Feijóo presenta su candidatura para presidir el PP: "Vengo a ganar a Pedro Sánchez"

  • El presidente gallego acepta el encargo de los barones del partido de coger el testigo de la organización, visiblemente emocionado. 
  • Asegura que acometerá una transición tranquila, compatibilizando los primeros meses la presidencia del PP con la de la Xunta.
  • González Pons, el dirigente que pilotará el congreso extraordinario, define a Vox como "un partido de extrema derecha" con el que no descarta pactar para conseguir "gobernabilidad". 
Alberto Núñez Feijóo anuncia su decisión ante la direccion del PP de Galicia
Alberto Núñez Feijóo anuncia su decisión ante la direccion del PP de Galicia.
EFE/Lavandeira jr
Alberto Núñez Feijóo anuncia su decisión ante la direccion del PP de Galicia

“Porque estoy convencido, pido vuestra autorización para presentar mi candidatura a la presidencia del Partido Popular”. En Santiago, ante un auditorio abarrotado y arropado por el grueso de los dirigentes del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijóo presentó su candidatura para volver a Madrid como máxima autoridad del principal partido de la derecha, erigido en la única opción para redimirlo. Y con un objetivo claro: "Ganar a Pedro Sánchez".

Emocionado, entrecortado su discurso en varias ocasiones por una decisión a la que se ha visto abocado por los acontecimientos de los últimos días y tras mil y una explicaciones, casi lamentos, el presidente de la Xunta de Galicia aceptó finalmente el encargo de los barones de su partido. En tiempo y forma, como ha pregonado en numerosas ocasiones. “Nos recuperaremos, remontaremos, y seguiremos el PP en el que España confió, que España necesita”, proclamó en tono presidencial y presidenciable, en un discurso empezado en gallego pero desarrollado en castellano, con numerosas referencias a Manuel Fraga, fundador del Partido Popular, padre de la Constitución, autonomista -algo que ha recalcado- y el hombre de quien recogió el testigo de la organización en Galicia pese a que no era su elegido.

"Hay una política de revanchismo, de trincheras, incluso de odio en la que no creo". Comenzó la parte de su intervención donde se expió de sus dudas, casi públicas en las últimas semanas, una alegoría a todas las variables tenidas en cuenta por alguien que siempre ha necesitado ser empujado para cambiar de rumbo: ya sea para presidir Insalud, Correos, ostentar una consellería o tomar la última planta de Génova 13. "He dudado porque lo más importante de mi vida sigue aquí. He dudado porque la confianza que me han dado los gallegos en las urnas cuatro veces es mucho más de lo que yo había soñado". 

Feijóo se presentó como el candidato que buscará un PP sin histrionismos y donde la renovación no pasará por un rejuvenecimiento. Quizás al contrario, por dotar de algo de senectud a unos cuadros de mando noveles que han naufragado. La situación pide todo lo contrario a 2018, cuando tal era la disyuntiva que Feijóo se preparó dos discursos. Este miércoles desempolvo el que no leyó entonces. “Seremos el PP por el que España está esperando. El PP que quieren sus afiliados y sus votantes: los que son, los que fueron, los que dejaron de ser y los que volverán a ser”, prometió el candidato, que persigue aglutinar el voto del "centroderecha, del centro y de la derecha" hasta construir un partido "unido, integrador, sólido, solvente, claro". 

Una idea que el presidente gallego intenta trasladar por ósmosis desde su temperamento, presentándose con una seriedad ajena al artificio de la nueva política: "No creo en los laboratorios políticos. No soy un político con un par de tuits y una tertulia al día, que cree que ya ha cumplió su jornada laboral. No soy un político que empieza y acaba en un eslogan. No soy un político que va avanzando sin haber tenido que tomar nunca una sola decisión. No soy un político comentarista, sino de hechos. No soy un recién llegado ni una incógnita. No soy un político que se cree que no tiene defectos”.

“No vengo aquí a insultar a Pedro Sánchez, vengo a ganar a Pedro Sánchez”, concluyó el presidente gallego, que tampoco renegó de su pasado inmediato, dando las gracias a quienes lo precedieron: "Al presidente Aznar, al presidente Rajoy y al presidente Casado", a quien indultó porque "en esta vida nadie acierta siempre"

"Vox es un partido de extrema derecha"

No quiso despejar antes la X. Pero por la mañana, en la localidad coruñesa de Arteixo, deslizó otra de los rompecabezas que tendrá que aclarar en su futuro más próximo: cómo dejará la Xunta, cómo será la transición del Palacio de Monte Pío a Génova, una mudanza que pretende emprender sin prisas. "A Galicia no la voy a dejar en un mes", avisó Feijóo, que considera "perfectamente posible ser presidente de una comunidad y de un partido". Es decir, su elección como presidente el próximo 2 de abril no conllevará su dimisión automática como presidente de la Xunta de Galicia. 

Mientras tanto, Esteban González Pons, su hombre de máxima confianza más allá de El Bierzo y el encargado de presidir el congreso extraordinario que lo entronizará en Sevilla el próximo abril, marcó distancias con Vox y, a pesar de una defensa cerrada de su honradez, con Isabel Díaz Ayuso. El valenciano no suscribe las peticiones más severas enunciadas ayer por la presidenta madrileña en la junta directiva nacional del partido, aquellas que llaman a "expulsar" a todos los que participaron en su supuesto espionaje y que, casi sin escarbar, callaban los nombres de Teodoro García Egea y Pablo Casado

"Casado está en el futuro del PP sin ninguna duda", sostuvo González Pons sobre el presidente saliente, y que pedirá al secretario general dimitido "que no deje la política", ya que considera que "el PP se renueva por adición, por suma". 

Con la formación de Santiago Abascal, el eurodiputado valenciano marcó distancias. "Vox es un partido de extrema derecha", declaró sin paños calientes en pleno proceso de conformación de gobierno en Castilla y León, donde probablemente el acuerdo con Vox será inevitable. Pero tampoco descartó llegar a acuerdos con la derecha radical, ya que "en esta vida hay que hacer ejercicios complejos para dar gobernabilidad" y el PP tiene que "definir sus relaciones con quienes geográficamente están en sus costados". 

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