La deuda pública sigue disparada pero menos de lo que esperaba el Gobierno: el país debe todavía 1,43 billones de euros

El presidente Pedro Sánchez habla con la vicepresidenta Yolanda Díaz ante la mirada de la vicepresidenta Nadia Calviño.
El presidente Pedro Sánchez habla con la vicepresidenta Yolanda Díaz ante la mirada de la vicepresidenta Nadia Calviño.
EFE
El presidente Pedro Sánchez habla con la vicepresidenta Yolanda Díaz ante la mirada de la vicepresidenta Nadia Calviño.

La deuda de las administraciones públicas españolas volvió a crecer durante el segundo año de la pandemia. Según los datos de cierre de 2021, publicados este jueves por el Banco de España, el pasivo español ascendía en diciembre del año pasado a 1,427 billones de euros, 81.980 millones por encima de la cifra con la que concluyó 2020 (1,346 billones).

El grueso de la deuda (1,245 billones) se concentró en manos del Estado, mientras que una parte menor (313.000 millones) se encontraba en los balances de las comunidades autónomas. Las corporaciones locales (ayuntamientos, diputaciones, cabildos...) acumulaban apenas 22.000 millones. Además, la Seguridad Social presentaba un saldo de deuda de 99.000 millones y otras unidades de la administración central -una categoría en la que se incluye la Sareb- alcanzaban los 54.000 millones.

Sin embargo, pese a que la deuda aumentó de nuevo en 2021, el saldo parece haber tocado techo. El pasivo alcanzó su máximo histórico en el tercer trimestre del año pasado, cuando se alzó hasta los 1,432 billones, pero en el trimestre final del año se redujo en 4.500 millones, la primera bajada entre dos trimestres en toda la pandemia.

La deuda sobre el PIB mejora las previsiones del Gobierno

Sin embargo, si se mide el nivel de deuda pública en comparación con el tamaño de la economía -el indicador que aparece en las reglas fiscales de la UE- el saldo alcanzaba un 118,7% sobre el PIB. Bajo este prisma, el nivel de endeudamiento público de España acumula tres trimestres consecutivos a la baja. De hecho, en los tres meses finales de 2021 la deuda sobre el PIB se redujo en 3,1 puntos porcentuales, el mayor descenso jamás registrado en la serie histórica, que se remonta al año 2000. 

El porcentaje de cierre de 2021 ha mejorado incluso las previsiones del Gobierno, que en el cuadro macroeconómico que acompaña a los Presupuestos Generales del Estado esperaba que la deuda alcanzara el 120% del PIB. El resultado final también mejora las previsiones del FMI, que apuntaban a un saldo del 120,4% sobre el PIB.

Las razones del descenso en el nivel de deuda sobre PIB en comparación con 2020 tienen que ver con las dos partes de la fórmula. Por el lado del denominador (el PIB), la economía creció en 2021 a un ritmo del 5%, nada que ver con el hundimiento del 10,8% registrado en 2020. En el lado del numerador (el volumen de deuda), el motivo es que el Estado se endeudó bastante menos el año pasado que en 2020. En 2021, el pasivo se incrementó en 81.980 millones, frente a los 156.950 de hace dos años. 

Pese a la mejoría en la situación, conviene recordar que la reducción de la deuda entre 2021 y 2020 (1,3 puntos) palidece en comparación con el aumento registrado entre 2019 y 2020, que fue de 24,5 puntos. Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) sostienen que, si el Estado no elabora un plan para reducir la deuda, el crecimiento del PIB no será suficiente por sí solo como para compensar el agujero en las cuentas públicas que ha provocado la pandemia.

Con datos hasta el tercer trimestre del año pasado, España era el cuarto país de toda la Unión Europea con mayor tasa de deuda sobre el PIB (121,8%). Solo Grecia (200,7%), Italia (155,3%) y Portugal (130,5%) presentaban niveles más elevados. En términos brutos, España tiene también la cuarta deuda más elevada de la UE. En concreto, el 12,2% de la deuda de los países del euro está en poder de la administración pública española.

Los elevados niveles de deuda de España no son una cuestión baladí. Durante la crisis pandémica, la Unión Europea suspendió las reglas fiscales hasta 2023. Esta norma obliga a los países con niveles de deuda superiores al 60% del PIB y con déficits de más del 3% a tomar medidas para contener el gasto o aumentar los ingresos. Si las reglas se reactivasen tal cual estaban diseñadas antes de la pandemia, España debería afrontar un proceso de reducción de deuda y déficit a un nivel que podría dañar la recuperación económica que todavía no está consolidada. 

Por ello, el Gobierno de España, junto a los Ejecutivos europeos de los países más endeudados, están presionando para lograr una reforma de las reglas fiscales que facilite una reducción más progresiva y exigencias de deuda y déficit más laxas.

Además, conviene recordar también que los países más endeudados tienen más problemas para financiarse en los mercados si los tipos de interés son altos que los Estados con las cuentas más saneadas. En un contexto en el que el BCE está allanando el terreno para próximas subidas de tipos, los costes de financiación de España podrían aumentar.

No obstante, la situación es ahora muy distinta que en lo peor de la crisis del euro. Entonces, España tuvo serios problemas para acceder al crédito dado que el interés que tenía que pagar para financiarse se disparó. La brusca bajada en los tipos de interés que se produjo a partir de 2011 hundió los costes de financiación y permitió al país endeudarse a más largo plazo y colocar importantes cantidades de deuda a muy bajo interés.

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