Síndrome del trabajador quemado: quienes lo sufren tardan bastante tiempo en detectarlo

  • El síndrome puede producir agotamiento emocional, falta de realización y despersonalización.
  • Las condiciones del trabajo son una causa, pero también las relaciones sociales y la conciliación.
Un hombre estresado en su puesto de trabajo.
El estrés patológico en el ámbito del trabajo es bastante frecuente.
GTRES
Un hombre estresado en su puesto de trabajo.

La Covid-19 ha supuesto hasta el momento la muerte de 5,5 millones de personas en todo el planeta (más de 90.000 en España). Pero la pandemia está teniendo múltiples efectos sobre la salud. Uno de ellos está relacionado con el estado físico y mental y el trabajo. En concreto, prácticamente cuatro de cada diez españoles dice haber sufrido burnout o síndrome del trabajador quemado desde que arrancó la pandemia.

Esta alteración se produce debido al estrés patológico en el ámbito del trabajo, explica Joaquín Mateu Mollá, doctor en Psicología Clínica y de la Salud y docente de la Universidad Internacional de Valencia (VIU). Las causas pueden ser diversas, aunque se reducen en esencia a tres áreas: las condiciones del trabajo, las relaciones sociales y la conciliación de la vida personal o familiar.

En cuanto a las condiciones de trabajo, uno de los potenciales motivos que refieren quienes lo sufren es la exposición a cargas de trabajo excesivas; presión; incompatibilidades entre las funciones que se desempeñan dentro de las atribuciones del puesto; falta de claridad en los procedimientos; o peligrosidad inherente al trabajo, como la presencia de condiciones climáticas extremas, así como el potencial impacto de los errores y desaciertos. 

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Con respecto a las relaciones sociales, el acoso laboral es una de las causas más comunes de burnout, reflejadas en situaciones como las burlas, el aislamiento, la degradación de responsabilidades, la distribución injusta de tareas, la difusión de falsos rumores o incluso los actos de violencia explícita (psíquica, física y sexual).

"En muchas ocasiones, pasa inadvertido hasta el momento en que su efecto sobre cuerpo y mente es ineludible"

Por último, la dificultad para conciliar el trabajo con otras facetas relevantes de la vida, como la familia o el ocio personal, puede contribuir de forma muy significativa al burnout

Empleados que manifiestan haber sufrido 'burnout'
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Un síndrome que al principio puede pasar inadvertido

El síndrome del trabajador quemado es un problema en sí mismo y más porque quienes lo sufren tardan bastante tiempo en detectarlo. "En muchas ocasiones, pasa inadvertido hasta el momento en que su efecto sobre cuerpo y mente es ineludible y, cuando se instala definitivamente, puede dar lugar a una serie de problemas de salud mental que revisten entidad clínica, como la depresión mayor o los trastornos de ansiedad", detalla Mateu.

"Esta vivencia se acaba inmiscuyendo en la propia autoestima, degradándola poco a poco y abonando el terreno para problemas graves de salud mental"

En este sentido, uno de los primeros síntomas del burnout consiste en una sensación de agotamiento emocional que se expresa en forma de fatiga física y mental, o con síntomas difusos de dolor ubicados en diferentes zonas del cuerpo, especialmente en la cabeza y la espalda. También es frecuente que se vea comprometida la motivación por acudir al trabajo y que la persona que lo sufre se sienta atrapada o desesperanzada.

Otro claro síntoma es la sensación de no realización como individuos, es decir, dejar de percibir que el trabajo aporta valor a la construcción de las metas y objetivos vitales. Este hecho supone una disonancia cognitiva pronunciada, puesto que, a pesar de dedicar al trabajo gran cantidad de recursos, se ostenta la creencia de que no conduce a la felicidad.

Así, la necesidad de mantener el empleo convive entonces con el deseo de abandonarlo, dos escenarios afectivamente incompatibles cuya cohabitación precipita un cuestionamiento constante de lo que hacemos con nuestro valioso tiempo. “Esta vivencia se acaba inmiscuyendo en la propia autoestima, degradándola poco a poco y abonando el terreno para problemas graves de salud mental”, señala el profesor de la VIU.

Un último signo de alarma es la despersonalización, que supone un trato inadecuado (indiferencia, hostilidad, dejación de responsabilidades, sabotaje de vínculos) hacia las relaciones en el contexto laboral, como los compañeros, los clientes o los proveedores. Todo ello puede conllevar al aislamiento y la pérdida de oportunidad de recibir ayuda y apoyo para evitar problemas de salud mental.

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