
La muerte de Manolo Santana dejó en evidencia que la relación de los hijos del tenista con Claudia, su última esposa, era inexistente. Las tensiones de un pasado excesivamente mediático hicieron imposibles los acercamientos que se intentaron por parte de la colombiana, pero que fueron desoídos u omitidos y casi ridiculizadas por la parte contraria. Parece que no les interesaba desenredar los nudos que se afianzaron durante los años de ese conflicto que abanderó Mila Ximénez y que, visto lo visto, tuvo consecuencias fatales.
A pesar de que varios medios aseguran que tras el fallecimiento de Santana, su viuda está complicando la existencia de los hijos y que incluso estaría negándose a entregarles ciertos objetos, fuentes cercanas a Claudia dicen que nada de lo contado puede considerarse una verdad absoluta: "Lo sencillo es decir que ella es la mala malísima, pero eso solo es lo fácil, habría que preguntar a más de uno las veces que ella ha querido acercar posturas y se ha encontrado con la puerta en las narices", dicen a 20minutos quienes están cerca de ella.
No es tan fiero el león como lo pintan. O tal parece, pues Claudia también ha tenido que organizar, entre otros asuntos, lo que sucederá a partir de ahora con el club de tenis que Manolo regentaba en Marbella.
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