
Que las mascarillas dejen de ser obligatorias en interiores es uno de los siguientes pasos para avanzar hacia la nueva normalidad de convivencia con el covid-19. Seguramente sea la más deseada por mucha gente. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró este lunes que esta medida se tomará "muy pronto", pero no quiso poner fecha. Sí un horizonte: cuando la tendencia a la baja de la incidencia y los casos graves se consolide -dijo que los datos "siguen siendo muy altos"- y cuando la comunidad médica y las Comunidades Autónomas respalden la medida.
Los expertos consultados por este periódico expresan sus dudas sobre si es el momento de retirar las mascarillas en los espacios interiores de uso público o directamente piden esperar unas semanas. Es el caso del epidemiólogo Quique Bassat, que señala que los países que ya han dado este paso "nos servirán de modelo para entender el riesgo que supone" levantar la obligatoriedad de cubrirse la nariz y la boca bajo techo.
Este martes, día en el que Sanidad aprobó la eliminación de las cuarentenas por contacto estrecho aunque no se esté vacunado, la incidencia actual de coronavirus en España se situó en los 515 casos por cada 100.000 habitantes. La tendencia a la baja de las últimas semanas muestra un descenso de un 6% diario, según indicó Sánchez este lunes durante una entrevista en TVE.
Estos datos, aunque esperanzadores, son todavía altos para dejar de llevar mascarilla en interiores. "Creo que con una incidencia acumulada en torno a los 500 todavía es pronto porque no queremos cambiar las tendencias, que son muy buenas y mantenidas a la baja". Bassat considera que el Gobierno está siendo "muy conservador" y que "hace bien en no tomar decisiones temerarias".
Bassat no pone fecha para dar este paso hacia la nueva normalidad pero apunta como "factor determinante" que la incidencia general sea inferior a 100 casos por cada 100.000 habitantes.
Observar a los países que ya han dado el paso
El experto del Instituto de Salud Global de Barcelona desconoce cuándo planean las autoridades anunciarlo y cree que están esperando para observar lo que pasa en los países que ya han dado este paso. Entre ellos se encuentran Dinamarca, Reino Unido, Islandia, Irlanda o EE UU, donde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) cambiaron el pasado viernes su protocolo, según el cual ahora en los estados en riesgo bajo o medio de covid llevar mascarillas en interiores (excepto en medios de transporte y hospitales) ya no es obligatorio. Según estas nuevas directrices, el 70% de la población estadounidense puede dejar de utilizarla y el 28% se encuentra aún en condados con altos niveles de la transmisión.
Por su parte, el portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), el doctor Julián Olalla, reconoce que es "complicado responder si sí o no" ha llegado el momento de relajar el uso de mascarillas en interiores. "Es momento de ser prudentes e ir poco a poco", afirma. Al igual que Bassat, alude a los países que ya han dado este paso y sugiere esperar a comprobar cómo se comporta el virus sin esta restricción.
"Estamos más cerca que lejos de cambiar la visión de la pandemia y centrarnos en la protección de los más vulnerables"
"Vamos a tener datos en dos o tres semanas y posiblemente con esa experiencia será cuando nos atrevamos a quitarla. Habrá que ir dando pasos hacia cierta normalización y estamos más cerca que lejos de cambiar la visión de la pandemia: pasaremos de las restricciones para toda la población a centrarnos en la protección de los más vulnerables. Llegará un momento en el que carecerá de sentido seguir con restricciones para toda la población siempre y cuando no vuelva a aparecer una nueva variante", explica el internista.
Mientras llegan los datos de los países en la avanzadilla, Olalla pide "esperar" y recomienda dar "pequeños pasos con más firmeza en colectivos menos vulnerables como la infancia y adolescencia. Incluso por salud mental".
Empezar en las aulas
Con esto coincide con Bassat, que fue uno de los miembros de la Asociación Española de Pediatría que firmó hace unas semanas la propuesta de eliminar progresivamente el uso de la mascarilla dentro de las aulas. La sugerencia, que no termina de calar en todas las autoridades sanitarias, buscaba empezar a evaluar el riesgo de esta medida en el grupo de menor riesgo de covid grave. "Me imagino que deben pensar que no queda mucho para retirar las mascarillas [en interiores] en toda la población", comenta sobre la falta de respaldo inicial. Este martes, Cataluña y Andalucía se han sumado a Madrid y Murcia a en su apremio para retirar las mascarillas en las aulas de forma progresiva y empezando por los más pequeños.
"Es difícil dar recomendaciones específicas" sobre este tipo de medidas a nivel colectivo, agrega Bassat, que considera que en un futuro sin mascarillas sería "sensato" mantenerlas, no obstante, en lugares en los que se congreguen más de un centenar de personas como por ejemplo un teatro o una sala de cine, o en centros sanitarios y hospitales.
Desde la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), Mario Fontán expone que este tipo de medidas colectivas responden a "una necesidad de ir probando y evaluando cómo puede afectar a la transmisión". Y este seguimiento ha de realizarse en diferentes ámbitos, pues "no es lo mismo usar la mascarilla para alguien que acude a una oficina, como para la persona trabajadora de esa oficina, como en un colegio, en un local de hostelería, de ocio nocturno o en una residencia. En cada ámbito puede tener un impacto diferente y, por tanto, requiere una evaluación distinta", señala.
Por esta razón, Fontán coincide con Bassat en la idea de empezar a evaluar el adiós (o hasta la próxima) de la mascarilla "en ámbitos donde pueda aportar menos a la transmisión y más beneficio su retirada, como por ejemplo en colegios". El epidemiólogo argumenta que las personas en edades por debajo de los 10-12 años tienen menos probabilidad de infección, normalmente la enfermedad cursa de forma leve y "por cuestiones de aprendizaje y socialización" el beneficio del uso de la mascarilla es "más marginal" en los colegios, que "son más un reflejo de la transmisión que existe en la comunidad que amplificadores de la misma".
Considerando primero la presencia de escolares vulnerables, Fontán cree que las aulas podrían ser "uno de los primeros ámbitos donde se puede reflexionar [el levantamiento de la obligación de la mascarilla], teniendo en cuenta que la población infantil ha sido de las últimas consideradas para muchas de las medidas". En cambio, opina que tendría "menos sentido" plantear este debate en el momento actual "en lugares donde las interacciones son de mayor riesgo o donde las personas que interaccionan son más vulnerables, como por ejemplo en centros sanitarios o sociosanitarios, donde el beneficio de la mascarilla es más elevado que su uso en la comunidad".
Con todo, Morán subraya que "estamos en un momento de descenso con una incidencia todavía elevada y con incógnitas sobre qué va a suceder en las próximas semanas y meses", por lo que pide tener en cuenta que, con el grado de incertidumbre que hay, la recuperación de algunas de las medidas para proteger a la población vulnerable y a la población en general "puede que sea necesaria ante un cambio de escenario".
Con las UCI a menos del 10%
Desde la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), su presidente Álvaro Castellanos, considera también que el uso de la mascarilla en interiores debe prolongarse un tiempo más "al seguir habiendo riesgo de infección, especialmente en los grupos de personas más vulnerables: edad avanzada, no vacunados, inmunodeprimidos, trasplantados, etc".
Los médicos intensivistas creen que debería mantenerse un tiempo más, sobre todo los grupos más vulnerable a la covid
En un reciente comunicado, esta organización formada por sanitarios que han estado y siguen estando en primera línea de la pandemia atendiendo a los pacientes más graves aseguraba que es "conveniente" mantener el uso de la mascarilla "por el momento" en lugares cerrados como hospitales, centros de salud o medios de transporte de pasajeros.
Desde Semicyuc establecen también una meta para que la mascarilla no sea necesaria: que la presión en las UCI baje del 10% en el conjunto del país -este martes el 10,47% de las camas UCI estaban ocupadas por pacientes con covid-. "Aun así, los vulnerables deberían mantenerla en todo momento, incluso tras la liberalización de su uso en interiores", puntualizan, al tiempo que piden evitar "tomar medidas de desescalada precipitadas". Las personas más vulnerables a la covid siguen teniendo riesgo de acabar en una UCI por SARS-CoV-2, indicen.
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