Britney Spears explica sus problemas de peso y revela que en Las Vegas no le dejaban usar los 'spas'

Britney Spears, en los premios Hollywood Beauty 2018, en Hollywood, California (EE UU).
Britney Spears, en 2018, en California.
O'CONNOR / GTRES
Britney Spears, en los premios Hollywood Beauty 2018, en Hollywood, California (EE UU).

En estos días Britney Spears está disfrutando de un descanso con su prometido, Sam Asghari, en Maui, una isla en Hawái. Pero precisamente ese relax tomando el Sol, bañándose y rodeada de naturaleza le ha hecho tanto recordar con pesadumbre su pasado en Las Vegas como hablar abiertamente a sus cerca de 40 millones de seguidores sobre sus problemas de peso.

Precisamente de esto último hablaba en el primero de sus posts, en el que se ha quejado de su rápida pérdida de varios kilos, algo que ella achaca a una especie de solitaria que tiene en el estómago. "Creo que tengo un pequeño bicho. Lo único a lo que se parece esta sensación es a cuando estaba embarazada", ha asegurado Spears, quien tiene claro que "lo peor son las náuseas".

"Es como si [mi estómago] no pudiera despertar así que voy al gimnasio tratando de darle la alarma a mi sistema, como si el trabajo fuera un reloj. Pero es sudar y tengo que ir al baño y vomitar. Es, de verdad, horrible, aunque luego me quede en el gimnasio porque no quiero ir a casa y estar enferma en la cama", ha explicado la cantante, que ha aprovechado para arremeter contra los paparazzis que se apostan en la puerta de su casa.

"He bajado 2 kilos y eso es mucho para mi cuerpo. Me despierto y mi cuerpo es tan pequeño, pero esos periodistas de pacotilla de los medios de comunicación que se esconden fuera de mi casa me ponen a la defensiva como siempre lo han hecho", ha seguido, lanzando una advertencia: "Así que si estás ahí tratando de sacarme otra foto barata, hazme un favor: ¡Vete a la mierda y déjame en paz! Debería poder correr desnuda si quiero".

Poco después, la artista detrás de éxitos como Womanizer o Gimme More subía una de sus típicos vídeos haciendo un sencillo pase de modelos con un bikini ("caro", como se encarga de especificar) y recuerda cómo en sus shows de Las Vegas, a los cuales estaba contractualmente unida por la tutela paterna, tenía que llevar dos capas de medias, hasta que un día dijo que no y fue la noche que más y mejor bailó.

Esta anécdota le ha hecho recordar otra aún más ejemplificadora de cómo estaba de restringida su vida sin libertad. "La gente no sabe esto, pero cuando estuve en Las Vegas nunca me permitieron ir al spa. No querían que tomara café o té, pero mis amigos sí que aparecían yendo a los balnearios bebiendo champán", ha contado..

"Y yo era la perdedora, claro, porque tenía luego que entretenerlos... No me parece un gran trato", ha dicho, para luego finalizar: "Estoy aquí para recordarles a todos que ser tratados como un individuo igual no requiere mucho... ¡Solamente respeto!".

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