Ucrania presume de estar frenando el avance ruso por la falta de municiones y combustible de las tropas de Putin

Imagen de un coche tras un bombardeo en Kiev.
Imagen de un coche tras un bombardeo en Kiev.
Europa Press / Ukrinform
Imagen de un coche tras un bombardeo en Kiev.
Es una unidad del Ejército ucraniano en acción en la región de Lugansk. Tras el combate inspeccionan el terreno con las armas preparadas por si alguno de los enemigos que yacen en el suelo pudiera atacarlos.
Atlas

En Ucrania apenas sale ya el sol. Da igual que asome de forma física, porque la realidad es otra bien distinta: Ucrania va a cumplir un mes siendo un país en guerra. Como si de un aguacero de proyectiles se tratara, las bombas caen en Mariúpol borrando el mapa de la ciudad que un día fue. Esta población del sur de Ucrania lleva cercada más de dos semanas y, pese al ultimátum ruso, las autoridades locales se niegan a entregar la urbe y el propio Gobierno ha acusado a Rusia de estar cometiendo un "auténtico acto de genocidio". El incremento de la presión sobre Mariúpol llega en medio de las negociaciones entre rusos y ucranianos, en las que todavía no se han producido grandes progresos y quizás el mayor avance ha llegado de la mano de Zelenski, que ha reconocido estar dispuesto a dialogar con Putin sobre las los "territorios ocupados" por Rusia.

El ministro de Defensa ucraniano, Oleksii Reznikov, aseguró durante una rueda de prensa este lunes que desde hace tres semanas "400.000 ciudadanos se vieron rodeados sin agua, comida y casi sin conexiones". El último parte de inteligencia militar publicado este martes por el ministerio de Defensa del Reino Unido afirma que "pese a los intensos combates, las fuerzas ucranianas continúan repeliendo los intentos rusos de ocupar el sur de la ciudad de Mariúpol".

En el mismo sentido, los avances militares del último día han sido limitados y se ha centrado la presión militar en bombardeos en varias zonas del país. Reznikov ha apuntado también que durante 25 días de contienda el Ejército ruso ha matado a 150 niños ucranianos y destruyó más de 400 escuelas y guarderías, así como 110 hospitales, y aniquilado a "miles y miles de civiles". Estos datos no han sido confirmadas todavía por Naciones Unidas, que cifran en 950 el número de muertos, 78 de ellos menores de edad, y 1.557 los heridos. Aclaran, eso sí, que las cifras reales pueden ser más altas.

Frente a esto, Ucrania -y Estados Unidos- sostiene que sus fuerzas están frenando la ofensiva rusa por diferentes frentes. Presumen de que han puesto coto a las maniobras de las tropas de Putin y aseguran que estas se están quedando ya tanto sin munición como sin combustible para avanzar. Kiev, de hecho, calcula que tienen suministro "para tres días más", lo que evidenciaría el error de cálculo del Kremlin. Frente a esto, Rusia abrió la posibilidad de usar armas nucleares en el conflicto "en caso de amenaza existencial", según dijo el portavoz Dimitri Peskov.

Desde que comenzó la invasión rusa son más de tres millones y medio de personas las que han salido de Ucrania; con destino fundamentalmente a Polonia, que acoge ya a más de 2 millones de refugiados. Según Unicef un total de 2 millones de niños ya han abandonado el país y 3,3 millones de menores se han visto obligados a desplazarse dentro de las propias fronteras ucranianas. Mientras, las partes se acusan mutuamente de vulnerar los corredores humanitarios abiertos hasta ahora, que en su mayoría tiene Rusia y Bielorrusia como destinos, entre las enervadas quejas del lado ucraniano. Asimismo, Kiev acusó a Moscú de incautar en Donetsk un convoy de evacuación.

Volodimir Zelenski está dispuesto a hablar "de todo". El presidente ucraniano quiere un cara a cara con Vladimir Putin y aunque Moscú no se cierra supedita esa reunión a un acuerdo previo entre las delegaciones negociadoras. Kiev podría aceptar que se ponga sobre la mesa la autonomía del Donbás y de Crimea. "Creo que, en este momento, sin una reunión con el presidente de la Federación Rusa en cualquier formato, y lo he estado repitiendo y proponiendo durante varios años, sin esta reunión no se puede entender realmente lo que están dispuestos a hacer para detener la guerra", sostuvo.

El paso previo, en todo caso, tendría que ser un alto el fuego que Rusia está muy poco dispuesta a asumir, mientras Estados Unidos dice manejar información de que el Kremlin ya prepara ataques con armas químicas sobre Ucrania. Así, Zelenski sigue pidiendo ayuda a Occidente y este martes lo hizo ante el Parlamento italiano. "Conocéis bien a nuestra gente, que nunca ha querido luchar, que es tan europea como tú. Sabéis quién ha llevado la guerra a Ucrania. Sabéis quiénes ordenan matar, casi todos, utilizan Italia como lugar para descansar", dijo, antes de pedir que Italia "no se convierta en un resort para los asesinos rusos".

"Sabéis quién ha llevado la guerra a Ucrania. Sabéis quiénes ordenan matar"

El margen de maniobra de los actores aliados de Ucrania, de todos modos, es cada vez más limitado. La OTAN sigue negándose a aplicar una zona de exclusión aérea como pide Zelenski y la UE encuentra ya freno a su idea de ampliar las sanciones porque hay varios países miembros que no quieren que estas medidas empiecen a afectar al sector energético. Por su parte, Boris Johnson trata de redoblar la presión sobre Putin. "La afirmación de que la invasión de Ucrania es una 'desnazificación' es una mentira grotesca", expresó el primer ministro británico.

Naciones Unidas, con todo, llama a que el conflicto pare. El secretario general de la ONU, António Guterres, aseguró que la invasión rusa de Ucrania es "absurda" y se preguntó "cuántos Mariúpol deben destruirse" para que Putin pare con su plan. Para Guterres, Ucrania "no puede conquistarse ciudad por ciudad, calle por calle y casa por casa". Además, tampoco es optimista de cara al futuro más cercano. "Todo esto se está intensificando, haciéndose cada vez más destructivo e impredecible", sentenció.

En el lado ruso, la Duma aprobó este martes un proyecto de ley a partir del cual el Gobierno de Putin podrá sancionar penalmente la difusión de "información falsa" sobre las actividades de los organismos estatales en el extranjero, una medida muy similar a la aprobada recientemente en el marco de la guerra de Ucrania para proteger a las Fuerzas Armadas de la "desinformación".

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