Varias influencers rusas han roto públicamente los productos que tenían de Chanel tras la decisión de la empresa de dejar de vender en Rusia por la guerra de Ucrania.

"Hemos lanzado un proceso para pedirles a los clientes cuyas principales residencias no conocemos que confirmen que los artículos que compran no serán usados en Rusia", aseguró la marca en un comunicado para las compras de más de 300 euros.

Marina Ermoshkina, con más de 300.000 seguidores, se ha grabado en vídeo destrozando uno de sus bolsos de la marca. "Ni un solo bolso, ni una sola cosa vale mi amor por mi patria, no vale mi respeto por mí misma, estoy en contra de la rusofobia, y estoy en contra de una marca que apoya la rusofobia", declara.

Victoria Bonya, con más de nueve millones de seguidores, también se ha sumado a esta protesta. "Si la casa Chanel no respeta a sus clientes, ¿por qué tenemos que respetar a la casa Chanel? Qué vergüenza la casa de Chanel por apoyar el racismo y la ¡rusofobia!", afirmó.

La empresa tomó la determinación de abandonar el país para no apoyar la invasión de Ucrania, como así lo han hecho muchas otras empresas. El Kremlin no se ha tomado bien estas decisiones, y ha criticado a la propia compañía de manera directa. "Parece que los gestores del legado de la Gran Coco Chanel han decidido unirse a la campaña rusófoba para cancelar a Rusia", expresó Maria Zajarova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso.

Además, la representante del gobierno ruso también ha querido atacar a Chanel revelando datos de su pasado y sus posiciones políticas, lo que ha provocado que sufra algunos altercados en París, pintando la cara de Adolf Hitler en el logo de la marca en algunas tiendas de la capital francesa, según afirma Le Figaro. 

"Chanel simpatizaba tanto con los amos alemanes de París que participó en intentos de organizar negociaciones secretas entre el Reich y el Reino Unido", aseguró. "La casa Chanel puede volver a apoyar el nazismo, tal y como lo hacía la fundadora de la marca".