Johnson se aferra al cargo y anuncia cambios en su equipo como 'solución': "Perdón por las cosas que hicimos mal"

El primer ministro británico, Boris Johnson.
El primer ministro británico, Boris Johnson.
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El primer ministro británico, Boris Johnson.
El informe sobre las fiestas en Downing Street acusa al Gobierno de "fallos de liderazgo".
Europa Press

Boris Johnson vuelve a estar contra las cuerdas. Pero el primer ministro no quiere ni oír hablar de una dimisión tras publicarse el informe final de la investigación sobre el conocido como 'partygate', el escándalo de las numerosas fiestas a las que pudo haber asistido el premier conservador durante la época de confinamiento en el Reino Unido. "Perdón por las cosas que hicimos mal, lo entiendo y voy a arreglarlo", sostuvo el premier conservador ante la Cámara de los Comunes, al mismo tiempo que anunciaba una reforma integral de la estructura de Downing Street, después de que el informe elaborado por Sue Gray hablase de "fallos de liderazgo".

El documento, que ve la luz tras varias semanas de espera, recoge que las fiestas fueron "inapropiadas" y que algunas de ellas "no se tendrían que haber celebrado" o no "de la manera" en la que se celebraron. Además, identifica "errores de liderazgo y de juicio", en una época muy dura para el Reino Unido.

En total, se cuentan doce fiestas, que además la Policía (Scotland Yard) estaría investigando, tal como se refleja también en el informe. Una de ellas habría tenido lugar en la residencia del propio Johnson en noviembre del 2020. En este sentido, Gray reconoce que su labor es "limitada", dando a entender que el asunto está todavía falto de la profundidad que pueden dar las pesquisas policiales. Reconoce por tanto, que evita "dar más detalles" para no entorpecer esa labor. Lo que sí incluye Gray es que las "grandes cantidades de alcohol" no deberían estar "permitidas nunca en lugares de trabajo" y diagnostica que la estructura de Downing Street está "fragmentada" y eso hace que sea complicado "repartir responsabilidades".

A medida que avanzan los días y cuando parecía que las aguas se iban calmando, siguen saliendo eventos que implican al líder conservador, cuya aprobación sigue en mínimos. Él ha tenido que pedir perdón en el Parlamento y ha negado una implicación directa, calificando esos encuentros como "reuniones de trabajo" y acusando a la oposición laborista de "perder el tiempo". En cualquier caso, las indagaciones no terminan con lo publicado este lunes, por lo que Johnson seguirá en el disparadero.

"Por supuesto que acepto los hallazgos de Gray por completo y, sobre todo, su recomendación de que debemos aprender de estos actos"

"Pedimos a las personas hacer extraordinarios sacrificios, como no ver a sus seres queridos, no visitarles antes de morir y entiendo la rabia que puede sentir la gente", explicó Johnson, hablando acelerado ante la Cámara, mientras parlamentarios de la oposición le han gritado que "dimita". Johnson hizo oídos sordos y siguió con su mensaje: "Pero no es suficiente pedir perdón. Es un momento en el que debemos mirarnos a nosotros mismos en el espejo y debemos aprender".

"Por supuesto que acepto los hallazgos de Gray por completo y, sobre todo, su recomendación de que debemos aprender de estos actos y actuar ahora", ha indicado, antes de anunciar cambios en la gestión de Downing Street. En este sentido, pondrá en marcha una "oficina del primer ministro" liderada por un secretario "permanente" y dijo que es momento de que los códigos que se aplican a los servidores públicos "se fortalezcan de forma apropiada".

Johnson, con todo, entiendo que todavía no ha acabado el proceso y se compromete a facilitar la labor policial, pero incidió en que "lo que pide el país es que el Gobierno se centre en los asuntos que importan", recordando además que su Ejecutivo sigue firme porque prometió "finalizar" el brexit y lo hizo. Es más, rechazó que la voluntad de la oposición laborista era "mantener al país en la Unión Europea" y que en cambio ahora el Reino Unido "es un país más abierto" que ha "superado" la pandemia.

"No está a la altura del cargo"

Johnson insistió en que la ciudadanía puede "creer en su Gobierno" y dijo que entiende "el enfado de la gente". Repitió varias veces la palabra "perdón" mientras el líder de la oposición, Keir Starmer, le acusaba de "no tener vergüenza" y de no estar "a la altura del cargo". El laborista, además, afeó a Johnson que esté erosionando "el estado de derecho" y llegó a parafrasear a Margaret Thatcher para defender su posición.

Por si pudiera tener poco con los laboristas, el primer ministro también tuvo que hacer frente a las críticas de quien fuera su jefa, Theresa May. "A lo mejor no entendieron bien las reglas o pensaron que no eran aplicables a ellos mismos", expresó la exlíder conservadora. Johson, en cambio, se defendió alegando que eso "no es lo que dice el informe" y encontró el respaldo de miembros tories que repitieron que el documento "no es concluyente" y que habrá que esperar "a ver qué dice la investigación policial".

Sobre el hecho de que la reputación del Reino Unido pueda quedar tocada por estos hechos, Johson volvió a ser escurridizo y defendió que esta está fuera de toda duda gracias "a la vacunación contra la Covid", entre otras cosas. Asimismo, esgrimió que ahora se encuentra "centrado" en "frenar a Vladimir Putin", en referencia a la crisis en Ucrania. "Y es el que yo estoy centrado también", sentenció, tratando de evitar el tema que ocupaba a la Cámara de los Comunes.

Un informe no concluyente, pero sí muy crítico

Más allá de que Johnson trate de evadir responsabilidades, el informe es muy crítico con el Gobierno británico. "Algunos miembros del personal querían plantear sus preocupaciones sobre los comportamientos que presenciaban en el trabajo, pero a veces se sentían incapaces de hacerlo: ningún miembro del personal debería sentirse incapaz de informar o desafiar una mala conducta cuando la presencian", explica, antes de sentenciar que los hechos investigados "representan un grave incumplimiento no solo de los altos estándares que se esperan de quienes trabajan en el corazón del gobierno, sino también de los estándares que se esperan de toda la población británica en ese momento".

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