Los retos de ser un perro diminuto: "No tomarlos en serio cuando gruñen o ladran puede reforzar conductas negativas"

Un cachorro de Chihuaha en un sofá.
Un cachorro de Chihuaha en un sofá.
Kevin Phillips / PIXABAY
Un cachorro de Chihuaha en un sofá.

¿Alguna vez te has fijado en cuán diferente son las relaciones humanas con perros pequeños y grandes? ¿Cuántas veces has escuchado la despreocupada expresión "¡qué carácter tiene!" cuando un perro tamaño toy ladra insistentemente? La realidad es que, no actuaríamos igual si un un Rottweiler hiciera lo mismo y este es solo uno de los hándicaps que los perros pequeños tienen solo por su tamaño.

Según un texto sobre el impacto del tamaño en la salud del animal  realizado por la veterinaria estadounidense Jamie L. Freyer en 2019, "los perros pequeños tienden a manifestar más alteraciones del comportamiento que los perros grandes".  Otra cosa es que esas alteraciones resulten más manejables que en animales de treinta kilos. 

Haciendo referencia al estudio de McGreevy PD, Georgevsky D, Carrasco J, Dog behavior co-varies with height, bodyweight, and skull shape publicado en PLoS One en 2013 que estudió 14 categorías de comportamiento (agresividad dirigida al propietario/extraño/otro perro; rivalidad; miedo a extraños/perros; miedo no social; sensibilidad al tacto; comportamiento asociado a la separación; apego y búsqueda de atención; capacidad de entrenamiento; persecución; excitabilidad; y nivel de energía), Freyer afirma que "se ha demostrado que existe una relación inversamente proporcional entre el tamaño del perro y la frecuencia de alteraciones del comportamiento". 

Por qué tratamos diferente a los perros según su tamaño

"El efecto del comportamiento humano sobre el del animal probablemente sea bastante importante ya que es posible que los propietarios toleren diferentes comportamientos en función de si el perro es grande o pequeño", explica la veterinaria en el artículo. "Por ejemplo, un perro grande que muestre agresividad supone claramente un motivo de preocupación para el propietario; mientras que ese mismo comportamiento en un perro pequeño puede verse incluso como "adorable" y los propietarios pueden fomentarlos.

Sonia Losada, profesora en activo del curso profesional de Educación canina y Adiestramiento de l’Escola d’oficis de Catalunya y conocida como Xila's Training, añade que "a los perros pequeños nadie los toma en serio cuando gruñen o ladran porque no imponen ningún tipo de miedo y eso puede reforzar conductas negativas en el animal, promoviendo a que lo sigan haciendo y, además, que el animal pierda seguridad en sí mismo y viva asustado y estresado".

Además de eso, "es muy posible que a un perro pequeño no se le enseñe a obedecer órdenes, que vaya en brazos de su propietario en lugar de "a pie" y que esté sobreprotegido, lo cual interfiere en su socialización con otras personas y con los perros", detalla en el artículo Freyer.

Sobre esto precisamente, Losada lamenta que haya personas que "traten a los perros pequeños como si fueran peluches o un mero complemento más". "Si piensas en cómo actúa el dueño de un chihuahua, por ejemplo, cuando un perro más grande se acerca a él, tirando de la correa, dejando colgando al animal para después cogerlo y que no le deje ni siquiera intentar socializar, por miedo a que le ocurra algo, es una conducta totalmente incorrecta", explica.

"Algunos de estos animales viven en bolsos o en carritos de pasear, no socializan jamás con otros perros porque van siempre en brazos de sus dueños, lo que tampoco les permite hacer ninguna actividad física; aunque también está el problema contrario, los que pasean con estos pequeñines y no adaptan su paso al del animal, forzándoles a ir corriendo constantemente", detalla Losada.

Cómo debemos afrontar los hándicaps

Cuando optamos por tener un perro pequeño, si queremos que física y mentalmente esté sano tenemos que ser conscientes de todas las problemáticas anteriores y ser capaces de ayudar y convertirnos en un soporte para nuestro peludo. "Hay que tener en cuenta su estatura y hay que tratarlos como a cualquier otro perro", afirma la educadora canina.

"Por ejemplo, para ayudar al perro a sentir menos miedo o a sentirse menos vulnerable ante diferentes situaciones tendremos que invertir tiempo con ellos y demostrarles que somos un apoyo y que pueden estar seguros con nosotros", explica. "También debemos darle la confianza de que puede socializar con otros perros, teniendo precauciones y haciendo las presentaciones pertinentes, como lo haríamos con cualquier otro perro", concluye.

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