El salvavidas sobre ruedas para las mujeres obligadas a ejercer la prostitución en Madrid

  • La asociación Apramp recorre desde 2018 los puntos sensibles de la comunidad para liberar a las víctimas de la trata.
Imagen de archivo de una de las trabajadoras de la unidad móvil contra la trata de Apramp.
Imagen de archivo de una de las trabajadoras de la unidad móvil contra la trata de Apramp.
Apramp
Imagen de archivo de una de las trabajadoras de la unidad móvil contra la trata de Apramp.

Una noticia ha estremecido en los últimos días a la sociedad española: 37 personas han sido detenidas en Madrid, ocho de las cuales ya han ingresado en la cárcel, por explotar sexualmente y utilizar para vender droga a 10 chicas menores de edad. Esta repugnante realidad, aunque invisible a ojos de la sociedad hasta la desarticulación de las redes de trata, la conocen y tratan de erradicarla desde la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP), que desde la década de los 80 trabaja para acabar con esta lacra.

La asociación tiene distintos programas y líneas de trabajo y una de las más destacadas, por estar a pie de calle, es una unidad móvil que recorre prostíbulos, clubs de alterne y cualquier espacio, abierto o cerrado, en el que sepan que hay chicas obligadas a ejercer la prostitución para ayudarlas a librarse de sus explotadores. Se puso en marcha en junio de 2019 y está asegurado su funcionamiento, al menos, hasta noviembre de este año, después de que la Comunidad de Madrid haya renovado su compromiso con Apramp.

"Pensamos que la mejor forma de ayudar a estas mujeres era yendo a buscarlas. Todo el mundo pasaba cerca de ellas, pero nadie era capaz de saber cuál era su situación", cuenta Rocío Mora, directora de Apramp, sobre cómo nació el proyecto. "Desde entonces se ha ido transformando para mejorar", añade.

Una labor peligrosa diseñada al detalle

Todo lo que tiene que ver con el trabajo de la unidad móvil se intenta planificar al milímetro: así lo exige la peligrosidad del servicio, porque en no pocas ocasiones las personas que recorren la región en estas furgonetas ponen en riesgo su integridad física. Son los explotadores los que amenazan, insultan e incluso pueden llegar a agredir.

El trabajo de la unidad móvil empieza en las oficinas de Apramp. Mensualmente, las responsables del proyecto hacen un "mapeo" de la Comunidad de Madrid: la dividen en cuatro zonas (norte, sur, este y oeste) y determinan las zonas (espacios cerrados, pero también al aire libre) en los que puede haber mujeres explotadas sexualmente. "Tanto en la capital como en otras zonas de la región", subraya Ana María Estévez, coordinadora de la unidad. De hecho, el contacto con los ayuntamientos es continuo.

Sobre el mapa se organizan calendarios de trabajo semanales para llegar al máximo número de mujeres posible. La asociación calcula que el número de personas alcanzadas por el proyecto desde que se inició asciende a 24.838. Cada jornada hay dos turnos: uno de 10.00 a 18.00 horas y otro de 18.00 a 2.00 h. En todo caso, son jornadas flexibles que muchas veces se prolongan, porque se prioriza la atención al horario. Dos trabajadores sociales y dos mediadoras supervivientes, mujeres que ejercían la prostitución obligadas por organizaciones criminales, forman cada turno. 

Apramp ha recibido críticas sobre su forma de trabajo con las mujeres que saca de la órbita de las organizaciones de trata, pero defiende su forma de trabajar con estas mujeres. "Rescatar a una mujer no es ningún negocio, explotarlas sí", dice al respecto Rocío Mora.

Objetivo: ganar confianza para ayudar

Las supervivientes de trata que trabajan en Apramp son claves en el funcionamiento de la unidad móvil: conocen como nadie la situación de las víctimas, el miedo que las atenaza. "Lo primero que dicen es que están genial, pero tras un trabajo continuo de acercamiento nos reconocer que ejercen bajo una brutal violencia", explica Rocío Mora. Una de las últimas personas que han atendido, de hecho, ha sufrido palizas muy graves.

Las trabajadoras se acercan a las mujeres y a los responsables de los prostíbulos o cuidadores -es importante para su trabajo crear un vínculo con estas personas, señalan desde Apramp- a través del reparto de material sociosanitario, como preservativos. A ellos les convencen de la necesidad de no descuidar la salud de las mujeres y se ofrecen para acompañarlas a chequeos médicos. Esta es una vía para acercarse a las víctimas y entablar confianza con ellas.

"No confiamos en nadie", recuerda Marcela (nombre ficticio), una superviviente de trata que fue rescatada por Apramp y trabaja con la asociación desde hace 11 años, actualmente como mediadora en la unidad móvil. "No me reconocía como víctima... es una palabra que no me gusta", afirma la mujer, que detalla que mientras la obligaron a ejercer estuvo "completamente anulada" como persona, padeciendo una suerte de síndrome de Estocolmo.

De ello da medida el tiempo que tardó en completarse el rescate: un año. "Si hubiera un tiempo límite (de atención a las víctimas), yo no estaría aquí", subraya aludiendo a que el proceso de rescate requiere un tiempo diferente con cada mujer, que dura de media seis meses y que siempre es "larguísimo y costosísimo" por la desconfianza que impera en las mujeres. De hecho, de las casi 25.000 a las que ha llegado la unidad móvil, solo se ha podido recabar los datos de poco más de un millar.

La prostitución siguió durante el confinamiento

Marcela explica que se hizo mediadora para erradicar por completo la prostitución y, sin embargo, cada vez ve "cosas peores". Habla de menores de edad ejerciendo, como las explotadas por la red desarticulada recientemente, u otras captadas a través de internet. También menciona un negocio que no se detiene, ni ante la mayor de las adversidades recientes, porque la pandemia, lejos de reducir la carga de trabajo de Apramp, la incrementó

La unidad móvil no dejó de funcionar durante los meses de confinamiento en la primera ola porque la prostitución se siguió ejerciendo, cuentan, aunque con los neones apagados. "Cuando nadie se movía, los puteros sí lo hacían", advierten las trabajadoras de Apramp. De hecho, en 2020 señalan que rescataron a ocho mujeres, seis de ellas con la colaboración de la Policía Nacional, con la que trabajan habitualmente para desmantelar y detener a los responsables de la explotación sexual.

Compromiso de la Comunidad de Madrid

La emergencia sanitaria por la Covid-19 supuso que perdieran el contacto con muchas de las mujeres con las que trataban de establecer una relación de confianza, allá por marzo de 2020. Apramp calcula que ha perdido un 37% de trabajo realizado, pero no cejan en su empeño de poder recuperarlo. Cuentan para ello con el compromiso de la Comunidad de Madrid. "Es un servicio que está funcionando muy bien, hacen un trabajo estupendo y todavía queremos mejorar mucho más", asevera Patricia Reyes, directora general de Igualdad de la Comunidad de Madrid.

En materia de Igualdad, la región tiene tres estrategias regionales. Una de ellas, es específica contra la trata de seres humanos con fines de explotación. "Es un mecanismo pionero", indica Rocío Mora, que reconoce su importancia. Esta estrategia lleva vigente desde 2016 y ha finalizado con 2021. "Hemos pedido a la Comunidad que la amplíe", señala la directora de Apramp, y es un guante que recoge la directora general de la Consejería de Familia, Juventud y Política Social. 

"Nuestra estrategia va bien, pero queda mucho por hacer", detalla Patricia Reyes. En estos momentos, los técnicos del departamento que dirige Concepción Dancausa se encuentran evaluando las medidas que se han ejecutado en los últimos cinco años y los resultados que se han obtenido de cara a mejorar las políticas de la que será el nuevo planteamiento. 

En todo caso, tanto la directora general de la Comunidad como la directora de Apramp consideran necesario que se desarrolle una ley estatal contra la trata, porque daría un marco jurídico a todas las políticas que se están realizando tanto en Madrid como en otras autonomías. Es algo que está en marcha: en marzo de 2021, el Ministerio de Igualdad informó de que había iniciado una serie de trabajos, a través de la Delegación del Gobierno Contra la Violencia de Género, para redactar una Ley Integral Contra la Trata y parece que hay intención de presentar el texto inicial este primer mes de 2022, para que pueda estar aprobado esta legislatura.

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