Radiografía de la temporalidad en España: el 90% de los nuevos contratos en 2021 fueron temporales

Un operario limpia el escaparate de una tienda en Valladolid este martes.
Un operario limpia el escaparate de una tienda en Valladolid este martes.
NACHO GALLEGO / EFE
Un operario limpia el escaparate de una tienda en Valladolid este martes.

España registró en 2021 la mayor bajada en el desempleo a lo largo de un año natural desde que hay registros. A lo largo del ejercicio pasado, el paro se redujo en 782.232 personas y se creó una cantidad de empleo prácticamente equivalente -la afiliación aumentó en 777.160 personas-. 

Los datos son históricos. España ha logrado recuperar los niveles de empleo anteriores a la crisis en menos de dos años. Nunca hubo tantos afiliados medios a la Seguridad Social como este año y el paro registrado el último mes -3.105.905 personas en diciembre- es el más bajo para un mes de diciembre desde 2007. La rápida recuperación de la crisis coronavírica contrasta con la que se vivió tras la gran recesión de 2008, en la que el empleo nunca volvió a su nivel anterior al shock.

Sin embargo, la espectacular recuperación queda ensombrecida por algunos viejos males del mercado laboral español que tienen mucho que ver entre sí: la alta temporalidad, la elevada tasa de paro previa, la precariedad o la escasa productividad.

La temporalidad en el mercado laboral español es elevadísima. Los últimos datos facilitados el pasado martes por el Ministerio de Trabajo y Economía Social reflejan que de los algo más de 19 millones de contratos que se formalizaron en España el año pasado, solo 2,1 millones fueron indefinidos, lo que arroja una tasa de temporalidad cercana al 90%. 

El uso masivo de esta forma de contratación es un problema crónico de España que se remonta al siglo pasado. En promedio, en los últimos cinco años el 90,1% de los contratos firmados ha sido temporal y el país lleva décadas a la cabeza de Europa en el uso de esta modalidad de contratación. Según los últimos datos de Eurostat -que se remontan al segundo trimestre del año pasado-, uno de cada cinco empleados en España está en régimen temporal, una cifra que supera con creces la media de la UE (11,7%).

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Una de las razones que se esgrimen tradicionalmente para justificar esta anomalía es el peso especialmente destacado que tienen en la economía española el turismo (12,5% del PIB en 2019) y la construcción, dos sectores con importantes picos y bajadas estacionales de actividad. Sin embargo, otros Estados europeos en los que el turismo tiene una importancia similar -como son Italia, Grecia o Malta- presentan porcentajes más reducidos. 

Radiografía de la temporalidad

En España, la temporalidad es un fenómeno común a todas las edades, sectores y territorios, pero no afecta por igual a todos. Por ejemplo, los más jóvenes sufren tasas más elevadas. Según datos de diciembre, los contratos formalizados a menores de 20 años fue del 95% y en la franja de jóvenes entre 20 y 24 años ascendió al 93%, frente al resto de grupos de edad con proporciones de temporales inferiores al 89%.

Por sectores, la temporalidad está muy vinculada a los meses del año. Por ejemplo, en diciembre la agricultura registró una tasa de temporalidad en los nuevos contratos del 97,1%, la industria se situó en el 90,1%, la construcción en el 77,2% y los servicios en el 88,3%.

A nivel geográfico, las comunidades autónomas con menores tasas de temporalidad son también las que registran mayores niveles de PIB per cápita. La Comunidad de Madrid, con un 81,3% de temporalidad entre los nuevos contratos en 2021, Baleares (82,2%), Cataluña (84,9%), Canarias (87,4%) y la Comunidad Valenciana (88,8%) son las autonomías con tasas más reducidas. En el otro lado del espectro aparecen Extremadura (94,8%), Andalucía (93,7%) y Navarra (93,2%). 

Otro de los grandes problemas de España es que, pese al gran descenso en el desempleo, ya inició la pandemia con tasas de paro muy por encima de la media europea. En febrero de 2020 -último mes que no se vio afectado por la pandemia- la tasa de paro de España ascendía al 13,7%, el doble de la media comunitaria, según datos de la según la Encuesta de Población Activa (EPA) europea. Además, la productividad de la economía española -la relación entre la producción de una economía y el número de empleados en ella- también es más baja que la media europea: en 2020 se situó cuatro puntos porcentuales por debajo.

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