"Todo está destruido, no queda nada", el horror de un hombre que relata su huida de Mariúpol a través de la devastación

Un hombre ha grabado desde su coche la destrucción de Mariúpol mientras huye a través de un corredor humanitario de la ciudad, que está sitiada por las tropas de Rusia.
Un hombre ha grabado desde su coche la destrucción de Mariúpol mientras huye a través de un corredor humanitario de la ciudad, que está sitiada por las tropas de Rusia.
Un hombre ha grabado desde su coche la destrucción de Mariúpol mientras huye a través de un corredor humanitario de la ciudad, que está sitiada por las tropas de Rusia.
Un hombre ha grabado desde su coche la destrucción de Mariúpol mientras huye a través de un corredor humanitario de la ciudad, que está sitiada por las tropas de Rusia.
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Una fila de coches cuya extensión no se acaba de divisar recorre un camino de tierra entre casas destrozadas a la salida de la asediada Mariúpol. Son las imágenes grabadas por un ciudadano ucraniano que huye a través de un corredor humanitario que lo sacará de la ciudad más devastada tras un mes de bombardeos en Ucrania

"Solo mira. Todo está destruido, absolutamente todo. No queda nada", lamenta el hombre desde su coche. A su paso se suceden los edificios sin ventanas, sin puertas, ennegrecidos tras el impacto de las bombas. 

El suelo está cubierto de los restos de los coches, las señales y las fachadas, a excepción de las dos líneas que las ruedas de los coches dejan al salir de Mariúpol. Los escombros son todo lo que queda tras los ataques. 

La ciudad portuaria de la costa del mar de Azov está completamente rodeada por las tropas rusas, que ejecutan su estrategia de "asedio y hambre" desde el este y el oeste. Los resultados son la destrucción del 90% de los edificios de la ciudad, la muerte de al menos 2.000 civiles y la desesperación de los cerca 100.000 que tratan de sobrevivir en su interior. 

Los corredores de Mariúpol, escasos y en ocasiones violados por el ejército ruso, son solo el primer tramo de un camino largo que, con suerte, acabará en Europa, donde han llegado más de tres millones y medio de refugiados de guerra, según las Naciones Unidas.

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