Las asignaturas pendientes del PP que heredará Feijóo de Casado: de Vox al protagonismo que reclaman los barones

  • Pese a tachar a Vox como "extrema derecha", parece que el PP de Feijóo no pondrá reparos en pactar con la formación de Abascal cuando sea necesario.
  • El gallego descentralizará el partido tras unos años pilotado en exceso desde Madrid, lo que ha generado descontento en los cuadros autonómicos. 
  • Feijóo marca distancias ideológicas con Vox pero se abre a pactos
Casado y Feijóo, en una imagen de archivo
Pablo Casado y Alberto Núñez Feijóo. 
EFE
Casado y Feijóo, en una imagen de archivo

Lejos todavía de adentrarse en sus responsabilidades al frente del PP, por medio un mes intenso para definir el proyecto y engordar la atmósfera hasta el congreso extraordinario de Sevilla, Alberto Núñez Feijóo comienza a esbozar a grandes trazos el partido que quiere: un PP más basado en la gestión que en el artificio, más centrado, sin titubeos a la hora de definir su relación con Vox, con quien se abre a pactar, y con mayor jerarquía de las estructuras autonómicas. 

Los cambios requieren un giro de timón en el rumbo marcado estos últimos años por Pablo Casado y Teodoro García Egea, que han dejado un partido débil en muchos flancos. La situación en 2018 y en 2022, cuando accedió Casado y cuando le tocará a Feijóo, si bien diferentes, son precarias: uno tras la moción de censura a Mariano Rajoy y otro tras una guerra interna insólita. Los dos con la misión de construir un proyecto, pero Feijóo quiere un PP muy diferente al que diseñó Casado.

Vox, la "extrema derecha" con la que hay que pactar

Tanto Feijóo como Esteban González Pons, presidente del comité organizador del congreso y un hombre de máxima confianza para el gallego, intentan trasmitir un mensaje híbrido: consolidar un talante de centralidad del partido pero sin reparos en pactar con Vox. El valenciano declaró sin ambages este miércoles que "Vox es un partido de extrema derecha" pero que "en esta vida hay que hacer ejercicios complejos para dar gobernabilidad" y el PP tiene que "definir sus relaciones con quienes geográficamente están en sus costados"

El barón gallego, además, repele las críticas por los eventuales acuerdos a los que puedan llegar por la "falta de legitimidad" del PSOE por pactar con Bildu y ERC. Un extremo que, a juicio de Feijóo, jamás habrían hecho ni Felipe González ni Joaquín Almunia ni Alfredo Pérez Rubalcaba. Más claro lo explicaba un senador 'popular' este jueves en un círculo cerrado: "Vox es un partido de extrema derecha con el que no hay problema para pactar"

Tras la victoria tibia en Castilla y León el 13-F, al PP le terminó de explotar un problema dilatado durante mucho tiempo: establecer una relación definitiva con el partido de Santiago Abascal, dividida la formación entre quienes no tienen objeciones -Isabel Díaz Ayuso como máximo exponente- y a quienes le resulta incómodo. El muro que levantó Casado en la moción de censura fallida de octubre de 2020 destripó su relación con Abascal, con quien no se habla desde entonces. "Nosotros no vamos a dejar de ser el PP como el PSOE ha hecho", decía una diputada 'popular' en el patio del Congreso tras la petición de Vox de la Vicepresidencia para Juan García-Gallardo en Castilla y León, defendiendo un gobierno exclusivo del PP. La posibilidad sigue en el aire, pero el PP parece teleológicamente abocado a un acuerdo.

Insisten desde todos los cuadros del partido, en privado y en público, de la perfecta autonomía de Alfonso Fernández Mañueco para atar su gobierno. El acuerdo marcará una precedente importante en la estrategia de la formación. Cabe la posibilidad de que Feijóo se mude a Madrid con el pacto ya cerrado, algo que le podría beneficiar.

Un PP más allá de la M-30

Defendía el pasado lunes González Pons el reconocimiento a los militantes del partido más allá de la M-30, los que se encargan de "defender las siglas" por toda España. El reparto territorial entre los organizadores del congreso extraordinario y urgente fue el primer guiño. Para Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia desde hace 13 años, es básico aumentar importancia al alza de los cuadros del PP en todas las autonomías, alejada de la estructura excesivamente centralizada impuesta durante la etapa de Casado y García Egea al frente del partido. 

Feijóo reivindica una estructura territorial a imagen y semejanza de la administrativa. Alude a la vocación autonomista del PP desde tiempos de Manuel Fraga. "Nuestro partido es una estructura como es la estructura de España", expone.

El presidente andaluz, Juanma Moreno, cada vez con más prestigio dentro del partido, declaraba este jueves en una entrevista en Onda Cero que Casado parecía "más preocupado por controlar las estructuras territoriales del partido que por ganar las elecciones". Se sacó una espina que parecía clavada y sacaba a flote, sobre todo, la imposición de García Egea de colocar a Virginia Pérez como presidenta provincial en Sevilla y a José Luis Sanz como candidato a la alcaldía de Sevilla, en contra de su voluntad. Para el presidente andaluz, uno de los principales adalides de este cambio, las direcciones regionales deben tener "autonomía para decidir qué pacto es más conveniente". 

Recuperación de la 'generación perdida'

“Creo que los políticos tienen que tener experiencia de gestión, no se puede llegar al gobierno a aprender, no se puede gobernar España sin tener una experiencia de gestión previa”. Una declaración de intenciones de un Feijóo enemigo del adanismo en la política de gobierno, una crítica velada a Casado. 

El peso adquirido, por lo menos en el próximo mes, de la figura de un González Pons desterrado en su momento a Bruselas, es el síntoma del intento de recuperación de una generación entre Casado y Rajoy que quedó en terreno de nadie tras el rejuvenecimiento en las filas desde julio de 2018. En las quinielas comienzan a sonar nombres como Fátima Báñez, quien fuera ministra de Trabajo, como posible secretaria general, Íñigo de la Serna o Jaime Olano. Además, toma peso en la organización Cuca Gamarra.

"No vengo a insultar a Pedro Sánchez"

"Vengo a ganar a Pedro Sánchez". Fue uno de las frases pronunciadas por Feijóo más ovacionadas este miércoles en Santiago, en el Multiusos Fontes do Sar. El presidente gallego intentará transmitir que su mensaje cale, pero no a través de la barricada parlamentaria, donde no cuenta con escaño, sino a través de un temperamento moderado en sus filas, evitando exabruptos. 

En algunos círculos del partido, se habla de la impaciencia que tuvo Casado por desalojar a Sánchez de la Moncloa. El mensaje cuartelario de Vox, con más facilidad para arañar la sensibilidad del votante, distorsionó a veces el mensaje de un PP descolocado. No es el corte de Feijóo, un perfil más gestor.

Recomponer el partido tras la batalla interna

El febrero aciago del PP, que comenzó con el error del diputado Alberto Casero en la votación de la reforma laboral, siguió con la victoria insuficiente en Castilla y León y acabó con la guerra pública entre Casado y Ayuso, ha dejado al partido maltrecho. Recobrar el prestigio y credibilidad perdida pasan por consolidar la unidad en torno a la figura de Feijóo, con una aceptación unánime.

Para Feijóo, este punto no pasa por condenar al ostracismo a Casado y Egea, tras la petición de Ayuso de "expulsar" a los implicados en el supuesto espionaje a su familia, aunque ella no dio nombres concretos. González Pons ha marcado fronteras con la presidenta madrileña y no suscribe sus peticiones más severas. "Casado está en el futuro del PP sin ninguna duda", sostuvo sobre el presidente saliente, al tiempo que dijo que pedirá al secretario general dimitido "que no deje la política", ya que considera que "el PP se renueva por adición, por suma".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento