Así buscan un plan B al gas ruso en el centro y este de Europa, muy dependientes de Moscú

Llegada de un metanero con gas natural licuado a Róterdam
Llegada de un metanero con gas natural licuado a Róterdam
Europa Press
Llegada de un metanero con gas natural licuado a Róterdam

Con el corte del suministro de gas natural ruso a Polonia y Bulgaria ha quedado en evidencia la enorme dependencia energética de Moscú que tienen muchos países europeos.

Un reciente estudio del Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena (WIIW) señala que las regiones más expuestas al gas y petróleo ruso son los países de Europa del Este y los Balcanes.

Además de encontrar suministradores alternativos en un mercado ya muy ajustado, el problema es que técnicamente no es posible usar las mismas instalaciones para las diversas fuentes de energía.

La principal alternativa al gas ruso a corto y mediano plazo es el gas natural licuado (GNL), sobre todo de EE UU, aunque en el este y sureste de Europa solo Polonia, Croacia y Grecia disponen de plantas de regasificación.

La situación en los diferentes países de la región es, además, muy distinta.

ALEMANIA

Algo más de la mitad del gas que se utiliza en Alemania proviene de Rusia, y los planes del Gobierno alemán contemplan eliminar por completo la dependencia del carburante ruso a más tardar en 2024, recurriendo a otros proveedores y aumentando el uso de las renovables.

Por otra parte, para hacer frente a una interrupción del suministro a corto plazo, Berlín tiene un plan de emergencia de cara al próximo invierno que contempla crear una reserva.

El gas representa cerca del 25 % de la matriz energética, para la calefacción -cerca del 50 % de las calefacciones en Alemania funcionan con gas- y como materia prima para la industria.

La dependencia de la industria explica las preocupaciones alemanas respecto a los efectos que puede tener una interrupción del suministro de gas ruso sobre el crecimiento económico y el empleo.

En las últimas horas las autoridades ya dicen estar planeando qué hacer en caso de que se produzca el anunciado corte de suministro ruso.

POLONIA

Con unas reservas de gas "cercanas al 80 %" el Gobierno polaco asegura que no habrá escasez de ese carburante en los hogares pese a la interrupción del suministro ruso.

Hasta hace poco, el 55 % del gas que Polonia consume provenía de ese país, pero desde hace meses Varsovia ha buscado a nuevos proveedores, como Catar.

Dentro de poco entrará en funcionamiento un nuevo gasoducto entre Polonia y Lituania, y en octubre iniciará su servicio la "tubería báltica", para traer grandes cantidades de gas desde Noruega.

Además, Polonia dispone de una terminal de gran capacidad de procesamiento del GNL, que llegará de Estados Unidos y Catar. Ya antes del corte ruso, Polonia tenía ya proyectado dejar de depender del gas ruso a finales de año.

AUSTRIA

En Austria, un 80% del carburante importado procede de Rusia, según E-control, el regulador del mercado del gas. El Gobierno conservador-ecologista de Viena quiere reducir esa dependencia a mitad de aquí a 2027, en parte con medidas de ahorro.

El plan es dejar de usar por completo el gas ruso de aquí a 2027, mediante la reducción del consumo en un 25 %, la compra a otros países y aumentando la producción de energía a partir de biogas e hidrógeno.

Los almacenes están en estos momentos al 18%, con lo que Austria puede satisfacer sus necesidades durante varios meses, aunque mientras siga llegando el gas ruso espera llenar los depósitos hasta el 80 % y disponer así de reservas para el próximos invierno.

REPÚBLICA CHECA

El 87% del gas natural importado por la República Checa, uno de los países europeos más críticos con Moscú, es de procedencia rusa.

El país podría aguantar "algún tiempo" un hipotético corte del suministro ruso gracias a las reservas de la empresas y a los interconectores con otros países, aunque no es una solución duradera, señaló hoy el primer ministro, Petr Fiala.

Como alternativa al gas ruso, Praga baraja la importación de GNL, pero para ello tiene que invertir en terminales donde procesarlo.

HUNGRÍA

Casi la totalidad de las importaciones energéticas en Hungría, que cubren un 70% del consumo, provienen de Rusia.

Pese a ser miembro de la OTAN, Hungría trata de mantener en la guerra de Ucrania una posición neutral, con lo que espera garantizar los suministros de gas rusos.

Además, se ha mostrado dispuesta a pagar el gas en rublos, como exige Moscú, contraviniendo así las sanciones de la UE.

BULGARIA

Fue durante décadas el país más cercano a la Unión Soviética en el sureste de Europa y depende hoy por completo de las importaciones energéticas rusas.

La principal refinería de petróleo es propiedad del consorcio ruso Lukoil, que cubre un 60% de la demanda de combustible. Además, la única central nuclear del país es de construcción rusa y depende del combustible nuclear importado de ese país.

Tras el corte hoy de los suministros, el Gobierno búlgaro dijo que tiene reservas de gas para varios meses y recordó que tras el verano funcionará un nuevo interconector con Grecia que permitirá importar grandes cantidades de gas de otros países, como Azerbaiyán.

RUMANÍA

Rumanía, un vecino de Ucrania, es el segundo mayor productor de petróleo y gas en la UE y, por lo tanto, el país de la región menos dependiente de la energía rusa.

Importa un 25% del gas natural que consume, que llega en su totalidad de Rusia, mientras que compra en el exterior un 70 % del petróleo que necesita, de ello, proviene un 40 % de Rusia.

Rumanía tiene grandes cantidades de gas natural sin explotar en el mar Negro y capacidad para producir también gas de arcilla.

CROACIA

Es uno de los países que menos depende de Rusia en cuanto a las importaciones energéticas. Solo un 22% del gas natural que consume el país balcánico proviene de Rusia, según el Gobierno.

Su cómoda posición frente a Rusia se debe, entre otros factores, a que dispone de una gran terminal de procesamiento de GNL en la isla de Krk, en el norte del mar Adriático. 

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