Los embargos de vivienda habitual por hipoteca se disparan un 58% y alcanzan su nivel máximo en cinco años

Evolución de los embargos sobre hipotecas de vivienda habitual.
Evolución de los embargos sobre hipotecas de vivienda habitual.
Carlos Gámez
Evolución de los embargos sobre hipotecas de vivienda habitual.

Los embargos de vivienda habitual por impago de la hipoteca se dispararon un 58% en 2021 hasta alcanzar los 11.947, una cifra sin precedentes desde 2016 cuando se registraron 21.247. Estos embargos -denominados ejecuciones hipotecarias- representan el primer paso de un proceso que puede concluir con el desahucio de la vivienda en caso de no solucionarse el impago. La estadística es un buen termómetro para medir las dificultades financieras que afrontan los españoles.

Durante el año pasado se registraron 4.359 ejecuciones hipotecarias más que en 2020 y el doble que en 2019, una cifra que refleja que los impagos vuelven a estar al alza, pero todavía en niveles muy alejados a la resaca de la gran crisis financiera de 2008. Conviene recordar que en 2014 se registraron casi el triple de embargos a vivienda habitual que el año pasado (34.880)

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el año pasado se iniciaron un total de 20.206 procedimientos de ejecución hipotecaria para todo tipo de vivienda. De ellos, casi tres de cada cuatro afectaron a personas físicas (73,5%), la proporción más alta de toda la serie histórica. Además, más de la mitad de los embargos por impago de hipotecas (57,5%) corresponden a préstamos que se formalizaron antes de la gran crisis financiera de 2008.

A nivel territorial, Andalucía (22,3%), Comunidad Valenciana (21,8%) y Cataluña (18,3%) registraron más de la mitad de los embargos, seguidas a algo de distancia por la Comunidad de Madrid (8,7%). Por provincias, Barcelona fue la región que más ejecuciones hipotecarias notificó el año pasado (el 11,8% del total). Tras ella aparecen Valencia (9,5%), Madrid (8,7%), Alicante (8%) y Sevilla (6,1%).

Evolución de los embargos sobre hipotecas de vivienda habitual.
Evolución de los embargos sobre hipotecas de vivienda habitual.
Carlos Gámez

Los efectos de la hecatombe de 2020

Para Luis Fabra, director de los estudios en mercado inmobiliario de la Universidad de Zaragoza, los datos de ejecuciones hipotecarias "son un buen indicador que refleja si se están empezando a producir impagos". No obstante, el efecto que estos puedan tener respecto a los desahucios es incierto, dado que desde el estallido de la pandemia el Gobierno ha prohibido los lanzamientos sin alternativa habitacional, una medida que se extenderá al menos hasta septiembre de este año. 

Fabra destaca que, pese a que las ejecuciones están subiendo, 2021 "es el segundo año más bajo" de toda la serie histórica. "Han aumentado los impagos, lógicamente, por la situación de los últimos dos años", explica el especialista, que recuerda que "el paraguas del sector público (con medidas como ERTE o ayudas al alquiler)", ha contribuido a que los impagos no se disparen con la misma fuerza que después de la crisis de 2008. "Los impagos están creciendo, y son un parámetro a seguir, pero de momento, para lo que hemos pasado a nivel económico, son cifras muy razonables", añade.

Una de las explicaciones del alza en los embargos en 2021, tiene que ver con el efecto en diferido de 2020. "El impago tiene un retardo", sostiene Fabra. Conviene recordar que los meses de confinamiento domiciliario en 2020 la atención en los registros de la propiedad fue muy reducida, lo que previsiblemente llevó a que muchas personas y empresas pospusieran iniciar estos procedimientos. Además, Fabra recuerda que desde que los ciudadanos reciben el impacto de la crisis financiera hasta que se ven en una situación de impagos transcurre un tiempo en el que se puede intentar hacer frente a los gastos a través de ahorros o de la venta de segunda vivienda.

Otra variable que influye positivamente para esta estadística es la buena salud de la que goza actualmente el mercado inmobiliario, a diferencia de lo que ocurrió en los años posteriores a la gran recesión de 2008. No en vano el año pasado la compraventa de vivienda se disparó un 33% y alcanzó su máximo desde que estalló la burbuja inmobiliaria. "Si el mercado funciona puedes vender, lo que hace que los impagos sean menores", apostilla Fabra. 

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