La tensión que se vive en Ucrania y en los países fronterizos ante los ataques rusos, que no respetan ninguna de las normas establecidas en las guerras, crece cada día. Los medios de comunicación mantienen, en los puntos más calientes, a algunos de sus reporteros para que, puntualmente, ofrezcan una información lo más actualizada posible.

Este es el caso de Álvaro López, reportero de El programa de Ana Rosa, que se encuentra en la frontera de Polonia y Ucrania cubriendo el enorme éxodo de ciudadanos que tratan de encontrar algo de paz y huir de los constantes bombardeos. 

Este jueves, en una de sus conexiones, el periodista ha contado uno de los episodios que tanto él como su cámara han vivido. Justo cuando se disponían a contactar en directo con el matinal de Telecinco, cuatro coches se han parado junto a ellos. De los vehículos han salido cuatro militares y cuatro policías polacos que, de malos modos, les han dicho que debían bajar la cámara.

Una periodista cuenta que su cámara le ha pedido que se haga cargo de su hija para quedarse en Ucrania y luchar

Tal como ha explicado López, las autoridades les han pedido toda la documentación y se han interesado por los reportajes que estaban emitiendo. Tras cumplir con todas las exigencias de los militares y policías, estos les han indicado que no podían seguir grabando en el punto en el que se encontraban: una carretera pública.

Desde donde grababan, se podía ver una base militar que, según ha agregado el reportero, "está a la vista de todo el mundo y hay muchísimos vídeos en redes sociales con esa materia antimisiles del ejército americano". De la misma manera, el periodista ha señalado que no han revelado "ningún tipo de posición": "Es absurdo pensar que un periodista pueda acceder a la posición de una base militar supuestamente secreta de la OTAN y no la inteligencia rusa".

Pese a la tensión que tanto Álvaro López como su cámara han experimentado, el periodista ha querido dejar claro que, finalmente, todo ha salido bien.