Los países de la UE volverán a discutir este jueves, al máximo nivel político, de la posibilidad de ampliar las sanciones contra Rusia por su ataque a Ucrania en un Consejo Europeo del que no se espera más que una advertencia genérica, muestra de la división que existe entre los Estados miembros sobre un paso clave: dejar de comprar petróleo pero sobre todo gas a Rusia.

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Esta medida asestaría un golpe durísimo al gobierno de Vladimir Putin y paradójicamente es el argumento en el que se basan los Estados miembros que quieren aplicar ya una sanción semejante y quienes creen que es mejor esperar, para seguir teniendo un 'botón rojo'.

Las diferentes posturas se han evidenciado este jueves, a la llegada de los jefes de Estado y Gobierno de la UE al Consejo Europeo. En sus declaraciones a la prensa antes de una reunión que primero abordará la situación en Ucrania, los países más cercanos y más directamente amenazados por Rusia se han mostrado más a favor de nuevas medidas ya que los que están más alejados. 

Como consecuencia de esta división, no está previsto que las conclusiones del Consejo Europeo hagan más que una advertencia genérica a la posibilidad de imponer más sanciones a Rusia. "La UE está con Ucrania y su pueblo. Continuará abasteciendo de apoyo político, financiero, material y humanitario. La UE ya ha adoptado sanciones significativas que han tenido un masivo impacto en Rusia y Bielorrusia y sigue preparada para aprobar rápidamente más sanciones de forma coordinada", dice el borrador que se aprobará previsiblemente este jueves.

"Espero que el Consejo Europeo provenga con la orientación política para seguir aprobando sanciones personales y sectoriales", dijo el alto representante de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell.  

"Definitivamente, tenemos que discutir más sanciones", ha aseverado la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, para frenar "la máquina de guerra de Putin". Ha apostado por dejar de comprar gas a Rusia y que la UE dedique ese dinero a crear un fondo para la reconstrucción de Ucrania.

También en esa línea, el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, ha señalado que los ucranianos "no necesitan nuestras palabras o nuestra simpatía, necesitan nuestras armas y nuestras sanciones".

Último recurso

Por el contrario, el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, ha explicado por qué apuesta por "un equilibrio" entre sanciones y efectos por "esperar" y reservar una sanción que sería muy dañina para Rusia para tener con qué castigar a Putin si la escalada sigue agravándose.

"De momento la situación no está yendo a mejor, eso está claro, pero si se imponen estas sanciones ahora, cuando la situación es un status quo, cuál será el siguiente paso", se ha preguntado.

El primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo, también se ha mostrado partidario de esperar para aplicar una sanción que perjudicaría también a la UE. "Al final, son sanciones que tienen más riesgo en la parte europea" y no se deben imponer "de manera innecesaria", ha dicho.

Más que dejar de comprar gas a Rusia, otro de sus grandes clientes en la UE, Italia ha aprovechado para censurar la última decisión económica de Putin contra el bloque europeo, que los "países hostiles" lo paguen en rublos. "Es, fundamentalmente, un incumplimiento contractual. El contrato se considera incumplido", ha dicho el primer ministro italiano, Mario Draghi.

España manda más armas 

Sin referirse directamente a esta sanción, el presidente español, Pedro Sánchez, ha incidido a su llegada a la reunión europea en el plano militar -que junto con la ayuda humanitaria y la imposición de sanciones son el tridente de la UE frente contra la guerra en Ucrania- y ha anunciado que España está a punto de enviar un nuevo contingente de armas a este país.

"En los próximos días vamos a volver a mandar material ofensivo y defensivo a Ucrania, que es lo que nos han pedido", ha dicho, sin precisa cuándo se hará este envío por motivos de seguridad.