pleno proceso de consolidación y recurriendo a propuestas repetitivas que ya habían evidenciado su nulo interés en la sociedad. La última, confiar el access prime time a un zapping de vídeos de Youtube. Lo mismo que hacía, también después del Telediario, el frustrado TVemos y que, ahora, se denomina Enred@d@s, jugando con las arrobas en el título como si viviéramos en los comienzos de Internet cuando ya sabemos la función de la arroba. A veces, da la sensación de que La 1 funciona como el teléfono averiado en el que se rescatan propuestas aleatorias sin saber leer la función de la cadena pública como motor de la creatividad nacional.

De hecho, incluso chirría que programas que se han hecho en la televisión de pago no hayan encontrado cabida en una cadena pública. No porque los creadores no se los hayan ofrecido, directamente porque la cadena los rechaza. Tal vez porque no se quiere dar de qué hablar. Pero, entonces, qué sentido tendrá La 1 de TVE. Ninguno. Lo que sería una tragedia para nuestra sociedad, ya que RTVE debe ser una institución, como la educación pública, que en este caso a través del entretenimiento nos despierte inquietudes, nos abra la mente, nos haga más libres. Porque un país con imaginación solucionará mejor todos los problemas. 

En los últimos años, no se comprende que programas como Milá versus Milá no hayan encontrado hueco en una primera cadena de Televisión Española que actualmente es un secarral de contenidos. No le sobran propuestas brillantes y encima las declina. Milá versus Milá es un espacio de bajo presupuesto que tenía todos los valores divulgativos de TVE y que incluso se cimienta en el valioso archivo histórico de la cadena: un punto de encuentro sobre el paso del tiempo, sobre cómo éramos antes y cómo somos ahora. Mercedes Milá se reencuentra con invitados estelares que ya entrevistó en sus clásicas entrevistas de La 1 en los ochenta. Y revisiona desde la conversación atenta -que no es lo mismo que snob- aquella televisión en la que sólo bastaba una mesa, una conversación y dos personas en primer plano. Un programa con el que el espectador aprende de la vida a través de la curiosidad madura y tranquila consigo misma de Milá. Hubiera generado gran e inspiradora conversación pública desde TVE, ha pasado desapercibido en el reducto del pago.

También B.S.O. hubiera sido una gran oportunidad para TVE. Otro espacio de autor, pues el porvenir de la televisión estará en aquellos autores con mirada contundente. Emilio Aragón dirigió y condujo varias entregas temáticas de este programa que representa el servicio público de la televisión para enmarcar e inmortalizar la cultura. Este formato a través de la música y la palabra retrata las emociones de la trayectoria de un artista. De Raphael a Belén Rueda. Sus motivaciones son narradas con la fusión perfecta de canciones, danza, escenografía, luz y realización. Toda una celebración de la televisión en su máxima expresión. Cada actuación, un viaje emocional. De hecho, será materia prima de los espacios que cojan el testigo de Cachitos de hierro y cromo en el futuro. Si queda algo de eso. Porque B.S.O. crea momentos únicos que hablan de la sociedad y su arte. Su valor documental se hace más grande con el tiempo, por todo lo inédito que cobija. Una de las funciones rotundas de TVE: radiografiándonos con ingenio. Pero no sólo desde la información, sino también con la amplitud de miras de la creación audiovisual. Esa cultura que emociona al espectador y que le deja pegado a la pantalla porque se sale de los cánones predominantes, entiende con sensibilidad cuáles son los lenguajes de su época. Los visibiliza, los protege, los enriquece arriesgando con la motivación de creer en las ideas que ven más allá.

Otro espacio que podía haber encajado en TVE y que se quedó Movistar en la brillante época de Fernando Jerez como director es Cero en Historia con Joaquín Reyes. Un concurso entre cómicos lidiando con lo más surrealista de la historia del planeta. Aprendes desde el humor. Lo hace La 2 gracias a monólogos expertos en El Condensador de Fluzo, pero La 1 también podría remover lo que se espera de ella con una oferta más comercial que rompa con su propia inercia. Porque la cultura es mejor con un guion atrayente que la hace atractiva más allá de nichos.

Al final, uno de los grandes problemas de La 1 es que su programación se estructura más por entender mal lo que se espera de ella y hasta con cierto temor a que cualquier decisión moleste a alguien. De ahí su actual irrelevancia social. Cuando la función de la televisión pública debería ser no repetir tarde lo que ya han hecho otros operadores, sino marcar la tendencia. Mejor aún si se proyecta a esos creadores que están en la sociedad, hablan de nuestras peculiaridades pero que, sin embargo, no suelen entrar en los cánones de las plataformas bajo demanda globalizadas. Porque representan el progreso independiente, propio, representativo, autóctono y diverso, no el cruce algorítmico de la moda testada internacionalmente.

Si tienes horas bajas de audiencia, remueve la producción y consigue que se fijen en ti porque no sólo haces lo que se supone que es la televisión, sobre todo eres una institución que enriquece el país con propuestas de entretenimiento que calan cuando desafían la creatividad nacional al ser útiles y no vacías. No son vídeos de gatitos de Youtube, vamos, como el nuevo programa Enred@d@s. Y si TVE habla de vídeos de gatitos de Youtube, que también puede, lo debería realizar desde ese espíritu crítico que te levanta del sofá porque te da el extra de descubrir por qué nos magnetizan los vídeos de gatitos en Youtube. Porque en televisión se puede hacer de todo, pero todo depende de cómo se haga. 

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