
Si algo ha demostrado Emmanuel Macron desde el pasado 10 de abril, cuando se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, es que es un hombre como otro cualquiera que, como tal, es presa de supersticiones y amuletos de buena suerte.
Ese día, el pasado domingo, el actual presidente francés y candidato a la reelección se dio un auténtico baño de masas en su llegada al colegio electoral de Le Touquet, en el que acostumbra a votar, ya que su esposa, Brigitte, tiene una casa allí.

Macron permaneció largo rato saludando a los presentes y charlando con ellos de manera afable, aunque hubo un simpatizante en particular con el que el jefe del Estado decidió ir un paso más allá, pues agarrándole de ambos lados de la cabeza le dio un beso en la calva, un gesto que atrae a la buena suerte, según se cree popularmente.
Parece que la fortuna acompañó al galo, pues se proclamó vencedor de la primera ronda con más de cinco puntos de diferencia sobre su principal competidora, Marine Le Pen, que le acompaña este domingo como candidata en la segunda vuelta de los comicios, pese a que los sondeos le otorgaban un margen mucho más ajustado.

El líder de La República En Marcha no ha querido arriesgarse a no tener la suerte de su lado, por lo que este 24 de abril ha vuelvo a poner sus labios sobre la cabeza del mismo hombre tras encontrarse con él cuando se dirigía a votar en el municipio del distrito del Paso de Calais.
Los últimos sondeos, publicados este viernes, aseguraban la victoria de Macron frente a Le Pen por una diferencia de entre seis y 14 puntos, un resultado muy alejado al que obtuvo hace cinco años ante la misma rival, cuando se impuso con un 66,1% de los votos frente al 33,9% de la ultraderechista.
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