Rusia y EE UU 'juegan' con Ucrania a una Guerra Fría 2.0: "Es el momento de más tensión desde la disolución de la URSS"

Vista aérea del despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania.
Vista aérea del despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania.
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Vista aérea del despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania.
Vista aérea del despliegue de tropas rusas en la frontera con Ucrania.
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Ucrania se ha convertido en el centro del tablero internacional. En una lado de la partida, Rusia, con Putin queriendo emular las maniobras propias de la URSS. En el otro, Estados Unidos, con la Unión Europea jugando un papel de actor secundario. El panorama es de tensión máxima y las piezas se mueven. El presidente estadounidense, Joe Biden, da por hecho que Putin entrará en territorio ucraniano y avisa: "Lo pagará muy caro". Washington quiere apurar las opciones diplomáticas; mientras, la OTAN también se prepara y Kiev dice que está "preparado para la guerra". 

En el marco de la Alianza Atlántica, de hecho, España ha decidido adelantar a la próxima semana el envío previsto de la fragata Blas de Lezo de la Armada dentro de una misión de la OTAN y que se efectuará "dentro de 3 o 4 días". La ministra de Defensa, Margarita Robles, explicó el porqué de la maniobra. "España participa en todos los despliegues de la OTAN, y en este caso concreto se ha adelantado la salida de la fragata dentro de lo acordado", dijo. Asimismo, el Gobierno también ofrece el despliegue de cazas en la zona de Bulgaria. Este viernes, además, habrá una cita clave con la reunión en Ginebra entre el jefe de la diplomacia de EE UU, Anthony Blinken, y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, para buscar una desescalada, aunque Rusia sigue enviando tropas al este de Europa ante "una posible amenaza externa".

¿Debería tener el Parlamento Europeo más competencias en materia de política exterior?

Carmen Claudin, investigadora senior asociada de CIDOB y José Ángel López, profesor de relaciones Internacionales y Derecho Internacional de Comillas (ICADE) explican a 20minutos los riesgos que hay, cómo puede avanzar el conflicto y qué busca Rusia en un contexto de tantísima tensión que puede recordar a tiempos pasados y que muy poca gente quiere revivir:

¿Estamos ante una Guerra Fría 2.0?

Rusia tiene desplegadas más de 170.000 tropas en la frontera de Ucrania y cruza mensajes implícitos y explícitos con Estados Unidos. Desde fuera puede parecerlo, pero... ¿está el mundo ante una nueva Guerra Fría? "Es difícil contestar a esto porque la Guerra Fría tenía unas características muy específicas porque la URSS era una cosa que ahora Rusia ya no es, aunque conserve algunas características de entonces", comenta con cautela Claudín. Putin trata de explotar los ases que tiene en la manga: "La capacidad nuclear es lo que la convierte en gran potencia y lo que le permite hablar de tú a tú" a occidente. En ese contexto, hablar de Guerra Fría resulta excesivo, pero, añade la experta, "habría que encontrarle otro nombre". 

"Sí podríamos decir que es una situación de altísima tensión en territorio europeo y en las relaciones occidente-Rusia, el momento de más tensión desde la disolución de la URSS", alerta Claudín, que apunta además que la situación "es peor" que en 2014, cuando se produjo el conflicto de Crimea. "Conviene recordar que Rusia ya ha agredido la soberanía ucraniana tanto con la anexión de Crimea, que fue una ocupación militar aunque la gente pueda pensar que no. Y en Donbás también se dio una ocupación", sentencia.

"Conviene recordar que Rusia ya ha agredido la soberanía ucraniana tanto con la anexión de Crimea"

¿Dónde está el problema en la actualidad? La analista asegura que ahora la situación es peor que hace siete años "porque entonces Rusia no estaba tan preparada para la confrontación". En su momento, recuerda "no una reacción realmente contundente de occidente (y eso incluye también a la UE) hasta el accidente del avión de Malasia Airlines que se estrelló en territorio de Donbás, derribado por un misil". Rusia entonces acusó de la acción al piloto ucraniano Vladislav Voloshin, que acabó suicidándose en 2018.

Para López "de estar ante una nueva Guerra Fría, que no está claro" no tiene que ver "solo con la situación actual en Ucrania", sino con que Rusia lleva desde 2008 "en un proceso de reconfiguración del antiguo espacio soviético". El experto recuerda las intervenciones en Georgia y en Ucrania, con la anexión de Crimea, y "en los últimos meses interviene sin ningún pudor también en Bielorrusia". Además, en esta estrategia entraron hace años las acciones en Georgia y ha entrado el despliegue reciente en Kazajistán, por ser un "enclave estratégico" para el Kremlin.

¿Va a dar Putin el paso definitivo para (volver a) entrar en Ucrania?

La imagen de Putin apretando el botón rojo para invadir ucrania es recurrente dada la compleja situación que se vive, pero todavía no está claro sí va a dar ese paso. "No hay una respuesta segura a la pregunta de si Rusia va a entrar o no. Que están listos para entrar está clarísimo y la voluntad política [de Moscú] es que occidente sepa que están dispuestos a hacerlo", explica Claudín. Pero la duda es si tomará la decisión. "Lo que buscan es que occidente se siente a negociar". 

Vladimir Putin no busca otra cosa que no sea emular a Stalin. "El objetivo, que no es poco, es que se cree un "colchón de protección" de las fronteras rusas", prosigue la experta. Putin quiere establecer "un status quo en el que occidente reconozca el derecho legítimo y suscrito en unos supuestos acuerdos de que la OTAN (y la UE) no entre nunca en esos países. Es una política de zonas de influencia", termina Claudín. Así, Moscú ha preparado para las próxmas semanas maniobras a gran escala "en todas las zonas de responsabilidad de la flota" con la participación de más de 140 buques, 60 aviones y casi 10.000 soldados. "La última vez que hubo unos ejercicios tan grandes fue en la época soviética", dijo el almirante Víctor Kravchenko, comandante en jefe de la Armada rusa.

"Ucrania es la joya de la corona en el imaginario soviético y Putin nunca ha creído que pueda ser un Estado independiente".

López sostiene que las intenciones de Putin "habrá realizado un análisis de costes y beneficios" antes de tomar la decisión final, sea la que sea. "El despliegue militar actual excede las exhibiciones de músculo militar que ha hecho en otras ocasiones", añade. Las peticiones de Moscú "pueden tener cierta legitimidad" porque la petición de que la OTAN no se expanda hacia países que hacen frontera con Rusia "no es nueva" y ya se firmó en 1999, pero hay otras que van "contra el derecho internacional" porque atentan la soberanía de países como Ucrania. "Los reclamos no son tan disparatadas con independencia de que hay otras que son imposibles desde el punto de vista del derecho internacional", sostiene. Y termina de forma rotunda: "Ucrania es la joya de la corona en el imaginario soviético y Putin nunca ha creído que pueda ser un Estado independiente".

Estados Unidos juega sus bazas... y endurece su amenaza

Y es que, en realidad, el efecto en occidente de las amenazas rusas está siendo el contrario, ya que en los últimos días varios gobiernos europeos se han comprometido a entregar nuevos equipos militares a Ucrania, dejando claro que están de su lado, no solo en el ámbito político sino también en el de Defensa. Tanto Estados Unidos como la OTAN oscilan entre las amenazas y la mano tendida para seguir negociando.

Biden cree que Putin no busca "una guerra a gran escala" en Europa y por ahora Washington y sus aliados se limitan a poner sobre la mesa una batería de adjetivos con las que describir las consecuencias que podría acarrear una hipotética invasión rusa: "devastadoras", "masivas" y "nunca vistas", entre otros términos utilizados en las últimas semanas. Eso sí, Biden introdujo un matiz: si la incursión se da "a pequeña escala" la situación será diferente y, da a entender, mucho más tranquila.

Los viajes mentales al pasado, asimismo, son recurrentes. Un alto cargo del Gobierno ruso comparó recientemente la situación en torno a Ucrania con la crisis de los misiles de Cuba de 1962 y, si bien la guerra nuclear no es ya una opción, los dos contextos sí comparten la sensación de pulso de futuro incierto. Moscú incluso ha introducido en la ecuación un posible despliegue militar en Cuba y Venezuela y no ha dudado en enviar tropas a Bielorrusia y Kazajistán para dejar claro su esfera de poder.

Sobre el papel de Estados Unidos, López considera que la actitud de la Administración Biden "no supone una amenaza para Rusia", porque el presidente ruso está viendo "cierta debilidad" tanto en EEUU como en el caso de la Unión Europea, "que no está apareciendo". En este sentido, occidente, comenta el analista, "está en un doble dilema": aceptar las condiciones de Rusia o desencadenar por inacción un conflicto. "Putin eso lo está jugando de manera inteligente" porque a Moscú en las eventuales respuestas de occidente a una intervención militar "se habla permanentemente de sanciones, lo que no ayudaría a mantener la integridad territorial ni la independencia de Ucrania, como sucedió en 2014 con Crimea y la región del Donbás". Asimismo, Rusia cuenta con la sartén por el mango con la cuestión energética, pues nutre al norte de Europa. Y de hecho, en el caso alemán sigue pendiente la apertura del gasoducto Nord Stream 2.

Los intentos de acercamiento, de momento, no han dado sus frutos. La pasada semana Moscú y la OTAN buscaron un punto en común en una reunión de ocho horas pero, aunque el ambiente fue menos tensionado de lo esperado, no hubo avances. La posición de Rusia sigue siendo de máximos: quiere a la Alianza lejos de lo que considera 'su' zona y rechaza que Ucrania entre a formar parte de la OTAN; mientras, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aseguró que Putin no puede dirigir la estrategia de ampliación del grupo atlántico.

La UE, un querer pero, de momento, no poder

En un escenario global tan cambiante y tensionado la Unión Europea tiene un papel secundario. Estados Unidos la ha sacado de la mesa de negociación y Rusia ni siquiera la considera un interlocutor válido para resolver la crisis. Mientras, Bruselas, de la mano del Alto Representante, Josep Borrell, insiste en que "no se puede hablar de la seguridad de Europa" sin contar con la UE. 

La estrategia, en cambio, es de disuasión: nada de hablar de un conflicto armado. Borrell tiene claro que "ya no estamos en la época de Yalta", en referencia a la reunión en la que, en 1945, Winston Churchill, primer ministro de Reino Unido; Franklin D. Roosevelt, presidente de Estados Unidos, y Iósif Stalin, líder de la URSS se repartieron el mundo en zonas de influencia. ¿Cuál es la salida entonces de la UE para jugar sus cartas? Las sanciones.

De hecho, este jueves Bruselas volvió a advertir a Rusia de que responderá con "sanciones masivas" a una posible invasión de Ucrania. "Esperemos que no suceda, pero estamos preparados", sostuvo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Borrell, por su parte, volvió a rechazar las "provocaciones" rusas en Ucrania y el intento del Kremlin de "rediseñar" el orden de seguridad europea y establecer esferas de influencia "pasadas de moda". Los países de la UE, a nivel particular, sigue mostrando sus posiciones.

El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió este miércoles que los 27 se coordinase en una "voz única" para trasladar las peticiones al Kremlin. El líder galo es uno de los más firmes defensores de la autonomía estratégica de la UE (y al mismo tiempo es crítico con una OTAN que, para él, "está en muerte cerebral") pero se encuentra con las reticencias de otros países como Alemania, dependiente del gas ruso. La ministra de Exteriores germana, Annalena Baerbock, lo tiene claro: "No vamos a enviar armas defensivas a Ucrania". La duda es si el modo disuasión convencerá a Putin de algo. Mientras, la UE busca su sitio en un contexto que sin ser como el de la Guerra Fría se le parece bastante.

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